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No pude dormir en lo que quedaba de la noche, su olor y las pesadillas no me dejaban cerrar mis ojos, creo que cada día temo por mi.

Me levanto de la cama con pesar, veo que tengo algunas cortadas en mi pie de cuando solté todo lo que tenia en la mano la noche anterior, tomo mi teléfono para poder llamar a mi padre.

- Hola papá - susurro mientras observó mi rostro en el espejo, que haré con mi vida una vez que ella se vaya de mi lado.

- Adom mi amado hijo, ¿como te encuentras? - pregunta preocupado ya que cuando lo llamó siempre son por mis ataques.

- Me encuentro bien, solo llamaba para saber como se encuentran todos en casa - susurro mientras peinó mi cabello con mis manos.

- Estamos bien, tu madre me llamó. - murmura lo último con pesar.

- ¿No quiero saber? - suplico para que me alejen ese tormento.

- Ella se volvió lúcida, esta muriendo y su último deseo es ver a su hijo - afirmó y estoy tentado a colgar la llamada.

- Papá sabes lo que nos hizo, no quiero volver a verla - digo incómodo.

- Tiene dos meses de vida, el cáncer de páncreas llegó a su etapa final - dice.

- ¡por favor! Te lo suplico no pidas por ella - susurro antes de colgar la llamada.

Yo solo quería ser amado por mi madre, pero ella solo amaba a mi tío y prefería que fuera su hijo, por eso me hizo sufrir me alejo de mi padre y me envió a un país desconocido para mi, me volvieron la viva imagen del hombre que odio con todo mi ser. Ella siempre tuvo la culpa de que no aprendiera a amar.

Tuvo la culpa antes y la tiene ahora, por algo no lo pensé mucho a la hora de matarla con mis propias manos, disfrute ese momento y lo reviso con emoción ya que me recordaba todo el poder que poseía, pero también me recuerda que jamás poseere amor.

Era perfecto antes y eso me hace preguntarme el porque de mi suicidio.

Camino hasta el baño para poder tomar una ducha, limpio mis pies para colocarle algo de medicina y colocarme ropa casual, afeito mi barba y corto un poco mi cabello con unas tijeras de corte. El resultado no quedó tan mal, arrojó mis pastillas en el inodoro para no volver a pensar en tomarlas.

Bajo al comedor para ver como ella desayuna sin ánimos, me siento a su lado y me traen mi desayuno.

- Te veo más animado - susurra y dejo de lado mi café.

- Deberías hacer lo mismo ya que nunca tendremos lo que deseamos - afirmó para ignorarla y tomar mi periódico entre mis manos.

No me sorprende observar una foto de Sorangel y mía en el hotel, ya todos afirman un romance que fue una noche que no se volverá a repetir dejaré las cosas como están en algún momento me servirán.

- ¿Es tu novia? - pregunta y dejo el periódico de lado.

- Conoces el sexo de una noche, ella fue eso para mí - terminó mi café para levantarme de la mesa.

- Ayer eras atento y algo lindo conmigo, pero hoy estás molesto - trata de adivinar y camino hasta estar a su lado y acariciar su cabello.

- Provocame y no me importara nada te haré mía - digo en un perfecto egipcio antiguo.

- Deja de hablar en ese idioma, lo odio - riñe y la ignoro para salir del lugar.

- No todos tienen lo que quieren - grito con calma.

Tomó la llave de mi deportivo para salir a dar un paseo me quedó pensando en cómo soportare estar tan cerca, recibo una llamada y dejo el auto al lado de la carretera para salir a contestar esta llamada.

- El señor Dur habla - saludo sin una pizca de paciencia.

- Se que eres tu - ríe una sensual voz que gritaba mi nombre hace una noche.

- Hola Sorangel, ¿que se te ofrece? - pregunto colocando mi voz seductora, ya que no puedo tener a la que amo al menos tendre a su copia.

- Quiero invitarte a una gala en honor a mi padre - me informa y alejo mi teléfono con fastidio.

- Estoy fuera de la ciudad, mi madre está enferma y vine a cuidarla - miento sin descaro.

- Esta bien, cuidala - susurra desanimada - cuando vuelvas a la ciudad ven a buscarme - agrega.

- Trataré, no prometo nada - murmuró mientras acaricio mi rostro.

- Cuidate - cuelga la llamada y su voz sin notarlo me parece tierna, puede ser que ya me esté rindiendo con Aliah.

Vuelvo a mi auto para regresar a la casa, compro algunas cosas en la tienda antes de regresar, parqueo en el frente de la cabaña para salir y subir las escaleras, veo a Emely mirarme molesta mientras en sus manos están los frascos vacíos.

- Joven, piensas morir ya - ruge como una buena madre que es, el problema es que no es mi madre.

- No te preocupes lo tengo controlado - digo mientras dejo lo que compre en la mesa.

- No lo tienes controlado, cuando vuelvan las pesadillas te van a comer vivo - murmura preocupada.

- Puede ser que ya quiera morir - afirmó y ella me regala una bofetada.

- Cada vida es preciada, fueron tus padres quienes te formaron, ellos deben decidir sobre tu vida - dice muy molesta - disculpe el golpe y su padre dijo que vendrá a visitarlo - agrega mostrándome unos frascos nuevos con las pastillas.

- No me pueden obligar, ya no quiero tomarlas - grito por lo bajo.

- La vas a tomar, si no la tomas volverán los ataques y no quieres que ella vea en lo que te haz convertido - me recuerda mi triste pasado.

- No quiero tomarla, no me obligues - suplico con la mirada y va a la cocina trayendo consigo un vaso con agua.

- Debes tomarla - me entrega todo y sin pensarlo la tomo.

- Dile a mi padre que no venga - digo incómodo mientras me siento en la silla del comedor.

- Lo llamare para decirle que ya se tomó sus medicinas - me informa antes de acariciar mi cabeza - buen niño - susurra con amor maternal y no puedo enojarme con ella.

- Subiré a mi habitación, cuando este la cena me avisas - me lavanto para caminar hasta mi habitación, veo a Aliah recostada en el sofá mirando una película, se que se vio algo de lo que sucedía en la cocina pero ya no importa.

*****

Feliz navidad mis amados lectores, se que he estado un poco ausente con esta historia porque estoy editando mi primera historia llamada A little bit of love, gracias por su apoyo.

Les deseo un próspero año nuevo a todos y como siempre recuerden votar, comentar y compartir mi historia.

Muchos besos ♥️♥️♥️

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El pecado del Faraón (saga Faraón) IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora