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El tiempo comienza a pasar lento y la llevó a la ciudad para que le quiten el yeso, asisto a algunos eventos mientras estoy en la ciudad en compañía de Sorangel, aunque a ella no le agrade la idea.

A ella solo le colocan unas vendas se está recuperando de manera rápida y eso me gusta porque ya no la tendré cerca y eso me ayudara a olvidarla cada vez más rápido, siento como se apaga a cada momento si no puede bailar, poco a poco trato de ganarme su confianza y solo tener una relacion de primos.

- Bajemos a comer - salgo de mi habitación llamándola y ella se quita sus auriculares para mirarme.

- Podemos estar bien solos, no se porque tenemos a una niñera - llega a mi lado dándome un golpe en el hombro.

- Yo necesito que alguien me cuide y vea que tome mis medicinas - murmuró sin ganas.

- ¿Que tienes? - pregunta mientras bajamos las escaleras - no sabía que estuvieras enfermo - agrega sorprendida.

- Tengo anosmia, perdi mi olfato hace dos años - no miento totalmente solo que no quiero que sepa sobre mi depresion y mi insomnio.

- ¿Por eso te retiraste? - vuelve a preguntar cuando llegamos al comedor.

- Cuando pierdes algo con lo que eres bueno, tu vida pierde sentido - tomó asiento para colocarme la servilleta y comenzar a comer.

- Se lo que se siente eso - exclama para comenzar a comer.

Cuando terminamos salgo un rato para ir a pescar a la hora de la cena regreso a la cabaña y la veo tratar de estirar su cuerpo, evitó que se caiga cuando veo que esta haciendo mas esfuerzo del normal, cuando caemos al suelo puedo sentir su agradable aroma, sin poder evitarlo nuestros labios quedan muy cerca.

- Lo lamento - susurro incómodo y ella solo aleja su rostro del mio.

- No te disculpes - afirmó apenado ayudándola a levantarse - no puedes bailar, trata tu cuerpo con la delicadeza que se merece - agrego mientras veo que su tobillo está algo inflamado.

- Todo es culpa de Daniel, ese baile lo habíamos practicado miles de veces y en el último salto me dejó caer - afirma molesta con el.

- No puedo entender porque estabas con ese capullo - digo mientras acarició mi cabello con nervisimos.

- Era normal estar juntos, así que con el tiempo comenzamos a salir, era algo inevitable - sonríe y la ayudó a llegar  sofá.

- Debes entender que vales más - acarició su larga cabellera para darle fuerzas y que no se derrumbe al rato.

- Hablemos de otra cosa - toma mi mano para que me siente a su lado - ¿como era ella? - pregunta emocionada y yo niego con la cabeza - ¡la mujer que amaste! ¿Como era? - vuelve a insistir y meneo mi cabeza en forma de negación - solo un poco - súplica juntando sus manos.

- Te contaré, pero no te rías, son mis preciados recuerdos - le señaló con el dedo y ella asiente - la conocí en un banquete, ella era deslumbrante y sumamente hermosa, alguien me la había ofrecido como un regalo, lo cual odie era tan hermosa que no merecía ese trato, ella debía ser venerada como un dios, pero eso no quito mi estupidez y dure demasiado para ver su belleza y comprender sus hermosos deseos para mi - me transportó a ese lugar donde la veo enseñar con amor maternal a los pequeños niños del pueblo, escapando se del palacio cada vez que lo deseaba - al final mi curiosidad se volvió admiración y quise poseerla como mía, al final lo conseguí y ella terminó desapareciendo de mi vida - agregó con pesar al recordar ese triste episodio de mi antigua vida.

- ¿Que sucedió con ella? - pregunta emocionada.

- Así mismo como llegó, desapareció y lo peor es que fue  justo delante de mis ojos, se puede decir que esta muerta - agregó secandome una pequeña lagrima que se escapa de mis ojos.

- ¿Cuál era su nombre? - trata de que hable y solo recordarla me carcome vivo.

- Su nombre era - cuando iba a decir su nombre algo me frena y veo como ella aparece delante de mí igual que siempre, horrible y con esa sádica sonrisa para susurra en mi oído - su nombre era Aliah - terminó diciendo y ella desaparece de mi vista.

- Tenemos el mismo nombre, aunque es una historia triste, espero que algún día un hombre me ame como la amas a ella - se acerca a mi para secar una pequeña lagrima que sale de mi ojo.

- Ya tienes a alguien que lo hace - acarició su mano impidiendo que se aleje de mi.

Nos miramos a los ojos por un buen rato, sin decir nada mientras su cabello cae en mi rostro y sin pensarlo demasiado tomo su cuello para obligarla a bajar la cabello y terminamos uniendo nuestros labios, la beso con pasión mientras cierro mis ojos para no levantarme de esta hermosa ilusión, espere algún reclamo de su parte cuando nos alejamos pero ella solo se queda mirando la chimenea.

- Iré arriba - susurra para salir caminando de la estancia, tocó mi rostro frustrado.

¿Por qué lo hice?

Tengo el deseo de seguirla y abrazarla pero no deseo que me aleje de su lado, subo hasta su habitación con las ganas de tocar su puerta pero decido dirigir mis pasos hasta mi habitación. Voy al baño para quitarme mi ropa y quedarme en la ducha mientras la lluvia arficial cae sobre mi cuerpo.

Cuando ya no tengo en que más pensar, salgo de la ducha para secar mi cuerpo y colocarme un pantalón de pijama, tomo mi teléfono para apagarlo y arrojarme a la cama, cubro  mi rostro con mi brazo para tratar de olvidar ese beso que se repite en mi mente cada cinco minutos.

Siento como mi puerta es abierta y un pequeño cuerpo se coloca a mi lado, no tengo que temer porque se muy bien quien está a mi lado.

- Mi pequeño cachorro - acaricia mi cabello.

- No te cansas de artomentarme - susurro ya cansado de este viejo juego que tenemos.

- Casi vas a cumplir años, te daré un grandioso regalo - se sube encima de mi - solo si observas mi rostro, dejaré que ella te recuerde - susurra riendo.

- Bastet deja tus juegos, ya dejame en paz - grito y ella me obliga a quitar mi mano para dejarlas a ambos lados, me niego a abrir mis ojos.

- Eres tan hermoso para tener un destino tan trajico - dice antes de besar mis labios con pasión, el simple hecho de saber que es ella me da repulsión.

Sin poderlo controlar termino viendola y esta vez es tan hermosa que parece un ángel, su piel es pálida sus ojos grises y su cabello largo y blanco, ella me suelta y acarició su cara como si se tratara de una pequeña niña.

- Adiós Ramses cuarto - desaperece de mi vista y me levanto de la cama jadeando, gracias a Ra que fue un sueño.


* *

Doble actualización ya que no estaré muy presente hoy.

Besos y se cuidan.

El pecado del Faraón (saga Faraón) IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora