Namjoon había llegado a casa, tal vez un poco tarde, o no, ya que de igual manera no era como que ese resultado de laboratorio interesase de mucho ahora para la pareja, aun así, metió el sobre por el pequeño espacio entre la puerta y el suelo.
—Y bien ¿Creo que sobro? —. Dijo a sí mismo, pues, aunque no podía oír nada, el que Jonghyeon tuviese a Yeji le hacia pensar que su hermano y Jimin estaban ocupados.
Y por supuesto que estaban ocupados, no había porción de ellos que pudiese prestar atención al entorno, pues estaban completamente sumidos el uno el otro, besándose de la única forma en que podían hacerlo, dejando allí cada sentimiento, eliminando el miedo que les había atacado antes, y es que bien, perderse no era algo que aquella pareja tuviese en planes y mucho menos en sus deseos.
Luego de aquel recuentro la reincidencia en sus actos si existió, pero en ninguna de esas veces sintieron miedo a perderse como ahora. Yoongi era el que menos comprendía la situación, pero aun así su lobo le ayudaba mucho y con el simple hecho de las emociones de este a Yoongi le bastaba para plantarse firme y defender lo que no comprendía, pero ahora le pertenecía y de buena forma.
Tal vez era por eso que solía acariciar de tal manera al chico que ahora estaba sobre sus piernas, sin camisa y con el cabello completamente alborotado a su causa, quizás sin saberlo siempre tuvo miedo a perderle, pero no lo supo hasta ese momento en que iba a suceder y no por algo que tuviese solución, porque entendía, Jimin y su manada no era algo fácil y menos lo seria en un tema tan delicado como la compatibilidad sanguínea y el amor.
Cuando dejaron besarse, Yoongi admiro a Jimin, con sus mejillas enrojecidas y los labios del mismo color, respiraba con dificultada y el sonreírle le fue casi que imposible.
—Cuidare de ti —. Dijo el alfa y Jimin no comprendió a que venían sus palabras, aunque ni puedo, ni quiso averiguarlo ya que ágilmente, pero sin restarle la delicadeza al momento Yoongi le dejo ahora acostado sobre las suaves mentas.
Jimin pensó que hablaría y es que era evidente que quería decirle tantas cosas, pero, fue el mismo Yoongi quien decidió que de decir a hacer, escogería la segunda opción.
El lugar se sentía tan pesado y no de una mala manera, sino todo lo contrario, Yoongi podía sentir en el ambiente lo que vendría, y la expectativa le carcomía un poco el interior, pero, había aprendido que así sentía Jimin para él, el chico de cabello oscuro pero poseedor de una de las bellezas más puras que conocía le hacía perder completamente la razón, le embriagaba y no para cometer algún acto diferente que no fuese amarle sin medida alguna.
Era ridículo que Yoongi no pudiese recordar más de su vida que sus 17 años, pero, eso hacía que tuviese frescos los recuerdos de esa época, como, cuando debió leer ese libro que habla sobre la belleza, en él se explicaban que existían tres tipos de bellezas y le gustaba comprarlas con su esposo.
Y es que esas bellezas eran:
La belleza natural: En palabras sencillas es toda aquella belleza que el ecosistema nos brinda, es la hermosura que encontramos en el cielo azul o tormentoso por la lluvia, en el mar, la arena, las montañas, en el vuelo de un ave, en un paisaje sombrío o alegre.
La fuerza de esta belleza recae completamente en su medio de entrada, en como la notamos y percibimos, esta belleza entra por los ojos, es precisa y clara a la hora de mostarrse, haciendo sentir al espectador bien, con una sensación de complacencia que va inmediatamente a los órganos de los sentidos.
Luego tenemos.
La belleza artística: Esta por el contrario se aleja de la holocenosis, podemos encontrarla en una hermosa pintura, en una casa, edificio, una escultura, en la música, o en un simple discurso. Es también una belleza de sentidos, ya que va del exterior al interior, nos exalta. Nos hace sentir enriquecidos, nobles, dignos e ilustres personas merecedores de verla.
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Lo bonito de tus ojos (Segunda temporada) [YOONMIN]
FanfictionNo, Jimin no estaba dispuesto a perder... . . . . Continuación de CUANDO TE VEA Si es necesario leer la primera temporada