Desde el momento en el que River volvió a su habitación comenzó a sentirse insegura, todo lo que había escuchado del hombre con el que estaba a punto de empezar a trabajar la había alterado. Así que en cuanto entró cerró su puerta con llave, y su mente comenzó a carburar, si era cierto que el Capitán era un Sátiro ella tenía que tener mucho cuidado.
Tenía que buscar la forma de no verse atractiva para él, así que buscó entre sus cosas y descartó la ropa que iba a usar y la suplantó con un vestido largo digno para una señora y encontró sus lentes para vista cansada que guardaba.
—Más vale prevenir que lamentar, ¿no? — se dijo así misma mirándose lo menos sexi que había podido.
— ¿Qué previenes para lamentar que cosa? —preguntó una voz en el fondo, River buscó espantada y notó que sentado en el pequeño sofá estaba el Capitán con una botella de licor en su mano, River sintió todas sus extremidades frías, podía verse sin problemas tres metros bajo tierra.
—Ca... Capitán... ¿lleva mucho tiempo ahí?— logró decir intentando no perder su seguridad.
—Desde hace una hora estoy aquí... ¿se puede saber dónde estabas?— preguntó serio con voz profunda, y River se hizo pequeña mientras lo veía caminar hasta ella.
—Yo... yo fui a comer con Piero y Bellucci, ¿recuerda? Usted me los mandó...—dijo poco a poco apagando su voz nerviosa al tiempo que él llegaba frente a ella y la miraba desde arriba con un gesto imponente, ella no lo miraba a la cara pero claramente notaba que llevaba la mitad se su camisa blanca desabrochada dejando ver su piel apiñonada y mientras la observaba le daba otro trago a su botella.
—Primera regla de nuestra convivencia, cuando hables conmigo siempre mírame a los ojos...—Y tomando su mentón la obligó a mirarle, ella no podía controlar su respiración pero sabía que no podía delatarse tan fácil ante él. Sin embargo él no soltó su mentón y estudió cada facción de su rostro recorriendo su mirada desde su boca hasta el final de sus cejas. —El tour... no tenía por qué durar tanto, llevas tres horas fuera de esta habitación...
—No sabía que tenía que pedir permiso... Capitán. —dijo dando un paso atrás y él bebió de nuevo.
—Pues ahora lo sabes, tu trabajo es conmigo así que si quieres ganarte las cosas... debes de ser una niña muy, pero muy... obediente. —dijo recalcando sus palabras y la aniquiló con la mirada. — ¿Bien?— preguntó arrastrando las palabras.
—Bien.
—Perfecto, para empezar... te ordeno que tires toda esa mierda de ropa a la basura, —y quitándole los anteojos los rompió partiéndolos a la mitad. —mucho mejor. Por cierto... no intentes escapar, mi habitación esta justo al lado, si abres la puerta lo sabré, así que evita que tenga que venir para castigarte.—Y rápidamente le dio una mirada a sus pies, ¡por lo menos no estaba descalza! Así que tranquilo quitó los seguros de la puerta y salió sin decir más.
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Cuando se trata de ti
RomanceEn el mundo hay dos clases de mujer, perfectas y preparadas para todo lo que se propongan justo como Dita Parker o despistadas sin saber cual es el siguiente paso en su vida... justamente como River Parker, quien con un carisma impresionante como a...