Cap. 36

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Anel

Me desperté de buen humor, miré a mi alrededor y vi el pequeño nidoen el que había dormido plácidamente, me sentí orgulloso de él y salí de la habitación.

Tenía un hambre de mil demonios, por lo que fui a atacar la nevera para comer algo y hacer que mis tripas no rugieran más.

Me hice unos huevos fritos, unas lonchas de beicon y me preparé un zumo de naranja natural.

Me acerqué al salón y vi dormido a Leo, por lo que aproveché mi inspiración culinaria y le preparé un café con tostadas de mermelada y una manzana, exacto, muy elaborado todo.

Fui de nuevo al salón y lo tiré del sofá.
Se levantó enseguida.

- Tienes el desayuno hecho, ahora venga, que se enfría -

Caminé con él detrás mío, y entonces vi su labio roto.

- ¿ Que tal va tu labio ? -

- Bien, me sigue doliendo -

- ¿ Como te lo hiciste ? -

- Cuando te fuiste Pedro me golpeó de tu parte partiéndole -

Me acerqué a él y lo examiné.

- Déjame ayudarte a curarlo.
Vamos al baño -

Lo llevé al baño y allí se lo curé debidamente por segunda vez.
Ayer estaba tan enfadado que fue un poco por encima.

- No necesitas puntos, ha sido muy poco, pero evita más golpes en esa zona -

El asintió y por fin nos pusimos a desayunar.

- ¿ Tanta hambre tienes ? - me preguntó.

Leo miró mi desayuno y con la mirada lo comparó con el suyo haciendo una mueca.

- Pues sí, el bebé crece y tengo que comer ya que mis energías van hacia él, necesito alimentarme bien -

Seguimos el resto del desayuno en silencio.

Nos vestimos y fuimos a la academia para empezar las clases.
Durante al menos 4 horas me tuve que estar sentado aguantando las miradas de los demás.
Cuando acabaron las clases decidí ir a relajarme a las caballerizas.

Se me había convertido en mi lugar favorito.

- ¡ Pero mira a quien tenemos aqui ! ¡ si es Anel ! -

- Lárgate Mario -

El se seguía acercando pero yo lo ignoraba dando de comer a los caballos y acariciandolos.

- Verás Anel... Por tu culpa Leo me ha bloqueado, ya no quiere salir de fiesta conmigo, ya no quiere hablarme -

- Que pena... No es asunto mío -

Vi de reojo como su ceño se fruncía.

- ¡ Claro que es asunto tuyo ! ¡ Si no te hubieras mudado aquí nada de esto hubiera ocurrido ! Además ¿ quien se junta con un Alpha sin conocerlo ? Tú solo querías un Alpha idiota por el bien de tu hijo para que estuvieras bien, cómodo y cuidado -

Tensé mi mandíbula.

- De haber sido así me hubiera quedado en mi país, de todos modos... Nunca estuvoen mis planes enamorarme de Leo.
El solo me dio cobijo y las cosas acabaron de esta manera -

Leo

Desde que acabaron las clases no había visto a Anel, pero lo que más me preocupó es que Mario también había desaparecido.
Aunque por la marca podía notar que estaba bastante tranquilo.

Un Omega PeculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora