DESEO EL PELIGRO (+18)

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Después de aquella magnifica ducha en la que Halley había enjabonado por completo a Christopher, y en donde él ya no pudiera aguantar más y terminara tomándola una vez más

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Después de aquella magnifica ducha en la que Halley había enjabonado por completo a Christopher, y en donde él ya no pudiera aguantar más y terminara tomándola una vez más... salieron, Halley comenzaba a llenarse de temor pues creía que después de que Christopher le hiciera el amor terminaría por alejarse de ella, así que lo miró salir primero, él tomó una toalla enrollándola en su cintura y cuando Halley esperaba lo peor él se giró tomando otra toalla y estiró su mano mirando a Halley.

—Ven aquí amor, yo te secaré. —avisó aún con cierto brillo en sus ojos, Halley estaba impresionada, se preguntaba cuando acabaría el deseo en Christopher, y aunque acabaran de hacer el amor en la ducha... él seguía mirándola como si fuera la única mujer en el mundo. Al principio Halley se sintió insegura, no era muy delgada y aunque él ya hubiera visto hasta lo más profundo de su ser... tenía pavor a ser criticada por esos pequeños detalles que no le gustaban de ella, se quebraba la cabeza creando imaginarios catastróficos en donde Christopher se burlaría de su celulitis o de sus rollos en la barriga, pero... mientras ella divagaba en un mundo de posibilidades imposibles, Christopher la jalaba de la mano para sacarla de ahí, y teniéndola de frente y muy cerca parecía leer su mente.—Eres perfecta así como estás, no pienses tonterías de tu cuerpo; todo en ti me excita... tus nalgas, tus curvas, tu pecho, tus labios que muy pronto estrenaré en otros sitios... y tus ojos... ¡Tus ojos!, son tan... tan no sé cómo describirlos, están llenos de curiosidad y ternura, pero al mismo tiempo me gritan que te folle una y otra vez. —Le explicó con una gran calma mientras seguía secando cada parte de su cuerpo, con cariño y paciencia secaba su cabello, sus brazos, sus piernas y hasta sus pies depositando un beso sensual en uno de ellos, Halley solo reía de lo que él le decía, para ella era totalmente nuevo ese escenario donde su esposo la secaba y la adulaba por todo lo que la representaba, jamás había pensado en que algo así le ocurriría.

De repente su mirada se oscureció al recordar que Mark le había dicho que él era un Dios, y no solo eso, si no que era más poderoso que él, era una historia muy fantasiosa, pero era claro que su resucitación había dejado muy claro que todo el asunto de los dioses era totalmente real.

—Jack, ¿Qué tanto sabes del asunto de tu resucitación?— preguntó de repente y él sonrió poniéndose de pie, tomó un poco de crema humectante y frotándola en sus manos comenzó a untarla en los brazos de Halley.

—Lo único que Mark me dijo es que tengo una tarea en esta existencia, una tarea que tiene que ver contigo, como mi madre lo dijo, al parecer esa fuerza mayor quiere que yo te cuide, y no sé por qué pero... tiene sentido porque desde que te conocí solo puedo pensar en mantenerte a salvo, y después de que hiciéramos el amor la primera vez... todo se intensificó, ahora es como si tuviera un sexto sentido que me ordena tenerte cerca, me pide a gritos alejar a intrusos, no sé cómo explicarlo, Mark me dijo que él era un dios, pero no me dijo que era yo... ni que eras tú, se aferró a la idea de los Mosqueteros.—Halley miró que en cierta forma él se había estresado al hablar del tema, era claro que también moría de la curiosidad por entender cuál era el dichoso propósito que tuviera que ver con ella.

Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora