CAPÍTULO 1:
Si sois una persona romántica como yo, seguramente ya habrás leído que la mitad de las historias de amor que te llevan a tu alma gemela. El lazo rojo, la media naranja, las almas gemelas. En este mundo, hay millones de historias que te pueden hablar del amor, pero en realidad, solo existe una manera de saber qué es realmente: y esa es cuando te enamoras realmente de alguien.
Después de todo, ¿qué es el amor? ¿Qué es ese lazo rojo? ¿Qué es un alma gemela?
Os sorprendería saber que esas tres preguntas, tienen una respuesta en común.
Porque, a fin de cuentas, ¿qué es un alma gemela si no esa persona de la que te sientes atada, pero de una manera... correcta? Un alma gemela es aquella que comparte tus pensamientos, es una persona que está ahí cuando más la necesitas, pero ella también te necesita a ti. Un alma gemela es aquella que cuando en tu mundo las nubes llegan a tapar el único rayo de sol crees ver, te descubre que hay un arcoíris detrás. Es la persona que te hace reír con una tontería, es la persona que te hace sentir esas mariposas en el estómago, la que te hace sonreír si motivo. La que sabe que es lo bien para ti en primer lugar, y luego, lo demás vendrá. Un alma gemela, es aquella que hace que tu corazón, vuelva a sentirse vivo una vez más.
Eso es un alma gemela, a la que te ata un hilo rojo para que conozcas qué es el amor. Muchas veces es difícil de aprender, pero termina siendo bueno en el momento en el que lo descubres.
Y mi momento, fue cuando me alzaba en medio del Puente del Rey, en Madrid.
La noche era calmada. A penas había ya gente caminando de un lugar a otro. Corría una suave brizna que calmaba mis nervios. La luna se reflejaba en el agua que corría serena por el río. La atmósfera era calmada, aunque por dentro, aun sentía la ansiedad por todo lo que había pasado a penas horas atrás. Mis manos temblaban, mi corazón latía en mi garganta y sentía que iba a vomitar.
-¡Luisita!
La escucho a lo lejos, pero por algún motivo, no quiero volverme y mirarla. Siento que en el momento en el que mis ojos la miren, me voy a derrumbar y toda esa ansiedad que siento, se transformará en llanto y no quiero llorar. No quiero.
Espero, Amelia se acerca, no dice nada; aunque tampoco creo que pueda. Le falta la respiración, como si hubiera corrido una maratón. Bajo la mirada. Mis manos, apoyadas sobre el pasamanos o lo que sea del puente, no paran de temblar, asique, me agarro con fuerzas a la mano contraria e intento tranquilizarme.
-La madre, ¿as corrido algún maratón del que no me hayas hablado? Hace casi diez minutos que te había perdido. ¿Cómo llegaste hasta aquí?- no hablo.
No es que no quiera, es que no puedo y Amelia lo nota, lo sabe.
Por lo que se queda callada, no dice nada. Mira como yo hacia el río y apoyándose también sobre el lado donde estoy, se queda mirando el paisaje. La luna y las estrellas. En otro momento, hubiera disfrutado del instante. Ahora, simplemente, no podía.
-Necesitaba un respiro- digo cuando consigo sacar las fuerzas de donde no las tengo- Necesitaba pensar que escapaba...- escucho a Amelia suspirar, no dice nada durante un momento.
-No hacía falta que corrieras- bromea.
-No quería tener nadie a mi lado...
-Ya...
Volvemos a quedarnos callada. Aunque por muy poco tiempo.
-No es justo- mis palabras por fin salen a la luz.
Amelia me mira, suspira, pero no dice nada.
-Nada en la vida es justo...- la escucho de repente murmurar.
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Donde te lleve el corazón - A Luimelia Fanfic (COMPLETA)
Fanfiction¿Cómo parar lo imparable? ¿Cómo olvidar lo inolvidable? ¿Cómo salvarse de ese hijo rojo que te lleva a tu alma gemela? Simplemente, no puedes y yo lo aprendí de la forma que menos me lo hubiera imaginado. Se dice que el amor es duro, el amor es trág...