Capitulo 13: Dame una oportunidad

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Holaaaaa! Aqui teneis el nuevo capitulo de los gordos tambien aman. Espero que os guste, todo es bueno ;) jejejeje.

Espero vuestros votos y comentarios.

Tengo una noticia que daros, no se si me va a ser posible subir diariamente de aqui en adelante, mi inminente mudanza a Barcelona me va a tener un mes alejada de mi casa recluida en un apartamento que vete tu a saber como sera y si tendra internet. Estoy intentando dejar capitulos echos para irlos subiendo aunque sea desde el movil. Enfin.. ya veremos como terminado todo esto. ¿Os he dicho ya que no me quiero ir? =( ju.

Os dejo con el capitulo! Un besito!

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P.O.V Mario

Desde aquel día en el hospital no había podido pegar ojo, y me había refugiado aún más en el gimnasio; Ni si quiera iba a casa de Raúl, aunque necesitaba hablar con alguien. Verla de nuevo había hecho que se reavivaran en mi sentimientos que tenía olvidados, y aunque solo la había visto dos minutos hablando con Raúl, habían sido suficiente para quitarme el sueño.

Estaba en mi pequeño apartamento, sentado en el sofá pasando los canales sin prestar atención; Un ruido me saco de mi mundo de lego, era el móvil, mi querido amigo Raúl me estaba llamando.

-Hola hermano.- Conteste fingiendo alegría.

-¿Qué te pasa hermano? ¿Dónde te metes?.- Preguntó Raúl.

-En el gimnasio tío, pasando las horas muertas allí.- Contesté

-Vamos, que tienes un problema y en vez de hablarlo te metes en el gimnasio. Escucha, Lara me ordena que te diga algo.- Dijo provocando que sonriera.

-Dime..- Contesté riéndome.

-Dice que vengas a cenar hoy, no te lo pide, te lo exige, o vamos a buscarte, decide lo que prefieres hacer.- Dijo riéndose.

-Voy, voy.- Dije acordándome de cuando fuimos a por Raúl; A Lara no había manera de decirla que no, era adorable. Quede con ellos en que iría a las siete y media para ver el partido, por lo que me duche, me afeité y me vestí para ir con ellos.

Al llegar me recibieron las dos pequeñajas de la casa, las dos princesitas, que se colgaron de mis piernas como siempre hacían, " Tito Mariooo" decían las dos renacuajas. Después me saludo Raúl con un abrazo y un par de golpes en la espalda típico de los hombres, y por último Lara con mini Raúl, como yo le llamaba, en brazos. Le cogí con algo de miedo, era la viva imagen de su padre, con algunos rasgos de Lara.

Vimos el partido tranquilamente, y cuando pensaba que me iba a ir de rositas nada más terminar de cenar, acostaron a las niñas y bajaron para hacerme un interrogatorio.

-Desembucha..- Dijo Raúl tranquilamente.

-¿El qué?.- Dije haciéndome el loco.

-¿Qué te pasa Mario? Cuéntanoslo, te vendrá bien hablar.- Dijo Lara mirándome con cara de niña buena, ¿Quién se podía negar a contarle algo con esa carita de no haber roto un plato?. Suspire.

Los gordos, también aman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora