El tiempo pasa lento y ya solo queda una noche para que me vaya de este lugar, estoy sentado en una silla playera mientras bronceo mi dorado cuerpo, siento como alguien crea una sombra para evitar que el sol de en mi cuerpo.
- ¿Qué quieres? - le pregunto al verla vestida con un diminuto pantalón blanco.
- Salgamos - propone y niego, quiero descansar para mi largo viaje.
- Debo descansar - exclamó.
- Solo por esta vez, sal conmigo, en todo el tiempo que estuviste aquí solo salias con mis hermanos y debo agradecerte de manera formal por el millonario perfume - ríe y me levanto quitándome mis gafas de sol.
- Ganaste pequeña lactosa, iré a bañarme y tu cambiate esa ropa - reclamos algo molesto para caminar hasta mi habitación.
Cuando salgo del baño, abro mi maleta para sacar un chandal y un abrigo negro, junto a unos converses blanco, me coloco los bóxer para después arreglar mi ropa, peinó mi cabello para atrás colocando me uno de mis perfumes para salir tomando las llaves de mi auto, la veo esperándome en la sala vestida con un vestido blanco y unos convers negros.
- Camina pequeña lactosa - rio caminando hasta mi auto.
- ¿Porque lactosa? - pregunta ya sentada en el asiento del copiloto, me encargo de colocarle su cinturón y ese olor que ella desprende hace estragos en mí.
- No me gusta la leche - murmuró y ella me mira molesta.
- Eso significa que no te gustó - dice mientras conduzco, quise responder, pero no pude, porque ella de verdad me atrae.
- Vamos a disfrutar este día lactosa - susurro para seguir conduciendo.
Llegamos a una colorida plaza, dejó el auto parqueado para salir a mirar todas las tiendas. Compramos algunas cosas que me servirán para mi frío departamento con vista a la torre eiffel, le compro algunas cosas que ella vio lindas y que sé que la harán parecer más tierna de lo que ya es.
A la hora de la comida vamos a un restaurante de mariscos que encontré mientras paseaba con madre, y pedimos pescado a la plancha, ella es divertida y sabe sacar tema de conversación, lo que daría por no haberme criado cerca de ella.
Podríamos haber tenido una agradable relación, pero yo solo puedo querer a la chica de mis sueños, al final terminamos comiendo helado servido en piñas mientras reímos como si fuéramos una pareja.
Regresamos a la casa al anochecer, la ayudó subiendo sus bolsas hasta su habitación, entró mirando su decoración en colores pasteles, veo mi perfume en su cómoda y eso hace que mi corazón se acelere.
- Buenas noches prima - digo más para mí que para ella, salgo de su habitación para entrar a la mía y arreglar las cosas que compre en una mochila para alistarme y dormir.
Tomo una ducha para colocarme el pantalón de mi pijama y acostarme, para tratar de dormir, en la madrugada vuelve la pesadilla y me despierto con un rastro de lágrimas que bajan de mis ojos, esta vez fue peor, soñé que la hacía mía y cuando despertaba ella desaparecía delante de mí.
Salgo de la habitación para buscar un vaso de jugo, ya en la cocina me quedo encima de la encimera mientras tomo el contenido de mi vaso, veo como ella aparece con una diminuta pijama rosa, tomó su cintura y salta del susto.
- Soy yo - susurro en su oído - no aparezcas vestida de esa manera delante de ningún hombre - reclamo y ella se gira para encararme.
- Es mi cuerpo y yo decido como vestirme - susurro y me acerco hasta rozar sus labios con los míos.
- Si vuelves a aparecer así delante de mí lactosa, no me importara que seamos primos - restriego mi creciente erección en su pierna.
- Esta bien, ya no lo haré - la suelto para comenzar a caminar y ella gira mi rostro para besar mis labios.
- Digamos que estaba dormida - susurra dejándome en medio de las escaleras, corre hasta perderse en el pasillo.
Mierda me acaba de besar y yo como idiota no aproveche la oportunidad para saborear sus finos labios. Subo a mi habitación para tratar de dormir con el sentimiento que esa pequeña lactosa me hizo sentir.
A la mañana siguiente porto un traje azul marino para salir de esa habitación, me despido de mis tíos para ver como mi guardaespaldas abre la puerta de la camioneta, veo como ella sale con su mochila al hombro.
- Sube - grito y ella se señala haciendo que ría - a quien más le he dicho que suba a mi auto - agregó y ella camina subiendo a mi lado.
- Seigneur, nous serons en retard (señor llegarnos tarde) - murmura Albert.
- Ça ne fait rien (no importa) - digo acomodando mi saco - llévanos a su academia de ballet - agregó y así él lo hace.
En el camino ella me entrega un sobre, lo tomo para ver que es una invitación para una presentación del lago de los cisnes, pero es dentro de tres meses esa presentación, ella quiere volver a verme.
- ¿Podrás venir? - pregunta tocando mi mano.
- Puede ser que venga, no prometo nada - susurro cuando parqueamos en la entrada de su academia - nos veremos otra vez - agregó antes de besar sus labios.
- Nos pueden ver - susurra y niego para volver a saborear su boca.
- Vendré si me recibes de esta manera - me despido y Albert se encarga de abrirle la puerta.
- Nos vemos Adom - se despide con su mano.
- Adiós pequeña lactosa - digo y comienza a arrancar el auto.
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El pecado del Faraón (saga Faraón) III
FantasiaFuiste enviada por los dioses para castigarme por haber matado a mi propio padre. Vuelve a gritar como siempre lo hace desde que llegue y yo solo respondo como en cada ocasión. Sabes que para eso vine, haré tu vida tan miserable que desearas no habe...