Cap. 9

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Anel

- Gracias a dios eres tú...
¡ Se están peleando Tomás y Ryan y no puedo detenerlos ! - la expliqué algo desesperado por qué se detuvieran.

Lina no dijo nada y entró con paso fuerte y decisivo al salón.

- Tapate los oídos muy fuerte Anel - me dijo con tranquilidad y una amabilidad que no se parecía en nada al carácter que tenía ahora.

Yo hice lo que ordenó.

- ¡ Quietos par de idiotas ! ¡ O sino os partiré la cara a ostias yo misma ! -

Como perros obedientes pararon y se separaron el uno del otro rápidamente, dejando ver los claros signos de la pelea.

Yo que me había acercado un poco para ver la situación fui abrazado instantáneamente de forma posesiva por Tomás, quién no le quitaba ojo a Ryan mientras ambos se mostraban aún los colmillos. Parecían no aprender, eran como niños pequeños.
Hice un amago de soltarme de Tomás pero este me gruñó en bajito y me tuve que aguantar.

- Soldado Ryan, no tengo intención de saber por qué estaba aquí.
Pero sí quiero saber por qué empezaron ustedes dos esta absurda y peligrosa pelea delante del Omega, saliendo además que está en su periodo de celo -

La voz firme de Lina me estremecía tanto a mí como a los dos Alphas los cuales bajaron la cabeza y dejaron de gruñir aceptando su actitud infantil y estúpida.

- ¿ Acaso era está la tan urgente tarea que tenia que hacer cuando nos vimos por los pasillos de nuestros apartamentos ? -

Esa pregunta lo dejó congelado.
El olor a sangre e ira estaba llenado el lugar, por lo que me estaba empezando a marear un poco y aunque intentará moverme no podía ya que Tomás me tenía bien cogido de la cintura.

- Lo siento general, se nos salieron las cosas de las manos - se disculpó Ryan con la cabeza gacha.

Ahora Lina miraba a Tomás.

- ¡ Espero ! ¡ Que este comportamiento no se vuelva a repetir a menos de que haya una causa bien justificada ! - Su mirada pasaba de Tomás a Ryan y viceversa - ¡ Ahora nos vamos Ryan ! -

Y sin más ambos salieron, una con la cabeza alta y enfadada y otro con la cabeza gacha y algo arrepentido.

Lina cerró la puerta y Tomás y yo nos quedamos solos en el salón.

- Ya puedes soltarme - dije serio.

- No quiero - me gruñó escondiendo la cabeza en mi cuello y aspirando todo mi aroma.

Su cuerpo estaba tenso, muy tenso, estaba incluso temblando por toda la adrenalina del momento, y quién no lo haría la verdad. Me regañe a mi mismo por lo que iba a hacer pero era un caso a parte. La habitación ahora se estaba llenando de feromonas relajantes por mi parte, feromonas dulces que empezaban a calmar al Alpha de Tomás. Los músculos de este se relajaron y como si fuera un gato se restregó disimuladamente contra mí.
Lo dejé estar.

- Ahora vamos, tengo que limpiarte la sangre de tu cara -

No sabía de donde sacaba tanta bondad con este Alpha que solo me ha dado problemas.

Solo lo conocía de dos dias pero parecía que llevasemos meses hablándonos. Cogí el botiquín y al ponerme de espaldas al espejo el me cogió de la cintura y me sentó en el lavabo como hizo por la mañana con la quemadura de mano.

- Tranquilo, ahora no te haré nada que no quieras - susurró a mi oído.

Me sonroje recordando lo de esta mañana, fue una situación muy incómoda.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora