MI FORMULA

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River no parecía muy asustada, mientras más pasaba por los pasillos del lugar más se intrigaba más, y antes de abrir la primera puerta Ana María interrumpió sus extrañas teorías

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River no parecía muy asustada, mientras más pasaba por los pasillos del lugar más se intrigaba más, y antes de abrir la primera puerta Ana María interrumpió sus extrañas teorías.

—Bueno, para empezar, este es conocido como el primer piso, —y abriendo la puerta las dejó entrar. Y para su sorpresa ahí estaban la mayoría de los inmigrantes que estaban en la colonia que cuidaba ella junto con el sacerdote, pero no entendía por qué todos estaban tan felices y contentos.

—Disculpe... ¿Por qué los inmigrantes están aquí? ¿Por qué los secuestraron?—preguntó River queriendo saciar su hambre de curiosidad. A lo que Ana María respondió con una sonrisa sincera.

— ¿Te parece que están secuestrados? —le contestó señalándole sus sonrisas.

—Yo misma vi cómo se los llevaban...

— ¿qué? Nadie se llevaba a nadie... en fin, yo no te puedo dar más información, si quieres que alguien resuelva tus dudas tendrás que preguntarle al capitán Willmont.

—Bien... tarde o temprano lo enfrentaré, por ahora... ¿Qué se supone que es el primer piso?— le cuestionó mirando cómo había gente preparando comida para más gente que parecía ser necesitada.

—Mucho mejor, eso si te lo puedo contestar. —Ana María carraspeo sonriente y continuó. —El primer piso es considerado la zona de aceptación, en este lugar hay más de doscientas habitaciones esperando por gente como estos inmigrantes, aquí se les da una oportunidad de vida a personas como ellos, si ellos solo quieren regresar a su hogar pueden estar un tiempo corto e irse, o pueden decidir quedarse en el Ferri, aquí se les da un trabajo y pueden escalar con el talento que tengan hasta llegar a la cima, o sea... en el sexto piso.

— ¿Y no eran piratas?—preguntó Megan un poco tímida.

—De cierta forma sí, pero esa es otra cosa que aclarará el Capitán con la señorita River. —En ese momento el celular de Ana María sonó y de inmediato contestó. — ¿Sí? Muy bien...Vamos para allá. —Bajó el móvil y las miró más tranquila. —El Capitán acaba de llegar al Ferri, —Y dándose la vuelta le gritó a dos hombres que cargaban costales ayudando a la gente. — ¡Piero! ¡Bellucci! —Ambos se acercaron soltando los costales, el bajito vestido muy casual sonrió y el alto y delgado se mantuvo callado esperando las ordenes. —Necesito que lleven a las señoritas Megan y Elizabeth a la habitación 33 del tercer piso, y Piero, me dijeron en el quinto piso que encontraron tu guitarra.

—Entendido, Y mucho gusto, Soy Piero, el que esta de tras de mi es Bellucci, mi mejor amigo de la infancia. —Se presentó con las tres y todas sonrieron, —Por favor síganme señoritas. —Megan y Elizabeth miraron a River y ella les sonrió.

—Estaré bien, necesito aclarar esto, las veré después. —les dijo con una falsa serenidad para dejarlas tranquilas y miró a Ana María.

—No te preocupes por ellas, Piero y Bellucci son de fiar, el capitán les da a ellos las tareas más difíciles, así que confía en ellos. Ahora, ¿no queremos hacer enojar al Capitán verdad? Vamos. Suba al elevador, no crea que quiera subir las escaleras hasta el sexto piso, sé que tiene preguntas pero créame, el capitán es el único que puede responderlas. —Y mientras subían Ana María no pudo mantenerse callada. —pero... si le daré una recomendación, intente hacer lo que el Capitán le pida sin poner peros, si él se enoja todos pagamos, así que... sea prudente, llámelo "Capitán" todo el tiempo, le deseo mucha suerte.

Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora