Cap. 6

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Anel

Me había pasado toda la noche pegado a la ropa que tenía el olor de Tomás, cuando había dejado su ropa fuera había aprovechado y al abrir su maleta una ola de su olor me invadió rogando a mi Omega por él, pero me había contenido de salir al salón y montarle un numerito.

Toda la noche me la había pasado con vibradores que en vez de satisfacerme me dejaban con ganas de más. Mi Omega quería salir al salón y tirarse encima de Tomás pero no iba a hacerlo, no quería darle ese placer a mi Omega.

Mi despertador sonó temprano.
Mi cuerpo volvía a arder, así que me tomé dos supresores y esperé hasta que mi temperatura bajara. Abrí la ventana para despejar la habitación de todas las feromonas que había y abajo en la acera, Ryan y sus compañeros empezaban a formar una fila para calentar, así que me quedé un rato a verlos. Ryan miró hacia mi ventana y se pareció sorprender.
Le hice una mueca de burla y entre para dentro después de dejarle con una mueca de "ayudame por favor"

Salí de la habitación en silencio con la ropa en una cesta y puse a lavarla.
De mientras preparaba mi desayuno.

- ¿ Por qué estás despierto tan temprano ? - preguntó Tomás.

- Porque no quiero llegar tarde el primer día... ¡¿ Qué haces ?! -

Tomás me había cogido de la cadera y había acercado su nariz a mi cuello.

- Olerte... Hueles muy bien -

Me di la vuelta y lo empujé.

- ¡ Aléjate ! ¡ No estoy estable ni con ganas de bromas ! - dije molesto.

- ¿ Alguno no quedó satisfecho ? - dijo con picardía y burla - se supone que un Omega no satisfecho en su celo está de mal humor -

Mi cara enrojeció de la vergüenza y la furia que sentía ahora.

- Tranquilo... Yo tampoco quedé satisfecho -

Bajé la mirada.
La cara me ardía.
Entonces pillé su doble sentido y miré sus pantalones. Un gran bulto se alzaba dentro de ellos. Desvíe la mirada rápidamente cuando me di cuenta de que lo estaba viendo fijamente.

El volvió a acercarse a mí.
Di un paso hacia atrás hasta chocar con la encimera. Iba a salir de allí por la derecha pero de pronto sus brazos me cortaron el paso apoyándose a cada lado de mi cuerpo.

- Aléjate... Y lo digo enserio - pedí serio.

Su sonrisa ladina se volvió más grande, mostrando sus colmillos.

- No veas lo caliente que me pusiste con solo escucharte gemir, tan rico... No tuve más remedio que atender mi pequeño problema pero... - empezó a restregarse contra mí - todavía sigue despierto buscando de tu atención - su cadera se empezó a restregar contra la mía haciendo fricción y haciéndome sentir raro... caliente.

Su cara se acercaba a la mía.
Me eché hacia atrás apoyando mis manos en la encimera y...

- ¡ Mierda ! -

Miré mi mano, estaba roja por acabarse de quemar con el fogón encendido con el que había hecho mi desayuno.

- ¿ Estás bien ? - me pregunto Tomás preocupado.

- Es por tu culpa, ahora largo, tengo que curarlo -

Fui al baño a buscar un botiquín.
Tomás me siguió y antes de yo poder alcanzarlo lo cogió y lo puso en alto.

- Si me dejas curartelo te lo doy -

- Puedo yo -

- Déjame a mi... - insistió

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora