Cap. 49

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Narradora

Leo y Anel llegaron al comedor tras coger las pastillas supresora de Anel. Ambos se sentaron con sus macarrones a la boloñesa delante y pronto llegaron a sus lados Teo, sentándose a un lado de Anel, y Tomás, sentándose a un lado de Anel.

- ¿ Podemos unirnos a vosotros ? -

Leo gruñó un poco pero Anel golpeó su espinilla con disimulo por debajo de la mesa.
Leo lo asesinó con la mirada y Anel se la devolvió.

- Tranquilos, no molestais, cuantos más mejor supongo - hablo Anel sin darle tampoco mucha atención.

- ¡ Bien ! Me alegro de tu elección -

Tomás paso un brazo por encima de los hombros a Anel para atraerlo hacia él, provocando que Leo gruñera y cogiera del brazo a Tomás para apartarlo de Anel.

- Pero sin tocar... - gruñó

- Solo si él me lo dice... - le devolvió Tomás.

Ambos miraron a Anel que seguía comiendo sin querer entrometerse entre ambos Alphas, entonces alzó la vista sintiéndose incómodo y viendo cómo ambos hombres lo miraban con rabia esperando su respuesta inmediata.

- No pasa nada Leo, solo me abrazó -

Leo soltó el brazo de Tomás con recelo, sentándose otra vez y dejando de liberar tantas feromonas que al parecer empezaban a afectar a las parejas que comían a su alrededor.

- Habíamos pensado ir a montar a caballo, pero antes me gustaría tomar una siesta hasta las... Son la 1p.m hasta las 3p.m, ¿ Os importa ? -

- En absoluto, así podemos Teo y yo aprovechar el tiempo en... otras cositas - hablo Tomás con algo de picardía.

Teo se sonrojó.
Todos terminaron de comer y así fue como cada cual se fue a su habitación, la cual también había sido limpiada por los Betas del servicio de habitaciones.

Anel se tiró a la cama y Leo se le quedó viendo desde el medio de la habitación.

- Iré a sentarme a la terraza - dijo un poco seco, caminando hacia fuera y dejando desconcertado a Anel, quién se levantó enseguida y lo siguió con sigilo.

- ¿ Acaso estás enfadado ? -

- No -

- ¿ Celoso ? -

Leo lo fusiló con la mirada pero Anel ni se movió, ni un temblor aunque fuera y eso molesto un poco a Leo, ya que si fuera al contrario el Omega le habría dado algo de miedo.
Su cuerpo empezó a soltar feromonas de molestia, y Anel se percató de ello, poniéndose delante de Leo tapandole las vistas de la terraza hacia el mar.
Entonces apoyó sus manos en los hombros de Leo y se sentó en su regazo soltando feromonas dulces, haciendo así que las de Leo disminuyeran.

- ¿ Me vas a decir por qué estás enojado, molesto, celoso o lo que sea que como estés ? -

Leo suspiró hondo y posó sus manos en la cintura de Anel para acercarlo más a él, haciendo que sus caderas se rozasen y Anel se sonrojara.

- ¿ Te sigue cayendo bien Tomás ? -

Anel dudo pero asintió levemente.

- Sabes que es un sentimiento que no controlo. Siempre va a ser mi destinado, por lo que hay una pequeña parte de mi que lo tiene afecto -

- ¡¿ Después de lo que te hizo ?! -

- ¡ En parte no fue culpa suya ! -

Leo dejo de luchar, era imposible hacer entrar en razón a aquel Omega testarudo.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora