♥ Día lluvioso ♥

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Al quedarse dormida, Eren decidió en subir a su habitación y recostarla en su cama.

No le costó mucho trabajo encontrarla ya que al llegar al segundo piso la puerta estaba abierta.

Entró y la dejó recostada en su cama para que después de cubrirla, su mirada fuera atrapada por varios recuadros que tenía en los costados de su cama, en un tocador y en un mueble.

Ella sonreía en todas al igual que su familia, sus padres.

Después de un tiempo pudo conocerlos pero quería hacerlo personalmente aunque vivieran en otro lado o quien sabe, nunca iban a ver a Mikasa.

Al lado de un mueble se encontraba un calendario....algo extraño para ser certero.

Un día estaba marcado con un corazón y tenía su nombre escrito dentro de color rojo cereza; era el día en el que se conocieron y después había algunas manchas de sangre en otros días, era extraño porque de ahí en adelante o en meses anteriores no estaba marcado ningún día.

Sin tomarle mucha importancia, se recostó junto a la chica y la miró por largos minutos.

Su semblante era triste y la cicatriz que ahora tenía....de alguna forma la hacía más hermosa a su parecer; de poco a poco él también se quedó dormido, se sentía extraño pero a la vez bien.  Alguien más que su amigo conocía su pasado a la perfección y lo hacía sentir bien...muy bien.

****

La mañana comenzó a despertar los ojos de la chica que dormía plenamente en su cama.

Al despertar del todo, miró la ventana, su al rededor y luego su reloj.

Al ver la hora se levantó con violencia, se había hecho tarde, estaba a punto de levantarse y salir del cuarto para alistarse pero alguien no la dejó.

Al sentir su mano ser detenida por otra ella volteó y se encontró con los ojos verdes que tanto amaba.

- No te preocupes, ayer hice una llamada a Armin, dije que no íbamos a ir, le pedí que se lo dijera a Annie; los profesores lo entenderán -  Contestó medio dormido

- ¿Te quedaste...conmigo? -  preguntó sonrojada

Eren solo asintió, rodeando con su mano la cintura de la chica.

- Tienes una familia muy bonita -

Mikasa sonrió dulcemente y bajó su mirada algo triste pero feliz, su chico amado estaba ahí con ella, eso la hacía bien.

- ¿No vas a volver a dormir? -  preguntó disminuyendo su fuerza en su brazo que la rodeaba

- Digamos que con el susto de ver que era tarde...se me quitó -  respondió sonriendo.

Mikasa bajó por un vaso de agua, un pedazo de pan y una manzana...una de sus rutinas en el fin de semana.

La mañana pronto comenzó a nublarse, así que subió de nuevo a su habitación, cambió su pijama y se colocó al lado de la ventana, pronto comenzó a llover.

- ¿Qué haces? -  preguntó el castaño entrando de nuevo en la habitación

- Nada -  Contestó sin voltear a verlo.

- Corrección, estás mirando la lluvia -   se acercó a ella

- Mi madre siempre decía que, cuando llovía era porque personas como yo, recordaban a los que ya no estaban y que el cielo lloraba por nosotros -   abrazó más sus piernas

- Son bonitas palabras..¿Alguna vez has jugado con la lluvia? -  preguntó colocándose en frente suyo

- Antes lo hacía mucho -   Contestó

Eren sonrió y le tendió la mano, Mikasa lo miró algo extrañada pero lo aceptó.

El chico la guió hasta la planta baja siempre con una sonrisa y abrió la puerta.

- Te mostraré la mejor experiencia de tu vida -  le susurró al oído y luego jaló de su mano, sacándola de su casa, mojándose en el agua fría de inmediato.

Eren no soltó su mano y comenzaron a caminar para después correr siendo acompañados por sus propias risas, dieron la vuelta a todo el alrededor de las calles y las cuadras que había, se detuvieron en un lugar cerca de un bosque y se quedaron viendo.

Ambos se sonrieron y Mikasa aún más.

- ¿Cómo se siente? -  preguntó tomándola de ambas manos.

La azabache como respuesta solo sonrió y se abrazó de él, sintiendo el calor que ambos transmitían en ese momento a pesar de estar bajo el agua fría de la lluvia.

- Debemos irnos ¿No crees? -  preguntó

No recibió respuesta, Eren solo tomó su rostro entre sus manos y contempló su rostro mojado para luego acercarse pausadamente hasta que tocó los labios de la chica, besándolos de forma lenta y bastante reconfortante.  Una escena realmente de película romántica, sin embargo, ninguno de los dos le puso fin, si no la falta de oxígeno.

Al separarse la azabache miró al suelo con un sonrojo y una sonrisa, mientras Eren seguía acariciando su rostro.

- ¿Ahora sí...nos vamos? -  preguntó con la misma sonrisa, el castaño asintió

No podrás....escapar de mi 🔪😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora