¿Por cuánto tiempo un hombre es capaz de soportar una amistad?
Paulo estaba solo por elección.
Alba en compañía por costumbre.
Un sueño. Una amistad de años. Un amor que nunca saldrá del mundo onírico.
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Primer libro de la Serie Frien...
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Y quiero, quiero, quiero Imaginar que te quedas en pleno enero [...] Sé mirarte y desnudarte el cuerpo entero Ya no puedo distinguir Si te mentís a vos o me mentís a mí (Martes - Feli Colina)
La cabeza de Alba no era un mar de dudas, era un quilombo. Dudas, emociones, reproches, culpas... Todo pujaba por salir en forma verbal. Odiaba a Paulo por abandonarla, y se odiaba a sí misma por cobarde, por especulativa. Por haber tardado tantos años en darse cuenta de lo obvio, por haber sido tan ciega y sorda cuando todos a su alrededor afirmaban lo evidente.
Que estaba enamorada de Paulo desde aquella primera semana de amistad.
Su inconsciente se lo advirtió en el sueño, fue determinante al colocar la cuenta regresiva en su mundo onírico. Y si las cinco lunas eran una señal, ¿también lo serían todos aquellos detalles que había encontrado en internet? ¿Qué hacer con todo eso que sentía? ¿Y si era cierto aquello que le dijo en su sueño? Quizás las cosas se habían complicado con Érica y por eso se marchaba.
—Pau... No me mientas, decime la verdad. ¿Por qué te vas? ¿Tanto necesitás la plata para irte de un lugar en donde todos te adoramos? ¿Tuviste algún problema acá? ¿Con Érica?
Paulo enmudeció y quitó la vista de los ojos de Alba, no tenía las agallas para confesarle su sentir. Si le decía que se marchaba para olvidarla, la chica se iba a sentir culpable, y era lo último que quería. No era su culpa que él se hubiera enamorado como un chorlito de una mujer comprometida. No tuvo más salida que mentir.
—No. Érica no tiene nada que ver en esto, de hecho, ya dimos por terminada la relación rara que teníamos. No se tomó muy bien mi partida, pero lo entendió. Me voy porque quiero un cambio, no quiero morirme en esta portería. Además, allá me ofrecen un departamento más amplio, creo que es la señal que necesito para empezar a formar una familia.
El corazón de Alba se subió a su garganta, y el alma le bajó a los pies. Paulo no lo decía abiertamente, pero en palabras vagas acababa de decirle que se cansó de esperar por ella. Era lógico, ¿por cuánto tiempo un hombre es capaz de soportar una amistad?
Ella lo había puesto a prueba sin querer. Y la prueba se le fue de las manos.
Ahora la gran pregunta era si debía confesarle lo que sentía, o liberarlo de una vez para que alcanzara la felicidad que merecía. Alba sabía que Raúl no iba a quedarse tranquilo si ella lo abandonaba, pero una cosa era tenerlo a un par de cuadras, y otra muy distinta era tenerlo a unos kilómetros, aunque fueran pocos. También contaba con que, si Raúl armaba una escena en el edificio, los habitantes del consorcio se pondrían de parte de Paulo, ¿pero en el nuevo edificio? De seguro lo despedirían con causa si armaban una escena. No podía poner en riesgo su nuevo empleo, así que optó por tragarse lo que sentía. Como castigo por haber sido tan ciega y tan cobarde todos esos años.