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Termino de presentar mi solo como el cisne blanco, para despedirme del público y bajar a los camerinos junto a la compañía de Daniel quien es mi pareja de baile, como en aquella ocasión le envié una invitación, pero dudo que la haya aceptado, esto no será como en esa ocasión.

Retiro el maquillaje de mi rostro para ver cómo he cambiado en estos tres meses que no nos hemos visto estoy cada día más pálida y mis ojeras son difícil de cubrir, miento diciendo que es el entrenamiento que ha causado eso en mi pero mi familia sabe lo que me sucede y mis amigas que cada noche me dan aliento para que no me ponga a llorar, alguien entra al lugar cargando unas grandes y hermosas rosas azules mis favoritas.

- Entrega para la joven Armet - dice el señor y levantó mi mano para firmar por el regalo.

- ¿Quien la envía? - pregunta Daniel incómodo por el gesto, busco la tarjeta por el ramo hasta que la encuentro.

- Adom Dur - chillo feliz cuando veo su hermosa letra, Daniel saca del rato un sobre que cuando lo abro encuentro un boleto de avión.

Un último adiós.

Decía la tarjeta y se lo que me quiso decir con eso, él quiere ponerle fin a nuestros sentimientos, pero yo no se lo permitiré. En este viaje yo lo volveré a recuperar como mío, no nos podemos hacer esto fingir que estamos bien mientras nos lastimamos por dentro.

- Tu novio es un detallista - gruñe y me giro más que emocionada - pero al final nunca llego a tu presentación - agrega tratando de herirme.

- Sabes algo, él está aquí, pero no dejará que lo vea hasta que lo encuentre - afirmó molestas - deberías salir de aquí para que me pueda cambiar y buscar a mi novio - digo sacándolo del camerino.

El me observa más que enojado por mi actitud, pero me molesto la actitud que tomó cuando vio el presente que me envió Adom, me quito el traje de un pronto para colocarme el vestido negro junto a mis tenis para correr por el lugar cargando mis cosas, veo a mi familia y le dejo las flores.

- Aliah, hacia donde vas - pregunta mi madre.

- Me iré por un tiempo, no me esperen - digo mostrándole el pasaje de avión.

- Tu de nuevo - gruñe mi madre y mi padre la abraza para que recuerde la promesa que hicieron, de no volver a interferir en nuestras vidas, ya somos adultos para tomar nuestras propias decisiones, sé que como padres siempre estarán pendientes de nosotros - por lo menos arregla una mochila para tu viaje - agrega mi madre.

- Gracias, ya podemos irnos - chillo feliz para subir al auto.

- No tengo que recordarte los métodos anticonceptivos, verdad enana - susurra en mi oído Abimael.

- Procura tu no dejar a tu novia embarazada - riño por lo bajo y el ríe con ganas.

- Todavía no hemos planeado tener hijos, pero cuando lo hagamos serás la primera en saber - afirma mostrándome su dedo como promesa.

- Eso espero - rio para seguir nuestro viaje con tranquilidad.

Mis hermanos no dicen nada, cuando llegamos a casa corro hasta mi habitación para arreglar una mochila y colocarme ropa abrigada junto a unos tenis, bajo a la sala para ver cómo están reunidos.

- Ya llamé un taxi, nos veremos pronto - me despido de ellos con un beso en las mejillas.

- Dile a Adom que venga para navidad - dice mi madre antes de abrazarme - cuídate Aliah - agrega.

- Gracias, volveré - digo cuando el taxi llega.

Salgo de la casa para despedirme de ellos con la mano, subo al auto para decirle el nombre del aeropuerto para después colocarme mis auriculares y escuchar un poco de música, cuando llego al lugar pago la tarifa para subir a mi vuelo después de una hora en espera mientras tomaba café y comía una que otra dona.

Una azafata me ayuda a ubicarme en primera clase, prestándome una laptot con la cual entretenerme, me agrada que me la prestará ya que había olvidado la mía por el apresurado viaje.

- Buenas noches señorita, el asiento a su lado está ocupado - dice una voz gruesa que hace elevar mis vellos, cuando me giro no puedo creer quien es su dueño.

- Adom - susurro tomando su mano con nerviosismo para besar sus labios cuando está a mi alcance - te extrañe idiota - agregó de la emoción y una lagrima se escapa de mis ojos.

- También te extrañe pequeña lactosa - murmura limpiando la lagrima que corría por mi mejilla - te quiero lactosa - susurra en mi oído - no lo dudes - besa mi mejilla para colocarse su cinturón y cerrar sus ojos y tratar de dormir.

- No me dejaras responder - susurro quitándole sus tapones de oído.

- No necesito tu respuesta ahora, cuando lo digas, dilo porque lo sientes no te apresures solo porque yo lo dije primero - vuelve a colocarse su tapón para poder dormir.

El viaje fue tranquilo y placentero, a mitad de camino él se despertó para hacerme compañía ya que no podía dormir por el miedo de que esto solo sea un simple sueño y que el desaparezca como esa vez, al rato pedimos la cena la cual llega de una vez y terminamos viendo películas en el trayecto.

- Es nuestro último viaje juntos - susurra tomando una copa de vino.

- Nunca lo será, estaremos juntos al final - afirmó más que convencida.

- Te daré la misma cantidad de días en los cuales te espere - agrega dejando su copa de lado - seamos felices volviendo a ser familia - dice no muy convencido.

- Me lastiman tus palabras - trato de soportar mis lágrimas y él se gira para acariciar mi mejilla.

- Quiero hacer las cosas bien, aunque sea una vez en mi vida, tu jamás llegaras a ser feliz a mi lado - se gira cuando nos informan que llegamos a nuestro destino.

- Soy feliz al estar a tu lado - susurro, pero el me ignora para salir del lugar cuando no los indican.

Salgo buscando mi mochila, pero al final lo veo cargando con ella, me señala la camioneta para que camine a su lado mostrándome una bolsa con comida que compró para mí, me entrega un café y observó el radiante día que nos recibe.

- Albert te llevara a tu hotel, yo iré más tarde tengo que arreglar algo en el trabajo - dice antes de besar mis labios - hablemos más tarde - agrega caminando hasta su deportivo.

- No me dejaras sola - grito y él sonríe afirmando.

- Señorita debemos irnos - me informa su chófer abriendo la puerta para mí.

- Gracias - susurro para subir en el asiento de atrás.

Me coloco mis auriculares para observar el panorama mientras como un poco de la hamburguesa que se encuentra en la bolsa, veo a los hombres tomar el desayuno de manera elegante y eso despierta mi curiosidad y me dan ganas de explorar bien este hermoso país.

- ¿Podría dejarme en cualquier lugar? - pregunto mientras busco mi monedero y mi teléfono.

- El señor se molestará si no la llevo al hotel - dice tratando de convencerme de lo contrario.

- Me se cuidar sola, se algo de francés, nada malo me sucederá - agregó mostrándole mis cosas y él se estaciona cerca de un café.

- El señor se va a molestar - vuelve a decir y lo freno con la mano.

- Iré al hotel cuando termine de explorar esta plaza, llegare antes que él, no te preocupes - afirmó antes de colocarme mi gorro junto a mis lentes de sol y salir del auto - nos veremos después Albert - me despido para comenzar a caminar lejos del auto.

El pecado del Faraón (saga Faraón) IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora