Waste The Night - Muke

19. No vuelvas a cocinar en tu vida

Luke y Michael llevaban apenas dos días de que se habían mudado juntos cuando descubrieron que morirían de hambre. Con el rubio siendo el peor cocinero del mundo, y Mike teniendo ganas de pizza diariamente, no tardarían en quedar pobres y hambrientos.

Así que, con la idea de que tendrían que aprender algún día, buscaron tutoriales y recetas de cocina toda la mañana, tanto les había tomado, y tan grande era su compromiso, que el par había olvidado desayunar. Cuestión que solo aumentaba la lista de las cosas que podrían salir mal en las próximas horas.

Ahora ambos yacían lado a lado en la cocina, Luke con un patético mandil que le pidió prestado a su madre, y Mike con un gorro en la cabeza por miedo a que se le incendiara el cabello de nuevo.

- ¿Y de qué las vamos a rellenar? - cuestionó el teñido, viendo como Luke colocaba las cosas sobre la mesa - ¿Queso?
- Mike, hemos revisado la receta 7 veces, ya deberías saber de qué las rellenaremos - el teñido giró los ojos
- ¿Podrías ser más grosero?
- Sabes que sí - respondió con una cínica sonrisa, provocando que Mike volviera a girar lo ojos.

- Anda, ayúdame - musitó el rubio mientras Michael ponía música en su celular
- ¿Lu?
- ¿Si?
- Hay...amm...hay algo que llevo un par de días pensando, ¿puedo...amm...preguntarlo?

Luke dejó de prestar atención al agua que estaba preparando, pasando a mirar a su teñido amigo con una ceja levantada, mientras éste lavaba un par de tomates con la mirada baja.

- ¿Está todo bien?
- En realidad - susurró - esa es la pregunta
- ¿Qué?
- Es que...en tu casa...y antes de eso
- Mike, estoy bien, todo está bien, no tienes porqué preocuparte - Michael sonrió, aún nervioso y con preguntas rondando por su cabeza, no sabía realmente como llegar al punto, ni si debería hacerlo.

- ¿Algo pasó en tu casa? - Luke frunció el ceño
- ¿De que hablas?
- Bueno tú...amm
- ¿Mikey, quieres dejar de hacer eso?
- ¿Hacer qué?
- Decir "amm" - dijo haciendo comillas con los dedos
- Estoy nervioso ¿de acuerdo?
- No tienes por qué - prosiguió, caminando hacía su amigo - Mike, mírame - él lo hizo, recibiendo una sonrisa de su amigo, pero no quería eso, no buscaba una simple sonrisa, menos una mentira, necesitaba saber que Luke no estaba pasando por algo difícil, y si lo hacía, quería estar ahí para él.

Dejó los tomates en la mesa y pasó sus manos algo mojadas por su cabello, un poco desesperado por la falta de palabras en su boca, miró a sus pies por unos instantes, esperando que la pregunta se planteara en su cabeza y suspiró, mientras seguía revolviendo su cabello ya un poco descolorido. Estuvo a punto de decir algo cuando sintió una mano en su mentón, levantó la mirada, encontrándose con ese brillante par de ojos azules y una pequeña sonrisa en sus labios.

- Lu...¿sabes que puedes decirmelo cierto? - él asintió, rozando sus dedos en la mandíbula del teñido - Yo...solo quiero que sepas que aquí estoy, y que si algo te sucede...
- Mike...
- ¿Por favor? - preguntó, mirando directo a sus labios, no estuvo muy seguro del por qué de la pregunta hasta que se percató de que ambos se estaban acercando al otro, su mente había decidido por él, olvidándose por un segundo de la necesidad de sus preguntas anteriores.

Luke se inclinó, cerrando sus ojos mientras Mike dibujaba una pequeña sonrisa en sus labios, le gustaba esto, lo fácil que podía volverse obtener un beso de la persona que quería, la familiaridad en la que convivían. El rubio tiró de su mentón hasta que sus narices chocaron, una pequeña maldición se escapó de la boca de éste, haciendo que una diminuta risa se escuchara de parte del mayor.

Mike negó un par de veces antes de extender ambas manos hacia la cintura de su amigo, y tirar de su camisa, pegándose un poco más, sintiendo el pecho del chico subir y bajar junto al suyo. Levantó la mirada de los entreabiertos labios de Luke para encontrar que aquel par de ojos estaba de nuevo abierto, atento a cada movimiento que él hacía.