Cap. 2

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Anel

Cayó de rodillas al suelo.
Me dirigí a mi... Nuestra habitación y me dispuse a sacar el portátil para llamar a mi madre y decirle con todo detalle sobre el viaje y que todo iba relativamente bien, pero el Alpha volvió a la carga.

- ¿ Cómo se te ocurre hacerme eso Omega ? ¿ Acaso quieres dejarme estéril ? -

- Puede, además, cómo se te ocurre a tí acorralarme para besarme, Alpha -

- Cállate, no tienes derecho a hacerle eso a un Alpha -

- Ni tu a un Omega -

- Callate -

Se estaba empezando a cabrear pero a mí me daba igual, no había nadie que me diera órdenes.

- ¡ Si te crees que te voy a hacer caso solo por ser Alpha vas muy equivocado ! -
- ¡ Dije que te calles ! - gritó.

Mi cabeza tronó como nunca lo había hecho y caí de rodillas al suelo. Ni mi padrastro lograba hacerme esto por muy cabreado que estuviera, y por momentos el aire abandonó mis pulmones y mis manos temblaron, pero logré tranquilizarme.

- Mucho mejor, Omega... -

Su sonrisa ladina me dió miedo.

- Ponte en pie -

Obedecí.
Nunca había sido tan sumiso.
Se acercó hasta mi cuello y encajó su cara en él, aspirando mi aroma mientras sus manos se paseaban por mi cintura sin llegar a más abajo, no sé cómo pero el sentimiento de intranquilidad me invadió el cuerpo.

- ¿ Como te llamas ? -

- Anel -

- Me encanta tu olor Anel, yo soy Tomás -

Las yemas de sus dedos se pasearon por mi nuca mientras su lengua perfilaba mi cuello con lentitud, como saboreando una piruleta.

- No, por favor... -

Mi voz temblaba y eso me daba miedo. Tanta impotencia frente a este Alpha me daba miedo, porque eso significaba que mi cuerpo lo aceptaba.

¿ Que como llegué a esta conclusión ?

Todos los Alphas con los que he estado, los cuales me han roto el corazón de la peor forma posible, han sido los únicos en hacerme sentir pequeño e indefenso.

- Tranquilo, no haré nada, solo quiero olerte -

Sus tranquilizantes feromonas inundaron la habitación, y con ella mi interior, mi cuerpo ya no temblaba y mi voz era más tranquila y menos temblorosa, pero eso no me acaban de quita el miedo que sentía por ese sentimiento que tanto detesto.

Unos golpes a la puerta nos interrumpieron.

- Joder... - gruñó Tomás mientras iba a abrir la puerta.

Me quedé en la habitación pensativo, en shock por lo que acababa de pasar.
Hacia meses que había jurado no volver a enamorarme y ahora, mirénme, temblando por uno.
Aunque de lo malo, es bastante guapo.
Por su altura yo diría que mide 1,73, tiene el pelo liso, negro y echado hacia atrás, su piel es morena, sus ojos negros como abismos y un piercing le adorna la oreja izquierda.
Suspiré, no era para nada bueno estar cerca de él, porque tarde o temprano terminaría enamorándome de el.

Tomás

En mi vida había olido un aroma tan delicioso.
Y su personalidad... Ese mal genio que después se convierte en sumisión me ha provocado una pequeña erección, la cual va a seguir creciendo si sigo pensando en él.

Abro la puerta con mal genio por la interrupción y dos chicas, las cuales por los olores puedo deducir que son Beta y Omega se sorprenden al verme.

- ¿ Estás segura que es la 115 ? -

- ¿ Si, no lo ves ? -

Se preguntan entre sí cuchicheando.

- ¿ Quienes sois y que hacéis aquí ? -

Mi paciencia se estaba acabando, tenía un precioso Omega gruñón en el cuarto y tenía que estar aquí esperando una explicación.

- Pues verás estamos aquí por un Omega llamado Anel el cual nos ha dicho que esta es su habitación pero... ¿ Está aquí ? -

Iba a contestar que no cuando la voz de Anel me sorprendió.

- Vamos - dijo rápidamente cogiendo su llave, cartera y móvil.

- ¿ A dónde crees que vas ? - le pregunté - no hemos terminado de hablar -

- No eres mi madre -

- Soy tu compañero de cuarto -

- Eso no te da derecho sobre mí -

- Y si fuera tu Alpha, ¿ si ? -

El se puso rojo e hizo un puchero.

- Que te quede claro, Tomás. Porque hayas conseguido ponerme en modo sumiso no significa que quiera tenerte como Alpha.
Yo no quiero un Alpha, no lo necesito.
Todos sois iguales y para que me rompan otra vez no. Gracias.
No eres mi tipo y si tienes alguna duda pues mira... Lo siento mucho porque no voy a responder -

Que todo aquello saliera por esa boquita rosada me ponía aún más.
Se estaba haciendo el difícil y se estaba volviendo todo un reto para mí, y los retos me encantaban, particularmente si son tan bellos como ese Omega.
Tenerlo como Omega sería todo un privilegio, pero para llegar a eso tendría que tenerlo comiendo de mi mano.

- Muy bien, iré con vosotros - dije cogiendo mis cosas.

Al principio había un ambiente incómodo, pero tras varios minutos el hielo se rompió y poco a poco fui involucrado en el grupo.
Empezamos a recorrer la ciudad entre risas. Verdaderamente, Anel tenía un lado divertido y no serio, y eso me sorprendía cuando lo veía reír.
Llegamos a un gimnasio.

- ¿ Anel que hacemos aquí ? - preguntó Luisa.

- Me vine informando en el avión de este gimnasio, a mí me gusta venir a hacer ejercicio - dijo el alegre.

Las chicas se quedaron con la boca abierta y decidieron esperar afuera.
Anel y yo nos inscribimos.
Cogimos las tarjetas y salimos de alli para encontrarnos a los Alphas de enfrente intimidar a las chicas.

- ¡ Dejarlas en paz ! - gritó Anel con precisión y molestia.

Los Alphas lo miraron con gracia y burla.

- ¿ O qué pequeño Omega ? - dijo uno burlón.

Anel en ningún momento había cesado su paso, es más, iba más rápido para coger impulso.

- Eso... Ven con papá - dijo preparando su brazos para cogerlo por la cintura.

Pensé que Anel estaba tonto, iba directo a la trampa pero no cesaba el paso. Pero cuando el Alpha lo iba a coger por la cintura Anel se agachó, estiró la pierna y giró sobre su pie haciendo caer al Alpha cuando su pierna golpeó los tobillos del Alpha.
Este cayó al suelo de culo y Anel volvió a ponerse en pie como un gato.
Luisa y... y... ¡ Carlota ! Luisa y Carlota se acercaron a mí buscando protección, supongo, porque los demás Alphas del grupo empezaron a gruñir con enfado de que su "líder" fuera derrotado por un Omega.

- ¡ Alto ! - gritó el que estaba en el suelo, el cual ahora se levantaba con rapidez - buena jugada, Omega, pena que solo seas un indefenso Omega frente a un poderoso... Alpha -

Empezó a acercarse demasiado a Anel pero antes de llegar el Alpha ya tenía el puño de Anel en su cara.

- No vuelvas a pasarte de listo, Alpha. Que estés en el cuerpo de policía no significa nada. Al menos no para mí, ¿ entendiste ? - gruñó - vamos Luisa, Carlota -

¿ Y yo ?
Que me esperaba, no parecen caerle bien los Alphas y parece incluirme en ese grupo. Ellas lo siguieron con miedo. Yo cómo no, no me quedé ahí, pero sí, me reí del Alpha con una buena carcajada de oreja a oreja, a lo cual el Alpha gruñó, asustando a los transeúntes de la acera y a sus propios colegas.

Estar con Anel iba a ser divertido... Muy divertido...

Solo necesitaba ganarme su confianza.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora