OLOR A SANGRE - Parte 2

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— ¡Ana! ¡Mírame!— le gritaba de nuevo ya que se encontraba también en estado de Shock, así que se paró y la hizo entrar en razón

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— ¡Ana! ¡Mírame!— le gritaba de nuevo ya que se encontraba también en estado de Shock, así que se paró y la hizo entrar en razón. —Oye, confía en mí, dije que Christopher estaría de regreso y así va ser, ¿me oyes?—Ana María asintió tragando sus propias lágrimas y Mark continuó. —has caso a mis instrucciones, lleva a River a una habitación segura y tienes completamente prohibido hablar de esto con alguien más, actúa como si nada hubiera pasado, llama a tus padres y convéncelos de que River se sintió mal por un resfriado y que Christopher quiso quedarse a cuidarla, diles que tú y yo estamos con ellos y que todo estará bien, que disfruten la velada, ¿bien?—Ana asintió y respirando tranquila intentando no mirar el cuerpo de su hermano llamó a su madre, lo más difícil era actuar de manera normal cuando nada estaba bien. Despues Mark regresó su atención a River. —Linda, ¿estás segura de que no te hirieron? —River de nuevo no respondió, no podía dejar de mirar a Christopher ahí tendido.

—Listo Mark, se quedaron tranquilos. —Les hizo saber Ana y se acercó a River. —Linda ven conmigo, debemos dejar que Mark se ocupe de Jack, ¿sí? Mientras iremos a tu habitación y te daremos un buen baño, necesitas descansar y reponer energías. —River tomó la mano de Ana y miró a Mark.

—Por favor... cuídalo. —Mark asintió y ellas desaparecieron en el pasillo. Ahora estaba Mark solo frente al cuerpo de Christopher.

—Mierda, Chris... no pensé que fuera tan pronto... sé que despues de esto no dejarás de molestarme con miles de preguntas, pero bueno... —Mark lo acomodó bien y miró con detalle todas sus heridas, sin duda estaba muerto, pero... absolutamente nadie sabía el propósito de Mark en la vida de Christopher, así que respirando profundamente colocó ambas manos sobre el pecho de su amigo, por alguna extraña razón los ojos de Mark comenzaban a iluminarse al igual que sus manos, jamás había estado tan concentrado, soltaba palabras inaudibles en un idioma desconocido hasta que de repente el cuerpo de Christopher se volvió completamente cenizas, Mark se puso de pie y sonrió, sin pena fue por una escoba y un recogedor y comenzó a limpiar la escena del crimen como si nada hubiera pasado.

—Debes de confiar en Mark, si él dice que Jack estará bien... debe tener la razón. — le decía a River quien estaba sentada en la tina de baño mientras ella le limpiaba la sangre del cuerpo con una esponja.

—No lo sé, yo misma vi cómo le dispararon una y otra vez, despues de eso nadie sobrevive. —Ana María al escucharla se acongojó, pero por alguna razón aunque fuera imposible quería creerle a Mark. Un rato despues le ayudó a vestirse poniéndole un pijama cómoda y cepilló su cabellera que ahora estaba libre de sangre.

—Escucha, debo volver con Mark, por favor intenta descansar, te mantendré al tanto de... —justo la luz del Ferri se había ido, así que Ana prendió unas velas en la habitación donde ahora estaban, dicha habitación era la de Christopher. El ambiente era diferente. — no te preocupes por esto, cuando no hay tripulantes en el Ferri la energía disminuye para ahorrar, ¿estarás bien?— River asintió y miró como Ana María salía de la habitación.

Ahora sentía una especie de angustia, veía la ropa de Christopher y no soportaba no verlo ahí con ella, así que sintiéndose harta tomó una de las velas que tenía y salió de la habitación, con solo la luz de su vela caminó todo el pasillo hasta llegar a la oficina de Christopher, cerró la puerta con llave de tras de ella y miró la habitación completamente oscura, jamás había sentido ese vacío en su corazón, por lo menos ahora sabía lo que había sentido la River Parker del pasado cuando mataron a su amado, y ya que estaba ahí sola se sentó en el pequeño espacio que había entre los dos sofás de cuero negro, el piso estaba frio pero le reconfortaba que esa pequeña sensación le hiciera sentir algo más que su dolor, puso la vela frente a ella y se encogió de rodillas abrazándolas, de repente el llanto la atrapaba de nuevo, no podía dejar de recordar el cómo fue cuando él le declaró que la amaba en realidad al tiempo que ella miraba su anillo, ¡No importa lo que Mark y Ana le dijeran! Ella sabía lo que había visto, era imposible que él hubiera sobrevivido a un ataque así, y mientras ella seguía lastimándose mentalmente cerró los ojos, no se sentía en este mundo... estaba muerta en vida. Entonces mientras su mente estaba cavilando entre la tristeza y la irrealidad, una voz masculina se escuchó en la misma habitación.

— ¿Por qué lloras, dulce niña?— preguntó la voz etérea y paciente, River ni siquiera se dignó a alzar la cara para ver quién era, solo seguía mirando la vela.

—Ha muerto mi única razón de vivir, ya no tiene caso que yo siga aquí, por más que piense, es inútil. —respondió con la voz quebrada.

—A veces se van por motivos que desconocemos, la vida nos enfrenta día con día a situaciones llenas de dolor, pero está en nuestras manos el saber afrontarlas, debes aprender a confiar en que no todo siempre es lo que crees que es.

—Pero... ¿Cómo podría vivir en un mundo donde no está él? Me aferré a mis ideas y nunca le concedí el deseo de hacerme suya, él me amaba despues de todo y yo... me obstiné, yo lo deseaba también y ahora... y ahora me quedé sin él, siento como mi corazón intenta unir sus partes pero está tan roto que le es imposible. Me quedé sin él y me quede sin nada, porque ahora caigo en cuenta de que él era mi todo, con el único que estuve destinada.

—te corrijo, no te amaba, él te ama y aun estas a tiempo de ser suya. —escuchó decir a la voz mientras que esta persona a la cual no había visto tomaba su mentón para que ella lo mirara. Y cuando River alzó la mirada frente a ella estaba agachado Christopher quien le sonrió tranquilo. De nuevo la mente de River estaba hecha un caos, ¿estaba soñando? ¿Era el fantasma de Christopher? Se cuestionaba así misma y al estirar su mano tocó instintivamente su cara, ¡era de carne y hueso! Espantada quitó su mano como si le quemara, y cerró sus ojos convenciéndose de que se trataba de un fantasma. —Abre los ojos mi amor, mírame... estoy aquí, frente a ti, y esta vez no me iré, yo siempre cumplo mis promesas. —le susurró y sin importarle más él la levantó en brazos, River al sentirlo notó que él era real, no podía explicarse como había pasado pero en ese momento el mismo Christopher la cargaba lleno de amor, ella comenzó a llorar y al tiempo que él la sacaba de la oficina ella lo abrazaba por el cuello acariciando su nuca, se sentía como una niña pequeña después de haber perdido su juguete favorito, ¡y al fin lo había encontrado de nuevo!— Tranquila mi niña... yo mismo me encargaré de limpiar cada una de tus lágrimas en nuestra habitación.

 yo mismo me encargaré de limpiar cada una de tus lágrimas en nuestra habitación

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Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora