Anel
Me levanté temprano.Era sábado por lo que no tenía clases, pero si tenía que ir por la tarde a relevar a Mario en recepción.
Me levanté con pesadez y al llegar a la cocina allí estaba Leo.Iba vestido con el uniforme policial.Se ajustaba a su definida figura bien formada y fuerte.
Se dió la vuelta y ambos nos quedamos mirando fijamente.
Desvié la mirada y solo me pude sonrojar al recordar la noche anterior.
- Buenos días - dije apenado.
- Buenos días -
Ambos nos sentamos a la mesa.
El para tomar un café y yo para tomar cereales con leche.
Abrí el armario y los cereales estaban arriba de todo.
- Mierda, no llego... - me susurre para mi.
Pero Leo pareció oírlo ya que se situó a mi lado y alcanzó la caja.
- Toma -
La cogí sin mirarle a los ojos, pero de reojo pude ver que ambos teníamos un leve sonrojo en las mejillas.
La cosa estaba incómoda y todo por un estúpido beso.
- Llegarás tarde si sigues ahí parado - le comenté.
Miró su reloj y pareció alarmarse.
- ¡ Mierda es verdad ! Nos vemos a la tarde -
Salió de la cocina corriendo sin siquiera terminarse su café.
Negué con la cabeza.
Cogí su taza y pareció hipnotizarme.
Me aseguré de que Leo ya no estaba en casa y acerqué la taza a mis labios, justo donde estaba sus marcas de labios pero de pronto la puerta de la entrada se abrió y tuve que dejar la taza rápidamente en la encimera de vuelta.
- Me olvidaba los papeles -
Se acercó a coger unos papeles de un cajón y yo me puse nervioso.
- Ahora sí nos vemos -
Volvió a salir corriendo.
Mierda lo debió de ver.
Acerqué un trapo y me limpié los labios, estos estaban oscuros por el café y por como me miro mientras cogía los papeles yo creo que se dió cuenta.
Caminé hasta el salón y allí estuve viendo la televisión hasta que tocó la hora de irse.
Me prerare un sandwich y a la que caminaba en direccion a la comisaria me lo comí.
- ¡ Buenos tardes Mario ! - grité en recepción ganándome solo las miradas curiosas de los Betas que estaban allí.
- Perdón, me confundí de personas -
Decidí ir a los vestuarios a cambiarme, pero me extrañé por no haber visto a Mario.
Abrí la puerta y no me creí lo que veía.
- Más... Leo, más... -
Leo estaba empotrando a Mario contra los casilleros, provocado un sonido metálico de la espalda de Mario contra estos y un sonido obsceno entre sus pieles sudadas haciendo que ninguno se fijara en mi presencia hasta que mi aroma algo molesto llegó a ambos.
- ¡ Anel joder ! - gritó Mario.
Ambos se separaron.
Leo se abrochó el pantalón ocultando su virilidad y Mario corrió a buscar su ropa, la cual estaba esparcida por ahí.

ESTÁS LEYENDO
Un Omega Peculiar
AcciónSoy un Omega peculiar respecto a los Alfas y al amor. No me gusta ser la princesa de los cuentos que siempre acaba con un príncipe. Prefiero ser más, la princesa rebelde que se escapa del castillo sin ayuda. Irme a estudiar en la universidad me ha h...