EL DIOS CREADOR

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—No, no lo haré

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—No, no lo haré... tu eres ella, básicamente yo soy su esposo, devolverme a ella es algo muy estúpido, además amor, ya le dije la única opción que tenía, la misma opción que tú le diste a la River pasada. —dijo Anubis mirando a Helena, ella lo miró y tras saber que ya le había dado la única opción.

—Te pido perdón por lo que te he ocasionado, — se dirigió a Halley quien pensó que ella la defendería. —mira, esto que hice no lo hice con el afán de lastimarte, ¿sabes por qué lo hice?

— ¿Por qué no quieres vivir con esta cosa aun cuando tu eres más resistente que yo?—escudó sus propios pensamientos, pero Helena se sentó a su lado sobre aquel sofá y tomó su mano sin pedírsela.

—Tú y yo somos las mismas y reconozco cuando quieres defenderte porque yo lo hacía de igual manera. Hoy estoy en el lugar de mi padre Zeus, y mi conciencia es más elevada que la tuya, así que quiero que escuches mis motivos, y si después de esto aún quieres que te quite al ser oscuro... lo haré y regresará a mí— ella la miró y le sonrió tierna.—¿tenemos un trato?—Halley asintió y tendió su mano.

—Bien, explícame tus motivos. —dijo tranquila y fue ahí que Helena tronó los dedos y frente a ellas aparecieron dos copas de vino.

—Siempre he pensado que el vino se disfruta mucho más en compañía, y más si esa compañía eres tú misma, es lo mejor para reflexionar sobre qué es lo que realmente necesitamos en nuestra vida, una especie de meditación ¿sabes?, tú estás meditando y me encontraste, yo soy tu maestro avanzado. —comentó dándole la copa de vino a la cual no pudo negarse por su increíble aroma. —te encantará, es de uvas cosechadas en el jardín de Eros.

—No sabía que podía ser tan encantadora...—expresó mirando a Helena y ella sonrió.

—Lo eres, ahora... te explicaré. —Helena se acomodó y con la mirada perdida le comenzó a contar.—Antes de tener los poderes de mi padre el ser oscuro no me molestaba, lo único que hacía era irritarme los ojos y mantenerlos dorados, me cansaba y mientras más elevaba mi conciencia a mi verdadero propósito él más me atacaba, comenzaba a ponerme agresiva con mis hermanos y para ser sincera no me importaba con tal de terminar mi propósito y después morir, después de lo que hice en Troya no me quedaba ninguna duda de que el karma que se me venía encima sería grande, no tenía esperanza para vivir.—Halley descubrió una tristeza en su mirada y mientras la escuchaba no podía evitar sentirse mal por ella. —Pero tras ser el final de sangre de Zeus, bueno; ser su última hija, tuve que heredar sus poderes y salvar a los dioses del Clan griego. Y cuando terminé mi tarea y mi padre me heredó su lugar en el trono... otras responsabilidades aparecieron y con ellas nuevos poderes que jamás imaginé tener.

— ¿poderes cómo cuáles?

—Ahora podía escuchar las voces de toda la humanidad, aprendí a concentrarme para escuchar sus peticiones una por una, ¿sabes? Los mortales piensan que los dioses griegos solo servían en la antigüedad, pero no es así, nosotros seguimos trabajando por los mortales, nos importan más de lo que creen. Empecé a cambiarle la vida muchos mortales, me había acostumbrado muy bien a mis tareas, pero, una temporada después... el espíritu oscuro que habitaba en mi comenzó a aprovecharse de mi capacidad de ser omnipresente y entraba en mi cabeza para hacer todo lo contrario, hacía que mi habilidad no funcionara y comenzó a matar gente al azar, entre ellos a niños, animales, ancianos... ¡Parecía ser yo la que lo hacía! Estas muertes no fueron pocas... fueron alrededor de diez mil en tan solo un minuto. —Reveló mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

— ¡¿diez mil?! ¿En un minuto?

—Fue una masacre, el Dios creador me había dado una tarea y yo había matado a la gente que tenía que ayudar.

— ¿Y qué fue lo hiciste?

—Después de los juicios que me hicieron llegaron a la conclusión de que era el espíritu quien intervenía con mis tareas, Anubis intercedió por mí y dijo que buscaría la manera de quitármelo, pues finalmente él junto con Thot fueron los creadores del hechizo. El Dios creador nos dio una oportunidad, intentamos de todo, ¡en verdad de todo! ¡Somos dioses! ¡Imagina todo lo que intentamos y no lo logramos! Y la última opción era esta, dividir mi alma y que esa mitad se quedara con el espíritu, si no lo hacía jamás podría cumplir mi propósito, Anubis intentó crear un objeto para capturarlo, es cierto, pero solo lo contuvo unos minutos y después regresó a mí, Halley nunca fue mi intención hacerte sentir así, sé qué Anubis puede parecer duro pero, de alguna manera lo hace por la humanidad. Y siendo honesta... creo que puse la situación en la balanza, sabía que tenía que sacrificar la mitad de mí en la tierra con tal de ayudar a millones de personas, tal vez esa otra mitad tendría instintos asesinos pero, sería cuidada por Anubis quien se negó rotundamente a dejarla sola, pero, para ella sería una tarea solamente a comparación de la responsabilidad que yo cargaba en mis hombros. —De repente Helena se paró frente a Halley y se dejó caer de rodillas llorando. — ¡Por eso te pido que me perdones! Sé que esto te duele porque se lo que ambas hemos sufrido desde siempre, yo rogaba a Polixo que me liberara y ahora yo lo estoy haciendo contigo...—Halley se paró lo más rápido que pudo y se agachó a su lado.

— ¡Oye, no digas eso, levántate por favor! Tú no estás drenando mi sangre, no eres como Polixo, no somos como ella, y tienes razón, tengo que tener cabeza fría y poner las cosas en la balanza, esto cambia muchas cosas... yo no tenía ni idea del peso que cargabas, si tengo que tener este espíritu por siempre para salvar vidas... entonces lo haré sin dudarlo, y lo haré por las dos.

— ¡Pero te estoy haciendo daño!

—Pero es por el bien de miles, ahora que me lo has explicado ya lo entiendo, y estoy dispuesta a aceptarlo, esto es por las dos.—Helena continuó llorando y mirando a Halley la abrazó, era una especie de reconciliación con ella misma, se perdonaba y estaba dispuesta a seguir.

— ¡Sé que no puedo compensarte, pero quiero hacerte feliz por hoy!— dijo sonriendo aun con lágrimas en sus ojos y limpiándolas se paró junto con ella. —te llevaré a conocer el liceo y a todos mis hermanos...

—Yo me encargaré de ella, amor. —Dijo Anubis llegando por la puerta principal, Helena le sonrió y le pareció una mejor idea.

—Me gusta, así conocerás esta magnífica parte de mí que al parecer... tiene mucho encanto, sí, será mejor, tengo que volver a mi meditación, al final del día vuelvan... me gustaría despedirme de ti Halley.

—No me iré sin regresar contigo, te lo prometo. —Helena sonrió al escucharla y miró a su esposo.

—Haz que tenga el mejor día de su vida, es tuya... nunca lo olvides. —dijo regalándole un guiño y Halley no entendía.

—No te preocupes, haré que jamás olvide este día...—Y fue ahí que mientras ambos la miraban se comenzó a poner nerviosa.

—Y fue ahí que mientras ambos la miraban se comenzó a poner nerviosa

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Cuando se trata de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora