IMPRONUNCIABLE

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Cuando el sol había llegado a la casa Willmont, Christopher ya se había levantado y estaba supervisando las labores de las personas de servicio

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Cuando el sol había llegado a la casa Willmont, Christopher ya se había levantado y estaba supervisando las labores de las personas de servicio. Por otro lado Halley exploraba la casa usando unos vaqueros de mezclilla con una camiseta blanca y unos botines color vino, solo se había recogido el cabello, estaba lista para hacer el pequeño viaje con Christopher, y aun que parecía emocionada... tenía sentimientos encontrados, se sentía incomoda por el encuentro arrebatado que había tenido con Christopher la noche anterior, ¡no se arrepentía! Pero era difícil de explicar, ni siquiera podía mirar a Christopher a los ojos.

Cuando llegó al vestíbulo miró los cuadros observando varias fotografías en marcos de Christopher con varias personas. Halley tomó uno donde Christopher aparecía con una hermosa mujer de cabello negro, era demasiado hermosa y Halley se sentía un poco celosa por aquellos ojos turquesa que parecía tener.

—Es una gran amiga mía, — aclaró la voz de Christopher y Halley se tensó al sentir como él rodeaba su cintura con esos brazos que justamente... una noche antes la poseían. — ¿es linda, no? Se llama Rosael.

—Rosael, jamás había escuchado un nombre como ese, es... muy lindo.

—Sí así es, tuve el placer de ser invitado a su boda, su esposo Catriel me hizo muchos favores en su editorial, nos hicimos tan buenos amigos que terminaron por pedirme que fuera el padrino de sus hermosos mellizos. —Halley lo miró mientras él le contaba y no pudo evitar sonreír al verlo tan contento. —Ella es hermana del Gobernador de Storm Ville.

—Parece que son personas de mucho poder... ¿o es solo mi mente la que juega esas conjeturas?

—No, en realidad sí lo son, los Krentz son buenas personas, pero si te metes con su familia... no me quiero imaginar cómo acabaría la historia, —Halley dejó la foto en su lugar y continuó. —Sí ya estás lista, ya podemos irnos, tu auto está preparado.

— ¿Mi auto? ¿No querrás decir tú auto? —le cuestionó divertida mientras ambos caminaban hasta la puerta, y en cuanto Christopher la abrió la cara de Halley cambió.

—No, este es tú auto. —Le volvió aclarar y sonrió al ver su reacción. —lo mandé a pedir desde ayer, ahora eres la señora Willmont y no tengo problema en que manejes tu propio auto. Tardé en decidirme porque quería que fuera uno a tu nivel, así que me tomé el descaro de escoger este lindo Rolls-Royse Phantom, es blanco... porque siento que así eres tú, ¿no dirás nada?

—Yo... yo no sé manejar, Jack... esto es demasiado... — Christopher sonrió y la abrazó.

—Para eso está tu marido, regresaremos dos días antes y te enseñaré, no te preocupes, esto lo tienes que aceptar, sí o sí...—le dio un beso rápido en la nariz y le sonrió. —Yo lo manejaré hoy, así que tranquila, sube. —él abrió su puerta y la cerró cuando ella estaba sentada, en los segundos que Christopher tardó en dar la vuelta ella admiró el auto, no podía creer que Christopher hubiera hecho algo así, pero cuando él entró y lo encendió ella no pudo evitar sonreír al escuchar el motor.—Gracias, Jack... es hermoso.

Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora