♥ Sin rencores ♥

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Llegó la noche, la cena familiar estaba a punto de comenzar pero al escuchar el toquido de la puerta los interrumpió.

Grisha se levantó de la mesa y fue a ver quien era. Al abrir la puerta se encontró con Eren, que lo miraba de forma seria.

- Hola....¿Puedo pasar? -  preguntó

Grisha no contestó de inmediato, lo meditó un momento y luego aceptó.

- Claro...pasa -  dijo

Al entrar fue recibido por la inconformidad de su medio hermano y una sonrisa forzada de parte de la mujer.

- ¿Qué pasa? -  preguntó llegando ambos al comedor

- Vamos a la sala o no sé, quiero hablar contigo -  respondió

El hombre miró a su familia y lo pensó.

- No te voy a quitar mucho tiempo, será corto, lo juro -  dijo, insistiendo

Aceptó y se dirigieron a la sala. Se sentaron y esperó a que el chico hablara.

- Perdón, en general, por todo lo que pasó, te pido perdón -  dijo de repente, tomándolo por sorpresa

- ¿Por qué? -  preguntó

- ¿Por qué? -  preguntó

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- Por...la distancia que puse, el desprecio y odio que siempre sentí hacia ti y a tu..nueva familia y por no decirte lo...lo de mamá -  su voz se entre cortó y sus ojos se cristalizaron  - Tenías el derecho de saber -  dijo tallando sus ojos con rapidez al sentir el desborde de sus lágrimas

Se quedaron un momento en silencio mientras Eren intentaba no mirarlo tanto a lo ojos.

- Te entiendo, y sé que lo que hice no estuvo bien, los dejé cuando me necesitaban más, y en especial tú -  colocó su mano en su hombro.

El chico solo asintió y aceptó el consuelo.

- Y...la verdad es que debería ser yo quien pida perdón, ¿no crees? -  preguntó.

Eren no dijo nada y asintió levemente.

El hombre se acercó y lo abrazó, desbordando todo su coraje en un llanto que necesitaba sacar.

Comenzó su llanto con el ceño fruncido, parecido a cuando se enoja pero que demostraba la tristeza, daba pequeños quejidos de dolor y decepción que nunca antes dejó salir, llanto que no lo dejaba respirar por momentos. Sentía de nuevo que su corazón se rompía con el mismo dolor de antes.

- Perdóname, de verdad perdóname hijo -  susurró mientras lo mantenía abrazado y sobando su cabeza y espalda, se sentía culpable, razones para sentirse así, tenía muchas.

- Debí visitarlos de vez en cuando y no sólo limitarme a mandarles dinero... -  se justificaba con arrepentimiento, sus ojos se cristalizaron poco a poco.

- Mamá....a-aún te-te quería -  dijo entre grandes sollozos y un gran esfuerzo  - Y yo también -  soltó admitiendo su cariño perdido hacia él.

Grisha derramó una lágrima. Aumentó un poco de fuerza en su abrazo y luego lo soltó, sintiéndolo más calmado.

Eren sonrió con trabajo y sin esfuerzo para después limpiar su cara con su playera.

- No...no te preocupes, te perdono -  dijo sonriendo con tristeza

- Gracias -  bajó la cabeza

- Si puedo y tengo tiempo trataré de....de llamarte al menos una vez por semana -  dijo ya más calmado

El hombre asintió, en forma de acuerdo.

Eren decidió levantarse e irse, ya tenían un plan, prefirió decirle de ello a su padre cuando ya estuvieran lejos, sentía que sería lo mejor.

- Bueno, ya...ya me tengo que ir, me están esperando -  dijo y salió de la sala, entró al comedor y se disculpó por la interrupción para después abrir la puerta y salir.

- Eren - lo llamó su padre de nuevo, él volteó  - Es bonita -  dijo de repente, de inmediato supo de quien hablaba y sonrió

- Es hermosa -  corrigió sonriendo y se marchó.

~ ~ ~ ~ ~ ~

Llegó a casa y al cerrar la puerta fue recibido por un apisonante beso de su chica, tomándolo por sorpresa. Correspondió la acción y abrazó su cintura.

- ¿Lo arreglaste? -  preguntó al separarse, el chico asintió y colocó otro beso en sus labios.

- ¿Hiciste lo que te dije? - preguntó

- Sí, ahora solo tienes que quitarme el rastreador...confìo en ti -  se tomaron de las manos y Eren asintió

- Vamos al baño entonces -  dijo y la guió hasta aquél cuarto con un cuchillo más pequeño.

Mikasa se metió en la tina y recorrió su cabello a un lado. El cuchillo tocó su cuello y hombro, comenzando a cortar. Le dolió un poco pero aguantó.

Al momento de abrir la herida se quejó y cerró sus ojos para luego sentir como la diminuta cosa salìa de su cuerpo.

- Ya está, tranquila, ya está -  limpió la sangre y luego besó la herida, estremeciendo su cuerpo un poco.

- Tus besos siempre me quitan lo que me duele ¿lo sabías? -  preguntó con sus ojos cerrados, disfrutando aquél acto de cariño.

Siguió así hasta que un poco de sangre volvió a brotar. Se separó y limpió de nuevo, colocando una venda y abrazándola por detrás.

- Un dato que no sabía, pero ya sé como hacerte sentir bien -  besó su mejilla  para después levantarse y cargarla para llevarla a su habitación.

Ambos se recostaron abrazados para esperar la mañana e irse.

No podrás....escapar de mi 🔪😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora