—¡Pau! Que milagro verte de nuevo —Guido volteó el mostrador para saludarlo con un abrazo.
—¿Todo bien, amigo? Vine a ayudarlos un poco con la cocina. ¿Abi?
—Atrás, anda incursionando de nuevo. Sopas ramen caseras, una receta que vio en internet. Si sigue así, nuestro volante de precios va a ser una biblia de tantas cosas que ofrece —bromeó.
Paulo saludó a Cristian, y se introdujo en la trastienda. Alba hervía huevo batido, pasándolo por una espumadera para que tomara forma de fideos finos, mientras cantaba una canción que a él lo hizo sonreír, la conocía muy bien. Todavía no notaba la presencia de Paulo.
—Llegaste a mí en una etapa de mi vida, cuando el amor golpeó las puertas de mi herido corazón. Yo que pensé que todo había terminado para mí, con tu mirada y tu sonrisa un mundo nuevo descubrí.
—Pero no puedo, pero no puedo. No yo no puedo vivir sin ti. Pero no puedo, pero no puedo. No yo no puedo acercarme a ti —Paulo se unió a ella en el canto.
—¡Ay! ¡Me asustaste! —Alba pegó un salto y se llevó una mano al pecho.
—No sabía que te gustaba la cumbia, mucho menos Los Charros.
—Ya sé, se me cayó el DNI —bromeó mientras se acercaba a saludarlo con un abrazo.
—Tampoco sabía que cantabas tan bien.
—Lo mas cerca que estuve al canto en mi vida fue el coro en la escuela secundaria. Eso, y aullar mientras cocino, a veces. Como hoy, por ejemplo.
—¿Y por qué no ponemos música?
—Tenía un equipo de música, pero se lo habrá llevado Raúl. Solía ponerme algunas cumbias acá, a él no le gusta esa música. Aunque yo me tengo que fumar su chamamé a todo volumen en casa, eso sí lo detesto.
—Dame un minuto y te traigo un equipo de música. Tengo uno viejo en el sótano, las cosas que me regalan los inquilinos del edificio para ver si puedo sacarles provecho.
—¿En serio? ¿Y es muy grande? Te ayudo a traerlo.
—Masomenos... El equipo mas dos parlantes, será así —Paulo extendió sus manos para calcular el tamaño del aparato—. Pero sí, me vendría bien una manito, así no hago malabares.
Cruzaron hasta el edificio, Alba lo siguió por la planta baja hasta la puerta del fondo. Paulo abrió con su llave, encendió la luz y bajaron con cautela por la estrecha escalera caracol. Al llegar a la planta inferior, un olor a encierro y a humedad inundó las fosas nasales de ambos. Caminaron entre las bauleras mientras Alba observaba curiosa las cosas que los inquilinos guardaban allí. Se detuvo al notar un antiguo cezve de cobre, con sus accesorios para preparar café turco.
—¿Qué viste? —Paulo volvió sobre sus pasos para ver qué distraía a Alba.
—Es increíble las cosas de valor que la gente deja tiradas. Ese set para café turco debe ser, mínimo, de principios del siglo pasado. Debe valer una fortuna.
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Onírico
Romance¿Por cuánto tiempo un hombre es capaz de soportar una amistad? Paulo estaba solo por elección. Alba en compañía por costumbre. Un sueño. Una amistad de años. Un amor que nunca saldrá del mundo onírico. ⋙════ ⋆★⋆ ════ ⋘ Primer libro de la Serie Frien...