EL INICIO

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—Párate derecha, levanta el mentón, — Le indicó Charloth  a River  levantando su mentón con su bastón, ¿Cómo iba a permitir que su nieta siguiera caminando sin clase alguna, cuando ella misma era la mejor diseñadora de todo el continente? Y mientr...

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—Párate derecha, levanta el mentón, — Le indicó Charloth a River levantando su mentón con su bastón, ¿Cómo iba a permitir que su nieta siguiera caminando sin clase alguna, cuando ella misma era la mejor diseñadora de todo el continente? Y mientras la miraba llena de seriedad continuó...—sí bajas los hombros parecerás una mujer insegura.

—Abuela... no soy una mujer insegura...—intentó decir sin perder el equilibrio, pero su abuela la calló dándole un pequeño empujón con el bastón haciéndola caer.

— ¡Cht! ¡Pues es lo que pareces! Ahora... levántate, Y hazlo de nuevo. —River torció el gesto y a duras penas se paró, ella era muy lista, sabía cuándo terminar las cosas cuando ya estaba harta. Así se suspiró, se paró derecha y comenzó a caminar con total gracia mientras Charloth la miraba de arriba abajo, su cabello blanco y delgadez elegante le hacían parecer más su madre que su propia progenitora. River sacudió su cabellera castaña oscura ligeramente y logró impresionar a su abuela, pero claramente ella no sonrió ni un poco.

— ¿Lo ves? La gracia la tengo, es solo que no soy como Dita. Además, si ya la tienes a ella ¿Para qué me quieres a mí? Somos gemelas idénticas.

—No, no son gemelas idénticas, —Dijo esta vez un poco enfadada y como siempre terminaba vanagloriando a Dita. —Dita es una perfecta futura modelo, es inteligente, astuta y sabe mover las piezas para obtener lo que quiere, además de una seguridad... simplemente impresionante. —River miró al cielo desesperada, y por un lado era cierto, si alguien miraba a Dita podría ver a la mujer perfecta, un labial rojo la representaba, una cabellera perfectamente ondulada, un traje ejecutivo digno de una diosa de la moda y zapatillas con un tacón más grande que el mismo Everest. Pero River era todo lo contrario, ella no estaba acostumbrada a ser muy femenina, si lo era; era por que vivía con su abuela, y aun así se conformaba con unos vaqueros y una playera, y si fuera por ella ya se habría cortado la larga cabellera castaña que su madre le había heredado.

— ¿No quieres que mejor vaya por una pistola para que me dispares? ¡Justo aquí! — Gritó exagerando y se dio golpes en el pecho sobreactuando, lo que hizo que Charloth le obsequiara un sonrisa de lado. — ¿Lo ves? Dita jamás te hará reír tanto como yo. — Dijo dejándose caer al sofá literalmente desparramando su cuerpo sin cuidado. —Abuela... Voy a salir esta tarde, serán un par de horas... la biblioteca necesita a un ayudante...

—No tienes por qué mentir, sé perfectamente que estás metiéndote en la colonia de Inmigrantes que llegó hace un par de semanas. —River cerró los ojos expuesta y se sentó derecha. — ¿Ahora qué es lo que haces? ¿Les enseñas a bailar? ¿A leer?

—Bueno... no tienen hogares estables, así que le ayudo al reverendo a construirles unas chozas donde no se les meta el agua ¿te molesta?

—No, estoy enfadada con tu padre, de él heredaste lo solidaria, pensé que se te quitaría en la adolescencia, pero ahora que tienes veintiséis años lo dudo, en fin solo que necesito que durante esta semana no salgas a ningún lado.

Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora