Se que algo en mi está mal...lo sé.
Pero aquél día que te conocí sentí la necesidad de tenerte conmigo y solo conmigo.
Eren...Eren Jaeger...serás mío y de nadie más, no dejaré que nadie más se te acerque, me encargaré de eso.
Olvídate de tus amigos...
Bajaron a la cocina, ya había anochecido y tenían hambre, la comida no fue tan sustanciosa.
Ambos comenzaron a cocinar, el chico aprendía rápido.
- Un día de estos podré hacerte algo de comer por mi propia cuenta - llamó su atención
La chica se acercó con otras cosas y las dejó cerca de Eren, para después abrazarlo por el cuello.
- Por supuesto que sí mi amor, y será digno de disfrutar por los dos...es más, hoy lo puedes hacer tú solo y yo solo te digo que hacer - propuso separándose
- ¿Y si algo se dificulta? -
- Te ayudaré, obvio - besó su mejilla
- De acuerdo -asintió y la chica se sentó sobre la pequeña barra cerca de la parrilla.
Comenzó a dar las instruccionesy todo comenzó a pasar, simplemente la cocina se hacía fácil...según.
- ¿Y solo me darás instrucciones y ya? - preguntó confuso
- No...te pondré un poco a prueba - sonrió
- ¿Y cómo? - la miró de la misma forma
- Vamos a ver que tan concentrado estás - sonrió con una malicia demasiado tierna.
El castaño sonrió igual y asintió, sería casi un reto.
- Será sencillo - dijo confiado
- Ya veremos - respondió la chica, acercándose y cubriendo la mirada de Eren con su rostro por completo, acercándose a besarlo.
Ambos correspondieron sus besos hasta que la azabache lo rompió al separarse.
- ¿Lo ves? Se está quemando -dijo sonriendo
Al hacerlo Eren reaccionó y lo movió para que no quedara tan mal.
- ¿Me vas a seducir mientras cocino? - preguntó con obvias razones
- Yo le llamo distracción -sonrió
Pasó un buen rato así, a pesar de todo la cena no resultó nada mal, fue casi un éxito dejando de fuera una pocas quemadas de más.
La pasaron casi toda la noche platicando después de comer, en general de cualquier cosa, hasta que llegaron las 11:00 de la noche, la azabache decidió levantarse y lavar los platos mientras el chico ordenaba y limpiaba la cocina.
Eren terminó primero que la chica así que aprovechó para distraerla ahora él.
- ¿Y si dejas eso para mañana? - se recargó en su hombro y rodeó su cintura
- Será mejor si lo acabo hoy, mañana se acumularán más - dijo sin parar
- Yo te ayudo, no habrá problema ¿Verdad? - besó su cuello, logrando que la chica se estremeciera y dibujando una sonrisa, cerró por un momento sus ojos
- No hagas eso - dijo volviendo a lo mismo
- ¿Por qué? - lo hizo de nuevo y volvió a pasar
- Porque no... - respondió tratando de ignorarlo, no lo logró.
El castaño la abrazó más y la alejó del lavaplatos, sin parar sus besos.
- Eren no...espera!... - trató de volver y alcanzar el borde del lavaplatos pero no pudo, el chico volteó el cuerpo de la chica.
- Sólo dime el porqué y entenderé - siguió abrazándola y colocando pequeños besos en su boca.
- Es que... - trató de detenerse, bastante tarde.
Eren tomó la parte trasera de sus piernas y la sentó en la mesa del comedor, siguiendo con sus besos, haciéndolos más apasionados, Mikasa rodeó su cuello aún con las manos enjabonadas mientras las manos del chico subían a su abdomen. La azabache se separó al sentir la mínima sensación de placer.
- No, para..para, esto...no debe seguir - dijo y separó el rostro del chico, él la miró confuso
- Pero sé que...quieres esto - se acercó de nuevo sin soltar su cintura
- No -volvió a decir y bajó de la mesa, fue y enjuagó sus manos, secándolas en su pantalón y dirigiéndose a las escaleras - Eso...no podría ser, espera una hora - y sin más subió las escaleras.
¿Una hora? ¿Y para qué? ¿Qué pasaría si no esperaba?
- La curiosidad mata al gato -dijo para sí mismo y subió ahora con la maleta, fue al otro cuarto vacío y decidió cambiarse ahí pero, la playera de siempre la dejó en el cuarto de la chica.
Tenía que esperar pero...¿qué pasaría si no lo hacía, si no esperaba? La tentación de ir lo mataba por dentro, y así fue hasta que decidió ir. Máximo habían pasado 6 minutos.
Entró y la vió de espaldas, solo le quedaba abotonar su camisa que usaría esa noche para dormir, sin embargo en vez de ir solo por la prenda, decidió ir con la chica ¿Qué podía pasar si lo hacía?
La tomó por el abdomen y la acercó a él, en un corto y delicado abrazo, la chica se exaltó.
- Solo dime que pasa si continuamos - susurró a su oído
- Algo...que no debe...pasar - su corazón latía con fuerza, trataba de controlarse, no pudo, su mente se bloqueó por un momento.
- Dime - insistía
La azabache volteó su cuerpo y abrazó el cuello del chico, mirándolo de otra forma que ninguno de los dos conocía.
Se acercó a su boca y continuó con aquellos besos de hace un momento allá abajo, sin parar, el pulso de ambos comenzó a acelerar.
- Si continuamos... -
- No importa ¿O sí? - La interrumpió
Su deseo creció.
- No podré detenerme... - habló en forma seductora
- No voy a pedir eso -añadió
¿Acaso esa noche....?
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