45. La sorpresa

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Luke llegó a la casa sonriente. La noche anterior había sido probablemente la mejor de su vida (está bien, quizá estaba exagerando, pero no iba a sacarse tan pronto esa idea de su cabeza) y nada podía quitarle la sonrisa de idiota que había cargado desde que se levantó.

Se había despertado algo temprano, y Mike, como siempre, lo tenía al borde de la cama. Lo había obligado a despertar para poder salir de ella, asegurándole que no tardaría, y aunque éste hizo un puchero, lo había dejado ir cuando le prometió un desayuno en la cama. Terminó yendo por café para los chicos, pues sabía perfectamente los gustos de cada uno y lo felices que estarían de tener café en la mañana sin tener que prepararlo con ojos somnolientos.

Cuando abrió la puerta y se introdujo en el recibidor, tiró las llaves sobre aquella mesita, encontrándose una nota de Calum.

'Les tengo una sorpresa, no me busquen'

Luke frunció el ceño confundido, pero siguió avanzando hasta la habitación de Mike, abrió la puerta sin tocar y se sorprendió cuando no lo vio tirado en la cama, la cual sin duda estaba hecha un desastre, pero eso ya era común de todas las mañanas. El sonido de la regadera se escuchaba levemente y la luz del baño se encontraba encendida, le habría gustado sorprenderlo entrando al baño, pero estaba demasiado cansado como para cargar con esas consecuencias.

Dejó el café en el escritorio y tomó el paquete de notas que Mike tenía ahí, para escribirle un pequeño mensaje.

'Casi tan dulce como tú'

Escribió en una y lo dejó frente al café, luego se arrepintió de aquella cursilería haciendo bola el papel y tirándolo a la basura. Después de todo, Mike no tomaba el café con demasiado azúcar, por lo que su referencia terminaría saliendo mal.

'Un café en la mañana después de un buen sexo en la madrugada'

Se rió ante esa idea y dejó la nota sobre la mesita, quizá después de todo si pudiera hacer una pequeña visita al teñido en el baño. Eso creyó hasta que el timbre sonó, pensó que podría ser Calum con su intrigante sorpresa, pero él no solía olvidar las llaves, de hecho, las suyas no estaban sobre la mesa.

Cuando abrió la puerta en busca del moreno y con un montón de palabras en la boca, se sorprendió sin duda, una chica había saltado sobre él tomándolo del cuello, haciendo que sus ojos se abrieran por la impresión.

- ¡Lukey! - había gritado ella, atando sus manos detrás del cuello del rubio y dejando un fugaz beso en sus labios
- Arzaylea - respondió él sin saber bien que decir, no la esperaba ahí, ni siquiera recordaba que habían vuelto, había olvidado su existencia por completo. Además, ¿desde cuándo ella era dulce con él? Quizá debería sentirse mal por ello, pero...¿lo podían culpar? Él realmente no sentía por ella ni una pizca de lo sentía por Mike. Si, tenían buenos recuerdos, y no dudaba que si las situaciones fueran distintas, ya estaría embobado con ella de nuevo. Pero, no era así.

Lo descubrió aquella última salida con la chica, donde sus manos se tomaron para cruzar la calle y no sintió ninguna clase de hormigueo o emoción; cuando la miró a los ojos y no vio el color verde brillante; cuando se vio en la necesidad de besarla y notó como no había reacción en su cuerpo, nada de presión en el pecho, ni las estúpidas mariposas en su estómago, ni siquiera consiguió que su cabeza no divagara. Si, quizá debería sentirse mal por lo que le estaba haciendo.

- Oh, Luke no te imaginas cuanto te he extrañado - insistía la morena, Luke sentía que se desmayaría en cuestión de segundos, ¿por qué ella estaba actuando así? Hacía mucho tiempo que no se decían cosas por el estilo, ni siquiera recuerda dulces palabras en los últimos meses. Su cabeza entera estaba dando demasiadas vueltas, sin duda no volvería a tomar de manera tan estúpida como lo hizo la noche que la llamó...al menos eso es lo que creía, pues desconocía que en poco más de un día terminaría peor que aquella vez.

Waste The Night - MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora