Con gran prisa salió de la habitación y bajó las escaleras casi corriendo, encontrando al castaño en el marco de la puerta. Se detuvo, lo miró un momento y corrió hacia donde se encontraba mientras él cerraba la puerta y colgaba el celular.
Se acercan lo suficiente en el centro del pequeño salón de la casa, sin decir nada la azabache lo abrazó contra ella misma con fuerza, como si no fuera real o se escapara.
El chico correspondió aquel abrazo de igual manera, demostrando la necesidad que tenía por verla y tenerla consigo una vez más.
Al separarse, contemplaron varios detalles en ellos mismos, como por ejemplo, el cabello de Mikasa estaba un poco más largo. Eren involuntariamente comenzó a acariciar aquél cabello negro, haciendo un recuento de todo lo que pasaron para detenerse en aquellos días cuando ambos terminaron en una cama, lo que lo hizo pensar.
Tomó su cabello y lo colocó hacia atrás sin soltarlo para luego besarla de una forma bastante apasionada y necesitada, siendo obviamente correspondido de igual manera. Sus pasos comenzaron a dirigirse a la sala.
Al entrar, la azabache quedó de espalda contra uno de los sofás mientras seguían. Al notar algo que antes no estaba ahí, paró por un momento.
- Has...estado..durmiendo...aquí? - preguntó, mirando su rostro.
- Sí, a veces - respondió, con cierto tonito en la voz que decía más cosas de lo que hablaba.
Sin dar tiempo volvieron a los besos.
El deseo los invadía como nunca antes, tal vez era por el recuerdo o por la necesidad de volverse a tener así de cerca. Vincularse en un momento tan significativo como lo era ahora, y más por tanto tiempo separados.
Las caricias comenzaron a elevar su intención. Su delgada camisa se desabotonaba y la playera de él ya se encontraba en el suelo.
El sofá más grande de la sala recibió el cuerpo de la chica en su comodidad para luego ser el castaño quien se colocaría sobre ella.
Labios, cuello, pecho, senos y abdomen; ahora podría volver a besar todos ellos con gran lujuria y deseo.
Los jadeos comenzaban a entrar en escena al igual que algunos suaves y bajos gemidos de placer, sentía su cuerpo ser recorrido por los labios del chico y por sus manos que manifestaban toda la pasión en caricias candentes.
Se diría que los besos eran poco, lo que importaba era lo que se tocaba y la sensación que provoca, alejando el pantalón y sostén de la chica, tocando, acariciando y besando sin descanso, haciendo estremecer su cuerpo completo.
- No sabes....lo tanto que te amo - susurró a su oído mientras besaba y mordida su cuello. Como respuesta solo recibió un pequeño gemido y un largo suspiro de placer. Se separó y la miró a los ojos, ojos que ardían de deseo y amor los cuales se fueron acercando hasta conseguir contacto entre sus labios, dejando escurrir un delgado camino de saliva por el costado de su boca.
Sus cuerpos comenzaban a transpirar por el calor mientras el momento llegaba lento y por cuenta propia, encontrando el cinturón y pantalón del chico desabrochados, siendo bajado por los pies y piernas de la azabache.
- Te amo - dijo ahora ella en un suspiro al sentir besos en la parte superior de sus pechos - Hazlo ya... - susurró mientras recibía un beso ahora en la boca.
Desesperación, deseo y lujuria extrema dieron el lugar al momento del clímax sin tener ningún cuidado y simplemente entrar a saciar el deseo compartido. Los sonidos de placer se hicieron más audibles y fuertes a causa de la velocidad ejercida.
Ese momento era incluso mejor que la primera vez, los besos se combinaron con mordidas que incitaban a más. La espalda de Eren comenzaba a ser ligeramente rasguñada por las manos de su bella azabache mientras él mismo se encargaba de repartir intensas caricias a las piernas, cadera y cintura de su amor...su mujer.
- Dime..algo - dijo haciendo que sus ojos se abrieran - ¿Eres...mía? - preguntó sin detenerse.
La hizo gemir de nuevo y con gran fuerza para después obtener la respuesta que sus oídos querían escuchar.
- Para siempre...lo seré... - respondió, tomando su rostro y besándolo, emitiendo los mismos sonidos en la boca contraria. Sin percatarse los besos y las mordidas dieron la bienvenida al acto de lamer, causando una sensación nueva y más alta que la excitación, llegando a la segunda eyaculación.
El agotamiento no importaba, de alguna manera no lo sentían con intensidad e importancia; la sed de sexo parecía crecer en lugar de saciarse y calmarse. Se notaba que el tiempo los hizo cambiar bastante en tema a sus deseos, fue ahí donde descubrieron nuevas formas y maneras para llenarse de placer por completo. Séptimo orgasmo, quinta eyaculación, parecía infinito, y aún no había conformidad.
Los besos eran ya otro nivel incluso más alto, las caricias y estrujamientos ligeros no parecían acabar, los intensos gemidos de la azabache llenaban la planta baja por completo a causa del cambio repentino de la velocidad mientras su amado chico comenzaba a jadear con pequeños gruñidos de exigencia. ¿A qué? A más.
El cuerpo agotado de ambos marcó el final de aquel erótico momento, dejando a la pareja jadeante y cansada a más no poder. Dieron un último beso para después detenerse por completo.
Acarició su rostro y sonrió con algo de trabajo por el cansancio.
- Volvemos....a estar..juntos - dijo Eren besando su cuello con lentitud
- Y.....ésta vez...para..siempre....mi amor - dijo en un último suspiro y sonrió.
Se mantuvieron despiertos hasta que su pulso se calmó, decidieron cambiar, así que Mikasa quedó sobre él, sobre su pecho, escuchando sus latidos mientras sentía delicadas caricias en su espalda. Estaban en silencio, sólo se escuchaban sus respiraciones tratando de calmarse.
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No podrás....escapar de mi 🔪😍
AléatoireSe que algo en mi está mal...lo sé. Pero aquél día que te conocí sentí la necesidad de tenerte conmigo y solo conmigo. Eren...Eren Jaeger...serás mío y de nadie más, no dejaré que nadie más se te acerque, me encargaré de eso. Olvídate de tus amigos...