Pv Dylan
-¿Quieres ir a comer afuera mañana?- preguntó Emma mientras estaba sentada encima de mí con sus dos piernas hacía el mismo lado
-Si no es nada occidental y que nos pueda hacer mal, claro.
-Genial. ¿Te molesta si llevamos a Chok?
-Que clase de pregunta es esa. Ya me acostumbré a ese niño.
Emma me sonrió y verla así es algo que en verdad me debilita.
Deja de sonreír, y se pone súbitamente seria. Las puntas de sus dedos cruzan amorosamente mis labios.
-¿Alguna vez alguien te ha dicho lo hermoso que eres?- dijo
No.
Muchas chicas al azar me dicen que soy sexy. Mis compañeros me dicen que soy bonito cuando están molestandome. Mi madre me decía que era guapo en esas extrañas ocasiones en que hacía fiestas por alguna celebración y me exigía que vaya a casa.
¿Hermoso?
Es la primera vez.
Hermoso suena como más. Más de todo.
Ella no acaba de llamarme hermoso, ella es...
Mierda, no sé qué diablos estoy diciendo; Emma me está convirtiendo en un maldito debilucho, solía ser un tipo duró, y ahora estoy hablando de sentimientos y todas esas otras tonterías. Pronto va a tenerme sosteniendo bebés y ofreciéndome cómo voluntario con ancianos, simplemente lo sé.
Lo que sea. Lo haría.
Lo haría sólo para ver esos ojos suyos brillar. Lo haría porque cuando su cuerpo pequeño y esbelto esté presionado contra el mío, el mío se prende en fuego. Podría acostumbrarme a estos sentimientos, podría llegar más alto ahora que sé lo rápido que mí corazón late cuando está cerca.
-Emma -digo casi sin aliento
-¿Sí?
Dejó que la palma de mi mano roce su hombro, su brazo, la manga de su sudadera. Tomó su mano, arrastrándome a mí pecho. Aplano su palma contra mí corazón violentamente palpitante.
Sin palabras.
Emma se desplaza, apartándose. Sentándose, se sube a mí regazo, enfrentándome y se acomoda, una pierna a cada lado de mis caderas. Desliza sus palmas por mis duros músculos pectorales, luego hacía mí torso, agarrando el dobladillo de mi sudadera con capucha. Enterrando sus manos dentro. Arrastrando el dobladillo hasta mis abdominales. Lo sacamos juntos. Llevo una camisa cortada por debajo, y en poco tiempo, también la quitamos. Momentos después , observo sus manos desaparecer entre nosotros para arrastrar su sudadera amarilla hacia arriba, sobre su cabeza, y tirarla al suelo. Excepto por su puro sostén de encaje, ambos estamos desnudos desde la cintura.
Esas manos delicadas suyas se deslizan lentamente por mis hombres desnudos. Por mis deltoides. Sobre la lisa extensión de mi clavícula, el dedo índice dibujando a lo largo de los planos de mi torso desnudo, aprendiendo de memoria cada centímetro.
Sus palmas tocan mí tenso cuello. Pasando lentamente por detrás a mí nuca, los pulgares jugueteando con el cabello que probablemente le podría venir bien un corte. Se desliza por mi pecho, deslizándose por el vello de mi esternón. Traza mis pezones.
Eso me da escalofríos. Me pone duro.
Se inclina cerca, tan cerca que sus pechos se presionan contra mí pecho, y deja una lluvia de besos en mí cuello. A lo largo de mí clavícula.
Se siente tan jodidamente bien.
Envolviendo su cintura con mis brazos, la arrastró cerca, posicionándola para que todas nuestras mejores partes estén alineadas.
Piel contra piel, mis manos rozan su espina dorsal.
Mi cuello se inclinó hacía adelante y dejó caer mi frente así nos las tocamos. Nuestras narices. Nuestras respiraciones. Todo era simplemente perfecto, a su lado era como si no existiera nadie más que nosotros dos.
-Dylan.- susurró mi nombre
-¿Sí?
-¿Qué haremos cuando el año termine?
Guarde silencio por unos segundos y respondí lo que realmente pensé.
-Nada Emma. Nada.
Esa era la verdad, por mi parte no iba hacer nada.
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Los declaro Odioso y Odiosa [TERMINADA]
RomanceSe suponía que el arreglo era simple. Mantenerse casados por doce meses. Jugar el papel de cónyuges perfectos, debería de ser fácil. Ella lo haría por la promesa, y él heredaría la fortuna de su familia. Pero nada se corta y seca cuando se trata de...