♥ Que pasen los días ♥

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De la nada amaneció, o eso sintió la azabache, la noche se fue como un suspiro para ella.

Aún así se levantó y se alistó para ir al Instituto, no sin antes pasar a ver a su chico.

Eren aún se mantenía dormido pero despertaría poco después así que retiró la mordaza con cuidado e introdujo en su boca una pastilla para dormirlo aún más, hizo fluir un chorro de agua por su garganta e involuntariamente el chico la tragó.

Volvió a cubrir su boca con la cinta y acarició su rostro.

- Perdón...Eren, pero no te preocupes, estarás bien, espero que tengas la misma imagen de mi después de esto -  concluyó para besar su boca a pesar de estar cubierta, despidiéndose.

Cerró la puerta con llave y se fue; en la explanada final de las escaleras se encontró con Annie.

- Hola -

- Hola -  respondió sonriendo

- ¿Y? -  preguntó curiosa

- Todo va bien, le di una pastilla para dormir, me siento mal por lo que hago pero...quiero que despierte después de los dos días que asista aquí -  dijo algo triste.

- Mira, solo esperemos que todo siga normalmente como antes -  dijo tratando de calmarla

- Sí, bueno, ¿Te invito algo de la cafetería? -  preguntó evadiendo un poco el tema

- Como quieras, pero no me vendría mal un café -   sonrió

- ¿Quién lo hubiera dicho? Tú y yo adictas al café de la escuela -  dijo adentrándose en el colegio junto a su amiga.

- Vaya vínculo -  contestó su amiga

Después de tomar aquél café, Mikasa no separó la mirada de Nifa y Krista, no le gustaba verlas tan calladas, aunque era obvio...lo de Ymir fue un golpe fuerte.

La Policía se llenaba de casos desaparecidos y a ninguno le daban respuesta, eso a Mikasa le resultaba gracioso... su reacción, lo que pasaría con su relación después de todo el embrollo.

La clase voló, el tiempo ahora iba demasiado rápido, cuatro clases más y el día para ellos terminaba.

Aprovecharon el cambio de clases y de salón para hablar de cualquier cosa, aún así la curiosidad y el despecho de Krista estuvo primero que todo.

Se acercó a las chicas y detuvo a la azabache.

- Mikasa...-

- ¿Qué? -  preguntó seria

- ¿Dónde está..Eren? -  preguntó tímida

- ¿Acaso te importa? -  preguntó Annie incrédula

- Solo quiero saber...¿Dónde está? -

- ¿Y acaso yo te pregunté de él cuando estaba contigo? Me hubieras lanzado del segundo piso al enterarte -  colocó su mano en su propia cintura y ladeó un poco su cuerpo

- Solo quiero saber...entiéndeme -

Tanto Mikasa como Annie rodaron los ojos y se miraron entre sí.

- Esta enfermo, amaneció mal, me lo dijo y no quiso venir -  siguió con la misma posición

- Gra..Gracias -  bajó su mirada y se fue.

- Que molesto, jamás pensé que le tendría que avisar del estado de Eren -  rodó los ojos de nuevo

- Lo que es más molesto, es tu novio ahora -  concluyó comenzando a caminar de nuevo.

*****

Segundo día, y como ella lo hizo y dijo, Eren seguía dormido.

«Me hace tanta falta»  pensaba al mirar la ventana y al recordar no sentir sus besos ni sus abrazos por dos días.

«Las caricias que yo te hago a mi no me sirven»  siguió pensando pero el brazo de Annie que rodeó sus hombros la sacaron de sus pensamientos.

- Cálmate, hoy es el último día en que vendrás,  Eren podrá despertar al fin y estará contigo, solos él y tú-  dijo sobando su hombro contrario.

- Sí, sabes?, el tiempo se me ha ido muy rápido pero a la vez muy lento, y me llego a desesperar -  Suspiró

- Ya no te preocupes por eso, como ya te dije antes...sólo esperemos a que todo siga bien -  la miró más profundamente.

Mikasa asintió y se sintió más tranquila, la segunda clase había terminado, solo tres más y se iba.

Al salir del instituto entró a su casa, en donde fue bien recibida por aquel perro.

Ella se agachó y lo acarició para después escuchar una voz familiar pasando cerca.

Al ubicarla bien, tomó al perro y salió, afortunadamente sí era quien creía y estaba acompañada. Ya la habían dejado salir.

- ¡Petra! -  la llamó, la chica se detuvo y observó a la chica.

Mikasa se acercó y le ofreció al perro, de la mirada de la chica salió un reluciente brillo y lo aceptó.

- Muchas gracias de verdad, me alegraste más el día -  sonrió

La azabache también lo hizo y aprovechó para disculparse, la ojiambar la tomó del brazo y le sonrió.

- No hay nada que perdonar,  yo te agradezco por salvar mi vida...eso hacen las amigas  ¿no? -  le brindó confianza

Mikasa sonrió y asintió.

- Gracias...amiga -  respondió y se retiró, cruzando miradas con ambos chicos.

Entró de nuevo a su hogar y cerró la puerta, vio a aquél chico, sonrió, encontró lo que quería y ella misma también...sólo que a su manera, se sintió más feliz.

No podrás....escapar de mi 🔪😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora