Cap. 12

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Tomás

Cuando me tomé la pastilla supresora volví un poco en sí, esto de masturbarse todo el rato me estaba matando en realidad, así que decidí dormir un poco más para después despertarme y abrir la ventana de la habitación para ventilar. Entonces escuché ruidos fuera de la habitación y no tenía que ser muy listo para saber qué era Ryan, ya que lo había visto cruzar la calle para dirigirse aquí. Lo que podía escuchar eran murmullos, nada claro ya que estaban en el sofá o por esa zona.
Pero había algo que no hacía falta oír.
Anel estaba nervioso y poco a poco el miedo lo consumía, su aroma se volvía agrio y eso me daba lo suficiente para preocuparme, y aunque no podía oler a Ryan, y no sé por qué, sabía que había utilizado su voz.

Miré mi temporizador.
Aún me quedaban 15 minutos de conocimiento antes de volver a ser una bestia sexual. Me tomé otra pastilla para aumentar mi tiempo racional.

Salí haciendo un poco de fuerza sobre la cerradura y lo que me encontré no era bonito a mi parecer. Mi presencia fue notada cuando mis feromonas de enfado los rodearon a ambos. Anel aprovechando la distracción se alejó de Ryan.
Se iba a ir a la cocina para alejarse de nosotros pero logré impedírselo rodeando su cintura con mi brazo y atrayéndolo a mi cuerpo con posesión y mirando con recelo a Ryan.

- Mío - dije mientras notaba como Anel se estremecía entre mis brazos, encajando sus uñas sobre la piel desnuda de mis brazos.

- No tiene tu marca imbécil - remarcó en la negación con su voz.

- La tendrá y tú no te volverás a acercar a él - gruñí mostrando mis colmillos.

- ¿ Quién me lo impedirá ? ¿ tú ? -

Ambos empezamos a gruñir sin control, se suponía que estábamos marcando un territorio que ni siquiera nos pertenecía, Anel no había dicho con quién quedarse, si quiera sabía si quería estar con alguno de nosotros pero ahí estábamos, intentando luchar por él.

Anel mantenía la calma para no empeorar la situación, pero hasta yo notaba que le estaba costando no soltar feromonas de miedo, esas dulces y adictivas feromonas que atraerían a su Alpha para consolarlo, pero como no estaba marcado casi que atraería a cualquier Alpha.

- Chicos ya, valió ya - dijo intentando sonar firme - Nada de peleas, recordad lo que dijo Lina -

Yo pare de gruñir recordando sus palabras pero Ryan sonrió.

- ¿ Acaso el Alpha Tomás obedece a un Omega ? -

Me iba a lanzar a él cuando las manos de Anel en mi pecho lo impidieron.
Este se había puesto delante mío con la cabeza en mi pecho, soltando ahora feromonas tranquilizantes, dulces, consoladoras...
Ryan seguía tentandome a pelear pero Anel hacia lo posible por qué no me dejara llevar y acabar en un lío, así que decidí por seguir tranquilo y hacerle caso.

- Tranquilo... O te meterás en un gran lío con la general - me susurró mientras no dejaba de restregar su cabeza contra mí pecho.

Me estaba excitando por estar en medio celo pero no me lanzaría, quería mantenerme firme y no perder nada. Pero cuando había logrado tranquilizarme lo suficiente Anel fue arrastrado por Ryan a su lado.

- Por favor Tomás... ¿ Por qué no compartir el Omega ? ¡ Ambos queremos lo mismo ! -

La mano de Ryan apretó una nalga de Anel y este pegó un pequeño grito que me alertó.

- ¡ Este culo pide por ser penetrado ! -

Me contuve, pero parecía tan blando... Tan moldeable...

- Déjalo Ryan - dije volviendo en mí mientras sacudía mi cabeza para despejar mis ideas sexuales.

Este sonrió macabramente y de un tirón bajó los pantalones y el boxer a Anel.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora