— ¿Helena...? — preguntó Christopher de Inmediato y Athos sonrió al verlo tan confundido.
—Hola también, sí... entremos, supongo que su viaje fue cansado, y creo que Porthos ya dejó de dirigir la cocina. —Christopher tomó a Halley de la mano y Athos los miró curioso sin dejar de sonreír. —Es lindo supongo... en cualquier momento se juntarían de nuevo... entren. —esta vez ambos lo siguieron.
— ¿Tío Athos? ¿Lo conocías?— le susurró caminando a su lado y Halley subió los hombros.
—No lo sé, yo no pero... creo que era algo paternal entre él y la otra River Parker, este lugar y él... me hacen sentir en paz, no sé.
—Menos mal que es algo "paternal"... ¿viste cómo me miró? Era como si estuviera... celoso porque te tomé la mano. —Athos se detuvo abriendo una puerta de madera y dejo ver la construcción antigua algo colonial, el comedor era increíblemente grande, podrían caber más de cincuenta personas ahí sin problema.
—Por favor tomen asiento, sé que vienen por información, y sé las daremos, por cierto... aquí es donde desayunan, comen y cenan los monjes, es sumamente especial. —de repente la puerta de la cocina se abrió dejando mirar a un hombre rubio de cabello largo y lacio, su bigote y barba le hacían parecer un Vikingo delgado, era gracioso ya que ambos ocupaban ropa parecida a la que se usaba en Francia en el siglo XVII.
— ¡OYE ATHOS! ¡¿POR QUÉ NUNCA ME LLAMAS CUANDO VIENE IRENE?! ¡NUNCA VIENEN MUJERES POR AQUÍ Y CUANDO VIENEN...!
—Porthos... —dijo queriendo llamar su atención pero Porthos solo quería saber sobre la tal Irene y seguía reclamando. — ¡PORTHOS!
— ¡¿QUE MIERDA QUIERES?!—gritó fuera de sí.
—Tenemos visitas... —logró decirle apenado, entonces él volteó la cabeza, y jaló aire de la impresión.
— ¡HELENA!—gritó extasiado acercándose a ella para abrazarla pero Athos lo detuvo.
—Ellos aún no saben nada, vinieron a informarse... ten paciencia, ahora... ¿Dónde está Aramís?
— ¡Yo que sé! De seguro rezando como siempre... —le dijo sin pensarlo y miró a Halley sonriente. — ¡Ya verás! ¡Te prepararé algo delicioso, mi niña! ¡Esto será especial!— gritó dirigiéndose a la cocina.
Una hora después la luz del día se había ido y el lugar solo quedaba alumbrado por las velas que iluminaban la cena, al poco tiempo Aramís se unió a ellos, un hombre más alto, cabello castaño claro y con un semblante dulce y sereno.
—Perdonen si los hicimos esperar mucho, queríamos tener este momento solo con ustedes y atendimos a todos los monjes antes. —Explicó Aramís tranquilo mientras los cinco comenzaban a comer. —Pueden preguntar lo que quieran...—de inmediato Halley se animó.
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Cuando se trata de ti
RomanceEn el mundo hay dos clases de mujer, perfectas y preparadas para todo lo que se propongan justo como Dita Parker o despistadas sin saber cual es el siguiente paso en su vida... justamente como River Parker, quien con un carisma impresionante como a...