Otra vez estaba limpiándole la sangre del labio a Patrick, por decimoquinta vez en esta semana.
Y todo por culpa de aquellos chicos populares que se creían superiores al resto.
- ¡Ay! - se quejó de dolor.
- ¡Perdón! - me disculpé.
Después de varios minutos de pequeños golpecitos con papeles mojados y varios muecas de dolor malamente disimuladas, conseguí limpiarle las heridas.
- Gracias, Kate. - dijo Patrick en un tono triste.
- No hay de qué. ¿Para qué están los amigos sino? - sonreí. Se me partía el corazón al verle tan triste. Él no se merecía esto. Nadie se lo merece.
Los dos salimos del baño y nos dirigimos cada uno a nuestras respectivas clases.
No podía parar de pensar en Patrick, mi mejor amigo, y en lo que había pasado en el recreo. Sigo sin entender porque aquellos abusones la habían tomado con él. Cuanto más lo pienso, menos sentido tiene. Patrick es la mejor persona que jamás he conocido.
Miré el reloj: las 12:05. Mierda, llegaba tarde otra vez a Lengua.
- Señorita Rivers, llega usted tarde. - dijo la profesora irritada nada más aparecí por la puerta. Era ya la tercera vez en la semana que llegaba con más de cinco minutos de retraso a su clase.
- Lo siento. No volverá a pasar. - me disculpé mientras buscaba un sitio. Tras recorrer la sala con la mirada, encontré un pupitre apartado en el fondo de la clase, junto a la ventana.
La profe estaba explicando algo sobre sintagmas o algo así. La verdad es que no estaba atendiendo, estaba demasiado ocupada mirando por la ventana, viendo como la nieve empezaba a caer. ¡Ay, el tiempo impredecible de Chicago...! Ya solo quedaban dos semanas más para que nos diesen las vacaciones de Navidad.
Después de lo que pareció horas, por fin sonó el timbre. Recogí rápidamente mis cosas, y me dirigí a la puerta.
- Señorita Rivers, me gustaría hablar contigo. - me paró la profesora.
Retrocedí un par de pasos y me quedé de pie en frente de ella.
- ¿De qué quiere hablar, señorita Michells? - dije intentando poner un tono de voz amable.
- He notado que últimamente estás muy distraída en mi asignatura. Siempre llegas tarde, te sientas al final de la clase, miras por la ventana y no haces los deberes. Tus notas están empezando a bajar. ¿Hay algo que te preocupe? - me preguntó.
- No. - respondí tajantemente. - Simplemente que he estado un poco distraída. A partir de ahora, me pondré las pilas.
- Confío en ti, señorita Rivers. - dijo mientras me alejaba.
Me fui a la siguiente clase. Historia. Genial. Menos mal que coincidía con Patrick en esa asignatura.
Entré en la clase y busqué a mi amigo con la mirada. Allí estaba, en la esquina, apuntando algo en un cuaderno. Me senté a su lado.
- Hola. - le saludé. Estaba demasiado concentrado escribiendo que no me escuchó. - ¡Patrick! - dije dándole en el hombro.
- ¡Ah, hola! Perdona, no te había visto. - se disculpó.
- No pasa nada. ¿Qué estabas escribiendo que estabas muy concentrado?
- ¿Eh? Ah, nada. - apartó el cuaderno donde había escrito. - ¿Qué tal la clase de Lengua? - preguntó tratando de cambiar de tema.
- Aburrida, como siempre. ¿Y tú que tal en Física?
- Mñe, simplemente ha estado - respondió encogiéndose de hombros.
- Volviendo al tema del cuaderno, ¿me vas a decir qué has escrito ahí?
- ¡Stump, Rivers! Les tengo que avisar una vez más y se quedan castigados. - nos advirtió el profesor de Historia.
- Perdón. - nos disculpamos. El profesor se giró y continuó con la clase. Patrick se acercó a mí y susurró:
- Viejo amargado...
Le miré y me empecé a reír. Al cabo de varios segundos, él se unió a mí.
- ¡Stump y Rivers, os he avisado! Castigados después de clase. Vais a aprender lo que es estar en silencio.
Mientras que el profesor explicaba algo sobre el Imperialismo, me dediqué a mirar a Patrick. Tenía los ojos azules, ocultos bajo unas gafas negras. Su pelo era una mezcla entre naranja y marrón claro, y lo llevaba corto con unas patillas largas que le llegaban hasta la mandíbula. Hoy llevaba puesto un polo en tonos beige. Consciente de que parecía una rarita si seguía observando a Patrick por unos segundos más, aparté la mirada y la centré en la pizarra, donde el profesor no paraba de escribir fechas. Incapaz de concentrarme, mi menté empezó a divagar, mis pensamientos rápidamente dirigiéndose a mi mejor amigo y de cómo sería mi vida si jamás nos hubiéramos conocido.
FLASHBACK
Era mi primer día en primaria. Mi madre me despertó y pronto me puse en marcha. Me puse la ropa que me había sacado el día anterior y bajé a desayunar.
- ¿Nerviosa por tu primer día de clase? - me preguntó mi madre en un tono amable. Yo asentí con la cabeza mientras me terminaba mi tostada. - Tranquila, todo va a ir bien. ¡Seguro que haces muchos amiguitos nuevos! - dijo en un tono alegre. Yo simplemente sonreí. Si mi madre lo decía, seguro que era verdad.
Una vez en el colegio, me acompañó hasta mi clase.
- Bueno, cariño, me tengo que ir a trabajar. Espero que tengas un buen día. - sonrió. Acto seguido, me dio un abrazo. Iba a llorar, no quería que mi madre se fuese, pero reprimí las lágrimas. No quería dar una mala impresión el primer día de clase.
Busqué un sitio libre. Recorrí la clase con la mirada, buscando uno que me gustase. Encontré uno de mi agrado, al lado de un chico con el pelo naranja oscuro y despeinado.
- Hola. - dije en un intento de hacer un amigo.
- Hola. - me saludó de vuelta. - Me llamo Patrick, ¿y tú?
- Kate. - él sonrió cuando escuchó mi nombre, como si fuese algo gracioso. - ¿Te gusta Pokémon? - le pregunté al ver su estuche.
- ¡Sí, me encanta! - exclamó emocionado.
-¡A mí también! - dije igual de emocionada.
FIN DEL FLASHBACK
Y supongo que así es como empezó todo.
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'Cause after all this time, I'm still into you. //(Patrick Stump Fan Fic) | EDIT
Fanfiction-¿Por qué yo? -pregunté entre lágrimas. -Porque después de todo este tiempo, sigo enamorado de ti.