Waste The Night - Muke

21. ¿Es acaso importante?

Michael conducía el auto algo nervioso, sintiendo la mirada de los dos chicos a sus espaldas, y tratando de relajarse con la mano de Luke que acariciaba lentamente su rodilla. No sabía si era buena idea volver a su casa, no se sentía seguro de nada, y tenía miedo de que sus padres trataran de alejarlo del cómodo ambiente que él y el rubio habían construido en aquel departamento.

Cuando finalmente estacionaron fuera de su casa todos se quedaron en silencio, ni Michael hizo indicio de querer salir, ni Luke quitó su mano del chico, ni Ash se movió, ni Calum habló. El lugar simplemente había quedado estático.

- No puedo - susurró el teñido - Lu, tengo miedo - el menor se giró para mirar de frente a su amigo, mientras éste continuaba con la vista perdida en el parabrisas
- Tranquilo, Mike - inició - todo estará bien, solo trata de no alterarte, no le grites, muestrale que eres mejor - Michael tragó fuerte, y movió la cabeza despacio hasta toparse con los ojos del rubio, quien le dedicaba una pequeña sonrisa.

- Se me olvidará todo lo que dijiste en cuanto lo vea - musitó, sus ojos perdiéndose un poco entre el azul
- ¿Quieres que te acompañe? Después de todo le prometiste a tu mamá que me arrastrarías a tu casa, ¿recuerdas? - finalmente, Mike dejó asomarse una ligera sonrisa y asintió, colocando su mano sobre la que Luke aún mantenía en su rodilla
- Gracias - susurró, cobrándole un asentimiento a su amigo, para que justo después ambos salieran por sus respectivas puertas.

Michael bajó las ventanas de atrás antes de salir, y Luke regresó al carro solo para meter su cabeza en una de ellas y gritarle a ambos chicos que hablaran, que discutieran si querían, pero que se arreglaran, porque tanto él como ellos sabían que aún no eran capaces de mirarse fijamente a los ojos por más que un par de segundos.

- ¿Crees que esté exagerando?
- ¿Michael? - cuestionó Calum, aún con la mirada sobre el par de amigos que esperaban inquietos frente a la puerta de la casa
- No, Luke - el moreno se giró justo caundo ambos entraron, viendo al rizado mirar al techo del carro - sobre no poder vernos a los ojos
- No lo sé...¿q-quieres intentarlo?

Ash suspiró, bajando la mirada y tratando de engancharla con la del chico sentado a su lado. Ambos se miraron con ojos inquietos por un par de segundos, hasta que se obligaron a separar las miradas, suspirando frustrados.

- Odio cuando ese idiota tiene la razón - masculló Ashton, Calum solo soltó una pequeña risa
- ¿Quieres amm...hablarlo?
- No realmente
- Así que solo me vas a ignorar - suspiró, cansado de tener que tratar con un amigo que no escuchaba
- No, pero...amm
- ¿Qué? - inquirió molesto, Ash suspiró, jugando con sus manos mientras el moreno lo observaba expectante.

- Puedes hacerlo tú...me refiero a hablarlo, t-te escucho - Calum abrió grandes los ojos, algo sorprendido ante el comentario. Y fue después de verlo por unos instantes que se animó a decir lo que aún no se atrevía a pronunciar frente a nadie más que su rubio amigo.

- Ashton te dije hace un par de minutos que me gustas - el rizado asintió, sintiendo la mirada del pelinegro sobre él, pero sin animarse a corresponderla - y quizá sea más que eso, no lo sé...n-no me refiero a que te ame o algo por el estilo, no creo hacerlo - Ash sintió una extreña presión en su pecho, ¿era acaso que él si esperaba que lo amara? - Luke dice que me confundiste, que de alguna forma a lo largo de los años empezaste a llamar mi atención y yo ni cuenta me di, pero que finalmente empecé a desarrollar estos sentimientos por ti. - el chico suspiró, mientras el mayor lo observaba de reojo algo intrigado, queriendo conocer cada secreto dentro de sus palabras - Fue por eso que te pedí que salieras conmigo ese día dn Londres, y que te digo todo esto ahora, yo...

- ¿Es tu forma de decirme que no esté tan molesto con Luke? - cuestionó, mirando finalmente al chico de los profundos ojos
- No...es mi forma de decirte que ninguno de nosotros pretendía hacerles un mal mayor, yo solo quería que sintieras lo que me habías hecho sentir, y Lu solo intentaba ayudarme, decía que quizá un empujoncito te ayudaría a ti también, al menos a dejar de mentirle sobre no saber de que hablaron cada vez que conversaban sobre mí.