A la mañana siguiente de navidad...
-Bill... ¿En dónde estás?-
Hoy era 25 y Bill se quedó a dormir en mi casa, el único problema es que no lo encuentro. Bajé a la sala para ver si se había ido, pero por fin lo encontré dormido en el sillón mientras abrazaba un osito de peluche.
-Maldita sea, es demasiado tierno- lo miré con ternura.
-Hola- dijo levantándose del sillón.
-Te estaba buscando- me senté a su lado.
-Buscando, ¿p para qué?-me miró confundido.
-Pensé que te habías ido- tomé su mano.
-No m me iría sin d darte tu regalo- sonrió.
Camino hasta el árbol y tomó una de las bolsas que estaban ahí.
-Me pone nerviosa saber que es- abrí la bolsa y pude ver un suéter.
-¿Te gusta?- me miraba con atención.
-Me encanta, es para que ya no te pida tu suéter cuando salimos- reí.
-De hecho no, m me gusta que m me p pidas mi suéter, t te ves tierna- sonrió.
-Muchas gracias- sonreí.