Ismael
Todo el mundo en la cena no dijo nada fuera de lo común, la pasamos algo incomodos ya que la novia de mi hermano o mejor dicho la zorra que me cogí no quitaba su vista de mi y me molestaba en la manera en que hablaba con mi familia, como si nunca me estuviera persiguiendo.
Se que debo pagar un precio alto por tocar a la mujer de mi hermano y acepto el castigo, siento como mi teléfono suena y me apresuro a salir de ese maldito lugar para contestar de manera rápida la video llamada, me sorprende ver que es Adom el que me llama.
- Feliz cumpleaños primo- susurra con alegría mostrándome el pintoresco lugar en donde se encuentra.
- También fue tu cumpleaños, hace unos días - digo algo apenado ya que estaba muy drogado para saber de mi - estaba algo drogado, lamento eso - agrego con pena.
- No te preocupes, ya me encuentro bien, todos tienen sus propios demonios - dice tratando de levantar mi animo.
- Mis padres me dijeron lo que le sucedió a tu madre, lo lamento por tu perdida - afirmo mientras trato de sacar mi cigarrillo eléctrico de mi bolsillo delantero.
- Ya arroje sus cenizas, ella esta bien en donde sea que se encuentre, quería saber de tu pequeña hermana - se rasca la cabeza con algo de nerviosismo, ya que algo se trae entre manos este.
- ¿Qué hiciste con mi hermanita mientras estuvo en tu casa? - pregunto algo pícaro y veo como se sonroja, en lo personal solo apoyare las decisiones de mi hermana.
- Tuvimos sexo, te lo digo a ti ya que se que no me partirás la cara cuando me veas - trata de reír y soy el que comienza con la risa, ya le quitaron la virginidad a la niña y nadie es mejor que Adom para eso.
- Demonios primo, por lo menos no fui el único que hizo una idiotez - sigo riendo y comienzo a toser cuando el humo del cigarrillo no sale de mi garganta - ella esta bien, debo dejarte, tengo que regresar a esta maldita cena - digo cuando veo que mi padre me regala una de sus miradas.
- Tratare de llamar a Abimael para saludar, tratare de ir a visitarlos en poco tiempo - se despide y cuelgo la llamada.
Vuelvo a nuestro lugar, veo como siguen con su feliz cena y comienzo a tomar del vino que nos sirvieron, hasta que al final termino algo borracho y mi madre como siempre me regala una mirada de desaprobación ya que siempre he sido el chico problema de los dos. Busco las llave de mi auto para tratar de subirme en el.
- Hijo estas algo borracho, no puedes conducir de esa manera - afirma mi madre algo incomoda por la situación.
- No te preocupes, no moriré por estar borracho - le regalo un giño de ojo para poder subir a mi lugar.
- Ismael bájate de ese auto - gruñe llena de enojo y como siempre la buena de Lizzy trata de calmar la situación.
- No se preocupe señora Eva, yo iré con el - susurra de manera rápida para calmar a mi madre y esta acepta obligándome a esperar por ella.
- Si hija, ve con el, espero que me llames cuando llegues a tu casa - baja su estatura hasta estar en mi ventanilla y me despido con la mano, para arrancar de manera apresurada.
Acelero el auto deportivo sin importarme nada, ya que nunca fui la buena persona que todos creyeron, quiero acabar con mis errores, quiero morir esta noche y en su compañía ya que por su culpa estoy sufriendo.
- Detente loco - grita desesperada y sigo acelerando sin importarme nada - estoy embarazada - afirma de pronto y freno de golpe haciendo que su cuerpo choque con la puerta del auto.
- ¿Quién es el padre? - pregunto mas que enojado y ella comienza a reír.
- Ya ha pasado un mes desde que tuvimos sexo, este bebé es tuyo - agrega acariciando su vientre - que pensara Abby cuando se entere - me amenaza con descaro.
- Deja a mi hermano, me hare cargo de ti y del niño, se te cumplió el deseo - susurro derrotado para ponerme en marcha hacia mi departamento.
- Sabes que tengo que tomar mi tiempo, para dejar a tu hermano ya que el si me ama - trata de acariciar mi rostro y la aparto de manera rápida.
- Eso necesitas escuchar, te amo Lizzy así que déjalo - freno en mi edificio y ella niega.
- Ten sexo conmigo esta noche y lo dejare - toca mi entrepierna y ella solo produce asco en mi.
- Sube a mi departamento y espérame desnuda, voy a estacionar mi auto - exclamo sin una pizca de mi alma y ella sale para obedecer y cumplir con lo que le dije.
Dejo mi auto en su lugar y antes de salir tomo un poco de cocaina para drogarme como estoy acostumbrado a hacerlo, camino perdiendo casi el conocimiento mientras mi mente vuela a otra parte, a puras bregas presiono el numero de mi piso y logro llegar a este sin caerme, entro a mi estancia y no me sorprende verla aparecer delante de mi, desnuda como se lo había pedido.
Comienzo a besarla tratando de imaginar a Hina y pensar que a la cual estoy acariciando es a la mujer que amo, tomo su cuerpo en voladas obligándola a enredar sus piernas en mi cintura, para ir quitándome mi chaqueta, dejo su cuerpo de manera delicada en la cama ya que ese ser inocente no puede pagar por mis pecados, porque alguna debí ser un faraón.
Trato de acariciar su cuerpo, pero no produce el deseo en mi, ni drogado me atrevo a tener sexo con ella, ella se apresura en quitar mi pantalón viendo como mi pene sigue dormido, me arroja a la cama y baja mis boxer, comienza a besar mi glande tratando de levantar mi deseo pero ella no consigue nada.
- Porque no se levanta - gruñe molesta y comienzo a reír imaginando la forma en la que me encuentro, de la manera mas patética - no dejare a Abimael, si no me posees como esa noche - amenaza y me levanto quitándola de encima de mi.
Busco una pequeña mochila para entrar algunas de mis cosas y buscar mi pasaporte, me coloco mi ropa de manera rápida y ella comienza a arrojarme las cosas que están a su alcance, salgo de ese lugar de manera rápida, tomo mi teléfono para comprar un pasaje para Italia, no puedo seguir así, la necesito cerca de mi, necesito un poco de estabilidad, necesito que alguien me salve de mi propio infierno.
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El pecado del Faraón (saga Faraón) III
FantasiaFuiste enviada por los dioses para castigarme por haber matado a mi propio padre. Vuelve a gritar como siempre lo hace desde que llegue y yo solo respondo como en cada ocasión. Sabes que para eso vine, haré tu vida tan miserable que desearas no habe...