Salgo del auto molesto para arrebatarle la botella de su mano, la tomó simulando que tenía mucha sed.
- Hola amor, vine a buscarte - afirmó antes de besar sus labios son importarme que nos vean.
- Hola cariño, él es mi compañero de baile Daniel Blacks - me presenta al voluminoso moreno de ojos marrones.
- Un gusto, Adom Dur Nadouri - le muestro mi mano para saludarnos.
- Fuiste el del rico perfume que siempre tiene Alh - dice riendo y giro mis ojos molestos.
- El mismo, si deseas una muestra escríbeme y te enviare algunas - le muestro mi tarjeta de negocios para que sepa que su insinuación no afecta a mi gran ego.
- Ya debemos irnos Adom, cuídate Daniel - se despide con un beso en la mejilla para subir al auto y solo me queda sonreírle en la cara al niñito este mientras me coloco mis gafas de sol.
- Cuídate Daniel - afirmó subiendo a su lado en mi deportivo, arrancó mi maquina dejando al niño atrás de nosotros.
- Que infantil resultaste - se ríe en mi cara mientras acaricia mi mano - debo volver a casa, mamá me está llamando - me muestra su teléfono y lo cubro con mi mano.
- Si te pidieras que te fueras conmigo, ¿lo harías? - pregunto incómodo.
- Tengo una vida aquí, no puedo dejar todo así - agrega incómoda para acariciar su cuello - déjame en casa, por favor - pide.
No digo nada en todo el camino y cuando estamos en la entrada, ella sale sin siquiera despedirse, salgo del auto hasta girar su cuerpo y abrazarla.
- Te estaré esperando en el hotel, esta será la última vez que vuelva a este país por un tiempo - susurro acariciando su cabezo - por favor ven a verme - agregó.
- Yo hablaré con mis padres, iré a visitarte lo prometo - se suelta de mis brazos para besar mis labios y entrar por el portón de su casa.
Después de ese día solo me quedo esperar los días a que viniera a mi lado, solo me quedó en la habitación esperando por su llegada, leo y trato de dormir todo el rato, pero ahora que siento que la pierdo ya no puedo dormir porque mis pecados salen a flote haciéndome sufrir y maldecirme hasta los huesos. Que daño tuve que hacer para merecer este gran castigo que por más que escapó de él siempre me alcanza.
Aliah
Entró a la casa y lo primero que escucho es como mis padres discuten a todo lo alto, trato de pasar sigilosa por su lado para que no me noten, pero mi madre toma mi brazo molesto.
- Sabes algo, tu hija no quiere acatar mis ordenes, hoy vino Adom a pedirme permiso para salir con ella - gritas molesta.
- ¿Hizo eso? - pregunto incomoda sabiendo que esa es la única condición para que le acepte - aceptaron - agregó y mi madre me deja ir una bofetada.
- Nef Eva tranquilízate, estas lastimando a tu hija - grita mi padre haciendo que mi madre me suelte.
- Tú no sabes la molestia que tengo dentro de mí, no sabes cuánto odié esperar por el hombre que añoraba, yo quise amar a alguien más, tener citas con otros hombres, pero el maldito recuerdo de tu padre no me dejaba en paz - sigue gritando y observó como a mi padre se le caen algunas lágrimas.
- Todavía me culpas por lo mío con Isabel, sabes mejor que nadie que tenía miedo de encontrarte y que volverás a sufrir - afirma molesto - Aliah sube a tu habitación y prepara una maleta nos iremos de aquí - agrega mi padre.
- No puedes llevarte a mi hija, si tienes algún problema conmigo puedes largarte de aquí - afirma arrojando un florero justo a su lado.
- Te dejaré para que tengas todo lo que querías de joven ten a más hombres, y nuestra hija ya es adulta ella puede decidir con quien irse - corro hasta mi habitación para encerrarme a llorar mientras mis padres siguen peleando.
Desde que tengo uso de razón ellos nunca discutían delante de nosotros, pero el enojo de mi madre es tan grande que me abofeteo cuando ella jamás se había atrevido a levantarnos la mano a ninguno de sus hijos. Limpio mis lágrimas para llamar a mis hermanos y contarles lo sucedido con hipos al hablar, cuando terminó con mis cosas salgo de la habitación para llegar abajo y veo como mi madre llora en su hombro.
- Septh, no me dejes sola, lamento lo que dije sabes que te amo - súplica mientras abraza el cuerpo de mi padre.
- Terminaste cariño, sube al auto, yo iré en un rato - afirma mostrándome una sonrisa, pero en el fondo sé que le duele la actitud de mamá.
- Mamá lamento que te hayas molestado por mi culpa - digo antes de salir de la casa.
- Aliah bebé, no me dejes - llora a todo pulmón saliendo de la casa, pero ya estaba en el auto.
Me quedo observando como llora en la escalera, al rato mi padre sale de la casa con una maleta en manos dejándola sola mientras llora.
- Todo estará bien cariño, tu madre no quiso decir nada de eso - afirma cuando sube a mi lado y el chófer arranca el auto.
- Tengo miedo, no quiero que nada malo le suceda - murmuró acurrucándome en el asiento.
- Ella estará bien, necesitamos un poco de aire - trata de sonreír - iremos a la casa de campo y pasaremos unos lindos días juntos - agrega aliviando mi carga.
- De verdad no puedo amarlo - pregunto y el niega - entonces porque no me dejan ir a su lado - agrego.
- Eres muy joven, todavía te faltan experiencias y tu madre no quiere que sufras el triste destino de cada una de las mujeres que pasaron por su cama - murmura y cubre su boca como si acabará de revelar un gran secreto.
- Podrías contarme sobre eso - suplico juntando mis manos delante de él.
- El usa a las mujeres, cuando ya está satisfecho las desecha y vuelve a tomar otra - se rasca su nuca con incomodidad - si él es Ramsés IV deberías tener miedo, ese faraón fue un ser despiadado, regalaba a sus vírgenes para que la usarán y mató a más de una con sus propias manos - agrega apenado.
- Él no es ese hombre, él no sabe que fue esa persona, él es bueno y me lo ha demostrado - lo defiendo con mi ser.
- Esperemos algunos días a ver si el de verdad te ama, yo solo quiero tu felicidad y sé que serás feliz por ti misma - abraza mi cuerpo para quedarnos en silencio lo que queda del viaje.
Ahora si, felicidades a mi ♥️
ESTÁS LEYENDO
El pecado del Faraón (saga Faraón) III
FantasyFuiste enviada por los dioses para castigarme por haber matado a mi propio padre. Vuelve a gritar como siempre lo hace desde que llegue y yo solo respondo como en cada ocasión. Sabes que para eso vine, haré tu vida tan miserable que desearas no habe...