K I L L E R
Quería hacer un episodio así debido a que se estrenó la serie "Defending Jacob" y no puedo verla, pero ver a Jaeden como un asesino es algo cool para mi.
-¿Qué tu qué?- pregunté alterada.
-Yo lo maté- tapó su cara.
No podía creer lo que me estaba diciendo, mi novio acababa de matar a mi vecino, un chico unos años mayor que nosotros el cual llevaba días "acosándome".
-¿Pero que fue lo que hiciste exactamente?- me acerqué a el.
-Entre a su casa, el no estaba en el piso de abajo así que caminé a la cocina, tomé un cuchillo y después de eso comencé a escuchar pasos, era el, en ese momento sentí mucho miedo, pero mi enojo hacía el fue mayor, cuando el chico me vio se acercó a mi y yo... Clavé el cuchillo en su cuello- en ese momento comenzó a llorar levemente.
Que podía decir al respecto, sentía que en cualquier momento me iba a desmayar, el ver a mi novio en el suelo con las manos manchadas de sangre hacían que el miedo y los nervios fueran mayores.
-Cariño... Lamento no poder decir algo, pero estoy demasiado asustada, pero debes de intentar calmarte- dije eso sabiendo que es casi imposible.
-Van a arrestarme- me miró.
-Claro que no, ellos no tienen que saber que fuiste tu o... ¿Alguien te vio?- tomé su mano sin importar que tuviera sangre en ella.
-Creo que no- negó varias veces.
-Está bien, primero vamos a... Lavar tus manos ¿esta bien?- el asintió.
Sin soltar su manos caminamos al baño que estaba en mi habitación, Jaeden seguía en shock, no se movía ni decía nada, con tranquilidad tomé el jabón y lo pase por sus manos, rápidamente el lavabo se llenó de agua con un ligero color rojo, eso hizo que sintiera un pequeño mareo.
-Todo listo- le dediqué una pequeña sonrisa.
-¿Puedo tomar un baño?- su voz me dio un escalofrío.
-Claro, buscaré un poco de ropa limpia y la dejaré sobre la cama para cuando salgas... Si quieres puedes dejarme tu ropa para lavarla- sugerí.
-Esta bien, gracias- respondió.
Jaeden entró al baño, comencé a buscar un poco de ropa comoda que el había dejado con anterioridad, salí de la habitación y fui a la cocina a preparar un poco de café, cuando terminé escuché que ya no se escuchaba el agua de la ducha.
-Jae que bueno que bajas... Te preparé un poco de café- sonreí, no sé como puedo sonreír.
-Gracias- tomó la taza que estaba en mis manos.
Ambos nos sentamos en el comedor, había un silencio realmente incomodo y lleno de miedo, solamente estábamos ahí... Existiendo.
-___ perdóname por haber hecho eso, pero desde que me contaste como ese chico no dejaba de verte por la ventana, como te decía cosas cuando estabas fuera de casa o sobre las veces que escuchabas el sonido de una cámara cuando estabas cambiándote, no puede evitar sentirme molesto- fue lo más largo que dijo después de todo.
-No tengo que perdonarte nada Jae, estoy asustada por lo que hiciste, pero sé que fue porque estabas molesto... Por cierto ¿en donde esta el cuchillo?- dejé la taza sobre la mesa.
-Lo escondí en una maceta- dejó la taza también.
-¡Qué! ¿En la entrada?- el asintió.
No respondí nada, solamente caminé a la cocina, busqué una bolsa de plástico y unos guantes, no podía creer lo que íbamos a hacer, pero no me importaba con tal de que no le pase nada a mi novio.
-Vamos Jaeden tienes que manejar- dije caminando a la entrada.
-¿Qué vamos a hacer?- preguntó levantándose de la silla.
-Tenemos que tirar el arma homicida- respondí en voz baja.
Salimos de mi casa, comencé a buscar el cuchillo hasta que por fin lo vi, Jaeden lo había dejado en una maceta, con cuidado metí el cuchillo a la bolsa de plastico, decidí que también tiraríamos la maceta. Después de manejar por una hora llegamos a un lago que estaba fuera de la ciudad.
-¿Estas segura de esto?- preguntó Jaeden con un poco de miedo.
-Claro- respondí.
Ambos caminamos hasta el lago y tiramos la maceta con el cuchillo, suspiré debido al cansancio.
-Vamos ya- Jaeden tomó mi mano.
Al llegar a casa no vimos nada sospechoso, la casa de mi vecino seguía con las luces apagadas y con la puerta cerrada, al menos Jaeden tuvo la decencia de cerrar la puerta al salir.
...
Ya era de madrugada, deje que Jaeden se quedara en mi casa ya que ambos necesitábamos la compañía del otro, ambos estábamos en silencio, pero sabía que el no estaba dormido.
-Jae... Quiero que sepas que nunca voy a dejarte solo- acaricié su cabello.
-No sabía que a esto se referían con estar juntos en las buenas y en las malas, pero agradezco tu ayuda, sin ti estaría perdido en estos momentos- me abrazó.
Por fin estábamos sintiendo sueño, por primera vez en toda la tarde estaba sintiendo paz, pero se fue al diablo cuando vimos en el techo de la habitación unas luces, eran rojas y azules, después de eso las luces estaban acompañadas con un sonido, eran las sirenas... De una patrulla.
-Jaeden tranquilo- dije al ver como se levantaba de la cama.
-Ya descubrieron el cuerpo- podía ver el miedo en su rostro.
-Tal vez su hermano llegó, pero no tienen porque hablar con nosotros- dije y en ese momento tocaron la puerta.
-Estoy muerto- Jaeden tapó su cara.
-Estaremos muertos si llegan a saber que estamos aquí, pero no tenemos porque abrir... Nosotros no estamos en casa- dije en voz baja.
Cada vez tocaban la puerta más fuerte, ambos estábamos sentados en el suelo mientras nos abrazabamos, no dejaré a mi novio por ninguna situación.