Pv Emma
Estaba en la vereda de la playa con mí tabla de surf y mi buen amigo Finn, cuando vi a lo lejos a mi padre. Finn lo vio y decidió ir a tomar algo para ambos antes de oír alguna de las tantas peculiares frases fuera de lugar de mi padre.
Mi padre sacudió la barbilla, sus ojos se estrecharon en rendijas.
-¿El chico Protsenko?
Frunció la nariz, un tic nervioso. A pesar de que mi padre era un inmigrante de primera generación, él tenía problemas conmigo haciéndome amiga de un niño ruso que había venido con su madre después de la caída de la Unión Soviética.
-Te dije que te mantuvieras alejada de él.- hablo viéndolo alejarse
-Él no es la única persona de la que me dijiste que me mantuviera alejada.
Asegure, entrecerrando los ojos hacía el horizonte.
-Supongo que estamos de acuerdo en estar en desacuerdo.- murmure
Tocó el cuello de su camisa de vestir, aflojando alrededor de su cuello.
-Mira, aquí es dónde te equivocas. Nunca he aceptado estar en desacuerdo contigo, Emma. Simplemente elijo mis batallas. Se llama buena crianza de los hijos, y trato de ejecutarlo lo mejor posible. Soy tú padre y no quiero que vivas una vida de mierda.
Mi padre era un camaleón, intercambiable y adaptable a una falla. Enmascarar su despiadada preocupación y sus formas de arrasar con entusiasmo y una personalidad de tipo A. Fueron sus acciones las que lo convirtieron en la carga no deseada en la que se había convertido ante mis ojos. Desde lejos, sin embargo, él era simplemente otro ciudadano respetuoso de la ley. Un pobre chico holandés que había ido a los Estados Unidos con sus padres, cumplió el sueño americano y se convirtió en un millonario hecho a sí mismo a través del trabajo duro y el ingenio despiadado.
Parecía preocupado, y tal vez lo estaba.
-Papá. No estás aquí para hablar sobre el niño Protsenko. ¿Cómo puedo ayudarte está mañana?. Sólo dilo.- cerré mis ojos, un suspiro rodando de mi garganta
-Emma, creó que te he fallado cómo padre, y por eso, me disculpó.
Eleve mis hombros- Da igual.
En verdad me daba igual. Ya había escuchado esas disculpas más de mil veces y aún así nada ha cambiado.
-Pero sabes muy bien que no estoy de acuerdo con lo que ha hecho tú abuela. Aún así, somos los Hart, debemos de cumplir nuestro trato una vez que lo hacemos.
¿Por qué está yendo por un camino que para nada me gusta?
-¿Qué quieres decir papá?
-Que una vez que pase el año. Te divorciaras de ese chico y no lo volverás a ver. No me agrada para ti. Además, ya tengo a alguien en mente que está dispuesto a estar contigo.
¿En qué años vivimos?
¿Acaso esto era legal?
Mi padre no puede elegir a mi prometido, esto es simplemente estúpido de su parte.
-¿Disculpa? No entiendo. Ya has elegido a mí futuro marido.
-Sí.
-Papá.- me queje
Me sentía molesta y decepcionada. Mierda, era mi padre pero a veces creó que en vez de protegerme solo se encarga de hacerme sentir miserable.
-Emma. No me discutas.- habló con dureza como cada vez que intento hacerle ver sobre sus acciones- Ya está decidido. Una vez que te divorcies, tú y Spencer empezaran lo suyo.
¿Spencer? ¿Qué clase de sujeto tiene ese nombre?
-¿Por qué me estás haciendo esto?. No quiero.- me rehuse- Yo quiero ser la que elegía a quien amar. Esto es injusto.
-La vida es injusta Emma.- me lo recordó como si no lo supera ya
-Tú eres injusto.- hable con la verdad
Su párpado izquierdo hizo tictac otra vez, su mandíbula se tensó.
-Por favor, Emma. Sabes que lo hago por tú bien. Eres demasiado impulsiva en cuanto a relaciones. No dejaré que un idiota se aproveche de ti. Es hora de que hagas valer tú nombre. No hay necesidad de estos teatrales.- indicó con franqueza- Adiós, debo volver al trabajo.- me dio un beso en la mejilla
Luego se dio la vuelta y se dirigió a su auto donde esperaba su chófer al lado del auto, este abrió la puerta para mi padre y se apresuró a entrar en la parte del chófer.
Mi padre había tardado menos de diez minutos en ponerme eufórica.
Me quedé allí, clavada en el suelo, como una estatua de hielo viéndolo alejarse con la batalla ganada una vez más.
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Los declaro Odioso y Odiosa [TERMINADA]
RomanceSe suponía que el arreglo era simple. Mantenerse casados por doce meses. Jugar el papel de cónyuges perfectos, debería de ser fácil. Ella lo haría por la promesa, y él heredaría la fortuna de su familia. Pero nada se corta y seca cuando se trata de...