Pv Emma
Las cosas con Dylan han mejorado desde que hicimos el trato de intentar no pelear. De hecho, luego de las dos semanas que hicimos ese trato no hemos discutido ni una sola ves, de ves en cuando nos mirábamos mal, pero no decíamos nada ya que no queríamos comenzar una estúpida discusión. Los dos somos conscientes de nuestra estupidez, al pelear por estupideces que ni viene al caso. Pero estas dos semanas en la que no llevamos discutiendo y me he dado cuenta que no es un completo idiota como lo he penados durante 10 años dede que lo conozco. El es atento y considerado, aunque no lo parezca, y nunca lo note, siempre me está cuidando, como si en verdad le importara y eso es algo que me he dado cuenta en estas dos semanas en la que no nos queríamos matar uno con el otro. Así que supongo que soy una estúpida por eso.
-¡Oh!- exclamé con dolor
Fui a estrellarme con una persona e inmediatamente traté de dar un paso atrás,
pero él agarró mis hombros, no suavemente, y me impidió alejarme. Nunca nadie me había sujetado de esa manera, ni Dylan.
Miré una cara bastante desagradable. No era una cara fea, de hecho era un rostro bastante atractivo, pero estaba haciendo una expresión desagradable y sus ojos eran duros y fríos.
El desconocido era tal vez dos o tres centímetros más alto que yo y extremadamente musculoso, tenía la cabeza rapada, los ojos verdes oliva, la mandíbula algo angulosa apretada, tatuajes negros le llegaban más arriba del cuello de la camisa y la boca entera se curvaba en un rígido ceño.
Logré una pequeña, lo que esperaba fuera una sonrisa educada, pero él simplemente me miró con toda la flexibilidad del acero frío. Tengo la clara impresión de que no me gustaba. Además tuve la clara impresión de que quería hacerme daño. ¿Acaso me conoce?
Tragué saliva, traté de alejarme de nuevo. Y por primera vez tengo miedo.
-Lo siento, no estaba mirando hacía dónde iba...
En lugar de soltarme, su agarre se apretó dolorosamente e inclinó la cabeza hacía delante, susurrando- ¿Como te atreves...
-¡Oye!- la voz de Dylan sonó desde mi izquierda y me volví para verlo correr. Su expresión era tempestuosa, de hecho, también parecía desagradable.
Parecía que tenía la intención de hacerle mucho daño a alguien.
Antes de que Dylan llegará hasta nosotros, el hombre soltó mis brazos, me empujó y levantó las manos, con las palmas hacia fuera, como si se hubiera rendido.
Arrastró los pies hacia atrás.
-Oye hombre, no pasa nada aquí.
Dylan inmediatamente se paró frente a mí, pero siguió avanzando hacia el extraño.
-¿Qué demonios crees que estás haciendo?
El tono de su voz me movió para interceder.
-Dylan, escucha, no era nada. No estaba mirando a dónde iba y él...
-Escucha a tu novia...
Dylan apretó al hombre más fuerte y se inclinó sobre él amenazadoramente, su tono era misteriosamente tranquilo.
-No la tocas, no la miras. Si alguna vez te vuelvo a ver, será la última vez que alguien te vea. Y para que lo sepas. No es mi novia, es MI ESPOSA.- elevo la vos al decir mi esposa- Largo.
Me estremecí. No tuve la impresión de que las palabras de Dylan estaban destinadas a ser metafóricas o contenían una onza de licencia dramática.
Instintivamente sentí la verdad en ellas y mentiría si dijera, en ese momento, que no me asustaba.
El enfrentamiento duró unos segundos hasta que el hombre calvo se movió incómodo y bajó la mirada hacia la acera. Aparentemente satisfecho, Dylan caminó hacia atrás unos pasos y luego se volvió y, sin mirarme, me agarró la mano y me llevó de vuelta a nuestra mesa.
Mi corazón galopaba en mi pecho y temblaba un poco. Sin querer o sin sentido, miré por encima de mi hombro.
El hombre calvo todavía me observaba.
No a nosotros.
Me estaba observando.
Me miró como si todavía quisiera hacerme daño, como si lo único que lo impedía desgarrarme fuera era el hombre muy grande y enojado a mi lado. Alejé los ojos y me acerqué a Dylan.
Nos volvimos a sentar en la mesa. Mi barbilla puede haber estado temblando.
Dylan debe haber captado el movimiento porque movió su brazo alrededor de mis hombros y me atrajo hacia su pecho. No estaba en peligro de llorar, pero no alejé su consuelo. Me sentí bien estar envuelta en sus brazos, así que me permití descansar allí, absorta por su fuerza. Puso su barbilla en mi cabeza y lo sentí suspirar.
-Creo que lo hice enojar. - mi voz sonaba notablemente pequeña- ¿Crees que quería hacerme algo?
Se puso rígido.
-No.- su mano se deslizó de mi hombro a mi cadera, acercándome más. Luego dijo- No lo sé. No te preocupes.
Levanté la cabeza de su pecho para poder mirarle a los ojos.
-¿Crees que volveré a verlo?
Dylan sacudió la cabeza, sus ojos parpadeando brevemente hacía un lado y luego hacia mí.
-Definitivamente no... ya sabe que tienes marido por lo tanto si es inteligente no volverá a molestarte. Además, lucía un poco espantado cuando le hablé.
-Oh.
Su pulgar acarició mi cadera y sus ojos viajaron por encima de mi cara.
-¿Estás bien? ¿Te hizo daño?- la voz de Dylan era ronca
-No. No, él solo me asustó.-Me lamí los labios- Probablemente era solo un extraño y, recuerda, me topé con él así que... no es gran cosa.
Él asintió sabía no estaba convencido. Puse mi mano sobre su pecho y la cubrió con la suya, moviéndola hacia su corazón. Estaba golpeando rápidamente. Se aclaró la garganta.
-¿Quieres ir a casa?
Le di una pequeña sonrisa.
-¿A casa?
Él asintió- Probablemente deberías volver a casa.
Una oscura nube de decepción se apoderó de mi frente. No estaba lista para que la noche terminara. No entendía por qué mi torpe encuentro significaba que nuestra noche tenía que terminar. Es decir, está no era una cita, de hecho era una cena en un restaurante como las anteriores, pero hemos planeado venir dede hace dos días, es más que claro que no quiero irme.
-¿Cuáles son mis opciones?- Miré nuestras manos entrelazadas cubriendo su corazón y luego me lamí los labios mientras mis ojos se movían hacía su boca.
-A casa. -dijo la palabra firmemente
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Los declaro Odioso y Odiosa [TERMINADA]
Storie d'amoreSe suponía que el arreglo era simple. Mantenerse casados por doce meses. Jugar el papel de cónyuges perfectos, debería de ser fácil. Ella lo haría por la promesa, y él heredaría la fortuna de su familia. Pero nada se corta y seca cuando se trata de...