Cap. 25

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Anel

Era por la mañana y un leve canturreo de los pájaros y un sabroso olor a tortitas me hizo despertar.
Me vestí con ropa comida y salí de la habitación para llegar a la cocina y allí encontrar a Leo con un delantal de calaveras y con una sartén en la mano haciendo las ricas masas de tortitas.

- ¡ Buenos dias ! - dijo alegre

- Buenos días -

Ayude a colocar la mesa y él de la nevera sacó un poco de leche y de la cafetera cafe. Nos sentamos en la mesa y junto con el sirope de chocolate y fresa nos pusimos a devorar las tortitas.

- Deliciosas... - dije dándole un sorbo a mi café con leche.

El café solo estaba muy agrio, y aunque le echara azúcar no acaba de gustarme, así que siempre le echaba un poco de leche y el sabor de suavizaba. Por el contrario, Leo se bebía su café negro sin leche ni azúcar, así que cuando probó un poco del mío hizo una mueca , al igual que hice yo cuando probé el suyo, que por cierto, estaba amargo no, lo siguiente. No sé cómo podía tomarlo.
El solo sonrió cuando me vio comer otra de sus deliciosas tortitas.

- Ahora por la mañana iremos a formalizar la fecha de tus pruebas y luego te haré un tour por la ciudad para que te ubiques un poco con el tiempo. Así podrás salir de casa sin la necesidad de mi ayuda -

Asentí sin dejar de comer, y eso a él le hizo gracia, ya que se tapó la boca ocultando una sonrisa preciosa de caninos perfectos y blancos como perlas. Al pensar esto me hice sonrojar a mí mismo, ya que, como todos sabemos, me había dicho de no pensar en un Alpha.

Salimos de casa con un paso alegre y a cada paso que dábamos me impresionaba cada vez mas.
Todo era hermoso.
La estructura de las casas era de un estilo renacentista, de los antiguos romanos, y eso me fascinaba, ya que cada casa era un mundo.
Ahora de día podía ver las luces apagadas, los banderines siendo movidos por el poco viento que hacia y de pronto... vi el canal.

- Es verdad, ¡ Estamos en Venecia ! - grité emocionado.

Leo soltó una carcajada que se había estado guardando desde que vio mis primeras expresiones al salir del apartamento. Según él, parecía un niño pequeño haciendo eso.
Me guió y atravesamos el canal a través de un bonito puente de piedra.
De camino a la academia varias personas se me quedaron mirando, normal, mi piel blanca me delataba como extranjero, al igual que mi pelo negro, ya que allí casi todos eran de pelo castaño tostado, claro y oscuro, aunque Leo también destacaba pero al hacer rondas por la ciudad supongo que ya pasó esa etapa y la gente lo conocía más.

Al llegar a la academia los problemas no se hicieron esperar, como en todos los lugares siempre hay Alphas y Betas que se creen muy listillos.

- ¿ Quien es la preciosidad Leo ? - preguntó un Alpha curioso que venía acompañado de otros dos Betas.

- Un amigo mío que acaba de venir al país -

Leo tampoco les dió importancia ni detalles sobre mí, pero antes de poder ir tras el, ese Alpha me sujetó de la cintura.
Si no eran todos... La mayoría eran repugnantes con sus toques de más

- Sueltalo Pedro -

El Alpha Pedro no me soltó, pero yo ya sabía como zafarme de esa. No era la primera vez en esta situación.
Él me superaba una cabeza, bueno, allí todos me superaban una cabeza, pero a veces no gana quién más fuerza tenga, sino el que piense mejor con la cabeza y pueda aprovecharse de los puntos débiles del otro.
Salte hasta chocar mi cabeza con su mandíbula. Sus manos se soltaron de mi cuerpo, y entonces cogí su brazo y lo pase por mi cuello, eché mi cadera hacia atrás de un golpe seco mientras llevaba mi cuerpo hacia delante y él salió volando por encima de mi cuerpo como un saco de patatas.
Pesaba el tio pero... nada podia conmigo.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora