Ambos se encontraban dormidos en aquella habitación que le había pertenecido a las otras River. La primera en despertarse fue Halley quien solo abrió los ojos y al percatarse que Christopher estaba a su lado dormido pudo respirar tranquila, ahí sin moverse miró con detenimiento la habitación donde se encontraba, así que un poco curiosa se paró y comenzó a caminar alrededor observando todos los detalles que estaban a su alrededor, pues entre ellos había dibujos, pinturas y maquillaje en un magnifico tocador.
Todo aquello le impresionaba pues eran cosas que le habían pertenecido en el pasado y era cautivador para ella pensar en cómo había sido la vida de las otras River, y fue ahí cuando estiró su mano para tocar una peineta que se encontraba en su tocador, y al sentir su textura comenzó a tener una visión.
Ahora parecía ver en el espejo a otra de sus versiones pasadas que habían estado en el monasterio, esa otra River tenía el cabello casi rubio y sumamente largo, más ondulado y muy bien peinado casi como las mujeres nórdicas, podía verse bailar con una hermosa gracia alrededor de esa misma habitación, sin duda parecía que estaba enamorada y por supuesto sabía que ella también estaba locamente perdida en el amor del otro Christopher, entonces vio como ella se detuvo y sonrió mirando el reloj, justamente que marcaba la hora 11.11 am y al segundo después escuchó una canción que no podía distinguir en esa visión, entonces, despertó siendo Halley de nuevo y lo primero que hizo fue mirar el mismo reloj, al mirar que faltaba un minuto para las 11.11 am corrió hasta donde estaba Christopher, saltó encima de él lo que le hizo despertarse casi al instante.
— ¿Qué ocurre amor? ¿Está todo bien?— preguntó tallándose los parpados mientras Halley lo tomaba de la mano.
— ¡Sí, sí! ¡Ven creo que algo mágico va a pasar, ven al balcón!—gritó como niña pequeña sin soltarlo esperó junto con él asomada por el balcón.
— ¿Algo mágico? ¿De qué hablas cariño? —cuestionó un poco adormilado y sonrió al verla tan entusiasmada, siguió su mirada hacía el reloj y justo cuando la manecilla marcó las 11:11 am ambos guardaron silencio... y fue ahí que comenzó una hermosa canción gregoriana cantada por todos los monjes que habitaban en el monasterio, aunque la canción era lejana podían escucharla sin problemas.
—Procedamus in pace... In nomine Christi, Amen. — cantaban aquellos monjes en un perfecto latín y entonces ambos se miraron.
—Suena maravilloso...— susurró Christopher y miró a Halley quien sonreía encantada.
—Tengo que ver por qué cantan, ¡ven! — decidió emocionada y tomó a Christopher de nuevo, ambos corrían siguiendo los cantos, pasaron por la sala y Athos los miró pasar corriendo.
— ¡Buenos días papá!— gritó Halley sin detenerse y sin imaginar la enorme felicidad que le había provocado a Athos, quien ya sabía que ella siempre se dirigía a la cocina a la misma hora. Después continuó siguiendo la música y pasó por la gran capilla donde se encontraba Aramís prendiendo varios candelabros y velas, él también la miró pasar corriendo. — ¡Buenos días tío Aramís!—volvió a saludarlo sin detenerse y él sonrió al sentir esa alegría que solo ella provocaba cuando estaba en el monasterio.
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Cuando se trata de ti
RomansaEn el mundo hay dos clases de mujer, perfectas y preparadas para todo lo que se propongan justo como Dita Parker o despistadas sin saber cual es el siguiente paso en su vida... justamente como River Parker, quien con un carisma impresionante como a...