A TOPE

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River enfadada caminó a la salida pensando que Christopher se quedaría sentado sufriendo pero no, ella no lo conocía del todo; él se paró enfadado y de dos zancadas llegó a la puerta interponiéndose, sacó una llave y cerró la puerta por dentro

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River enfadada caminó a la salida pensando que Christopher se quedaría sentado sufriendo pero no, ella no lo conocía del todo; él se paró enfadado y de dos zancadas llegó a la puerta interponiéndose, sacó una llave y cerró la puerta por dentro.

— ¡Abre esa maldita puerta ahora, Christopher Willmont!—gritó River con todas sus fuerzas y pateó la puerta desesperada.

— ¡Te dije que ya no había marcha atrás!, ¡No te irás del Ferri, así grites y patalees como niña berrinchuda!—River enojada le quitó la botella de licor de la mano y le dio un enorme sorbo de mala gana para después azotarla contra el suelo y partirla en mil pedazos frente a Christopher.

— ¡Y yo te dejé claro que yo no era tu maldita muñeca! ¡No puedes hacer de mi lo que quieras! ¡¿Crees que tus malditas palabras obscenas me afectan?! ¡Pues no! — Le gritó esta vez cerca de la cara, pero Christopher gesticuló disgustado y tomándola de ambas manos la inmovilizó contra la pared pegando descaradamente su cuerpo al de ella. — ¡Suéltame!— pero a él no le importó esta vez, puso a River de frente y la miró lleno de deseo, la tenía paralizada a ella que no era fácil como todas a las que había conocido, le excitaba de sobre manera tenerla de sus manos.

— ¡ah! ¿No te afectan mis palabras obscenas? Entonces dime...  ¿Por qué en la mañana me tocaste el falo con tanta perversidad?— le preguntó levantando su blusa mientras acariciaba sus senos y después guiaba la misma mano hasta su entrepierna metiéndola entre sus muslos mientras comenzaba a masturbarla. — ¿Esto te gusta? ¿Por qué no admites que quieres que te coja aquí mismo?—Siguió cuestionándole gruñendo cada palabra en el oído de River.

— ¡Christopher... suéltame!— Dijo intentando gritar pero esta vez sus palabras eran más un gemido al sentir los dedos de Christopher moviéndose de esa manera entre sus piernas.

— ¿Cómo te atreves a decirme que no te afecta nada de lo que te digo, si puedo sentir tu calor? ¿Me sientes? ¿Sientes como mis dedos se resbalan en tu carne? ¡Debes saberlo Halley, jamás podrás escapar de mí! ¡Mmm! Estás mojada y te atreves a mentirme con tus escusas tontas... Dime que me deseas, amor... Porque que cada célula de mi cuerpo se muere por hacerte mía ahora... —seguía ronroneando palabras a su oído mientras ella no podía pronunciar una oración completa, pues el placer que Christopher le daba la tenía hasta el séptimo cielo, ¡quería gritarle y decirle hasta de lo que se iba a morir! Pero... también estaba maravillada por esa increíble combinación de susurros llenos de placer y movimientos que le estaban haciendo perder la cabeza.

—Yo... yo... —intentaba comunicarse pero era cuando Christopher aceleraba los movimientos de sus dedos y lograba escucharla gemir un poco más fuerte.

—Dudo que ese militar de mierda te dé más placer que yo, te desbordas con tan solo una mano mía, ahora imagina cuando te folle por todos los malditos lugares de esta oficina... sé que lo anhelas, lo deseas tanto que justo ahora no tienes el valor de decirme más de tus excusas de mierda... —dijo marcando sus palabras con más ferocidad y metió su mano un poco más haciendo que River elevara su cara lo cual él aprovechó para morder sus labios arrancándole un beso fiero.—¿lo sientes cariño? ¿Puedes sentirme? No tienes una idea de las ganas que tengo por llenarte de mí, de sentir tu piel desnuda y caliente pegada a la mía mientras gritas mi nombre una y otra vez y me ruegas porque no pare hasta hacerte venir justo como ahora... —Profetizó Christopher escuchando el gran gemido de River y soltando al fin sus manos miró como ella se colgaba de su cuello pegándose a su cuerpo mientras la invadían deliciosos espasmos de placer. Aún aturdida Christopher la alejó de él de nuevo poniéndola contra la puerta inmovilizándola con su peso. —Ahora quiero que te pongas el anillo de nuevo con la mentalidad de que el único que te follara de ahora en adelante seré yo... —le indicó paseando su pulgar con su boca y la besó un poco más lento. —irás con mi hermano y calmarás sus dudas, después buscaras al militar de mierda y le dirás que aquí no es bienvenido... porque te casaras conmigo... ¿entendiste?— le preguntó tomando su mandíbula para obligarla a que lo viera a los ojos, mientras que River sin palabras solo asentía. —Buena chica. —Le dijo mordiendo su labio inferior y fue hasta la mesa tomando el anillo poniéndoselo de nuevo. —Sé una niña buena y obedece a tu dueño. —le dijo sonriente y abriendo la puerta la sacó del brazo dándole una nalgada, después cerró la puerta de tras de ella.

Y ahí estaba aún aturdida por el frenesí de pasión que se había desbordado e impactada por la extraña actitud que ella misma estaba tomando, solo miraba un punto intentando entender que era lo que acababa de pasar. Ella que presumía de ser fuerte y no dejarse de nadie y mucho menos de ningún hombre, se había dejado hacer por Christopher de una manera sumisa, ¿y lo peor de todo? Le había encantado sentirse así por él, era dominante y sobre todo directo y decidido, por alguna razón cuando él se enojaba tenía un combinación de emociones... él verlo feroz frente a ella le espantaba, quería correr; pero por otro lado le parecía arrebatadora y endiabladamente sexi, le excitaba de sobre manera verlo tan desesperado por poseerla, aquellos celos posesivos no deberían llenarla de deseo pero lograban todo lo contrario, era más claro que el agua, ella se moría de ganas por ser suya como él tanto se lo decía, pero por otro lado no quería caer tan fácil.

Despabilándose comenzó a caminar al bar donde estaba esperándola Gary, durante el camino se peinó un poco y al llegar caminó segura de sí misma rumbo a Gary quien ya estaba sentado en la barra, se sentó a su lado y pidió un Martini. Gary observó sus mejillas y el brillo en sus ojos y entendió por lo que ella había pasado.

—Vaya, tú y Christopher no desperdician el tiempo. —dijo dándole un sorbo a su Wiski mientras River lo miró un poco sonrojada, debía portar la actitud de prometida, así que recuperó su seguridad y sonrió.

—Si bueno, Jack es magnífico en todos los aspectos, no me gusta desperdiciar ni un segundo con él.

—Su Martini, Segunda — escuchó decir al hombre de servicio y bebió.

—Gracias Roger, —le dijo leyendo rápidamente su gafete y después miró a Gary. — ¿Sobre qué querías hablar Gary?

—Muy simple, solo quería que supieras que sé que no te llamas Halley, sé perfectamente que eres River Parker... —de repente River palideció y dejó su copa en la barra. —No pongas esa cara, yo... yo he seguido tu vida, es obvio que si no eres Dita... eres River.

— ¿Y qué es lo que quieres? ¿Sacar provecho para quedarte con el Ferri?

— ¿Qué? ¡No!— respondió sonriendo y continuó. —Yo solo quería conocerte, desde que era niño mi abuelo me contó sobre la maldición de las Doppelganger, me mostró tu foto y yo quedé maravillado, yo en verdad quería estar presente para cuando tu regresaras.

 —Yo solo quería conocerte, desde que era niño mi abuelo me contó sobre la maldición de las Doppelganger, me mostró tu foto y yo quedé maravillado, yo en verdad quería estar presente para cuando tu regresaras

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Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora