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Había pasado ya una semana desde que habían partido de la última isla en la que habían estado y aún seguían sin ver tierra firme. Después de los acontecimientos pasados hacía unos días se habían desviado un poco de la ruta y todavía les tomaría un tiempo llegar a su siguiente destino. Durante esos días, Law le había seguido impartiendo clases de medicina a la chica por las tardes y esta había hecho muchos avances, dejando al cirujano impresionado.


Karen se encontraba ahora en el comedor con Aki y Bepo, el primero sentado al lado de la chica con la parte superior de su cuerpo encima de la mesa mientras el segundo estaba sentado delante de ellos con la lengua por fuera. En el submarino hacía un calor asfixiante y el pobre oso era el que peor lo estaba pasando.

—Qué calor... —Dijeron los dos a la vez, Karen los observaba apoyando los codos en la mesa.
—¿Por qué no le decís a Law que emerja el submarino?

La pelinegra se había dado cuenta de que los Hearts no solían navegar mucho por la superficie, lo cual tenía sentido viendo que viajaban en un submarino, pero aún así parecía que solo emergían cuando llegaban a una isla o en ocasiones puntuales como cuando apareció el Rey Marino, esto aunque tenía sus ventajas, también tenía sus inconvenientes, como los drásticos cambios de temperatura que tenían a veces. En este caso, el submarino parecía una parrilla, pero los chicos le habían explicado que a veces hacía tanto frío que solo con tocar una de las paredes metálicas podrías quedarte pegado a ella.

—Al capitán no le gusta emerger a no ser que sea estrictamente necesario. —Le explicó Aki, solo girando su cabeza para quedarse mirando a la chica, quien arqueó una ceja.
—A todas estas Karen-san... ¿tú no tienes calor? —Preguntó Bepo aún con la lengua por fuera, sudando.
—No, puedo crear una leve brisa a mi alrededor para autorefrescarme. —Aki se levantó de golpe.
—¿¡Puedes hacer de ventilador y no nos habías dicho nada!? ¿Tan mal te caemos acaso? —Le recriminó. Karen lo miró mal y le dio un puñetazo en la cabeza, este se pasó la mano soltando un pequeño "auch".
—No soy tu ventilador portátil, baka. Y no había dicho nada porque tampoco habíais preguntado.
—Nee, Kareeen. Refréscanos un poco por aquí. —Le pidió el joven poniendo ojos de cachorrito. Karen se iba a negar, aún ofendida por su comentario, pero se lo pensó dos veces cuando le echó un vistazo a Bepo, que parecía que se podría derretir en cualquier momento.
—Está bien, pero solo un ratito. —Dijo antes de hacer que una agradable brisa los envolviera a ellos también, haciendo que sus pelos se movieran ligeramente.
—Esto es vida. —Dijo Aki echándose hacia atrás en su silla. La chica puso los ojos en blanco y se giró para observar a Bepo, que ya no tenía la lengua por fuera y había parado de sudar.
—¿Te encuentras mejor, Bepo?
—Sí Karen-san, gracias. —Karen le sonrió.


Los chicos llevaban casi media hora hablando entre ellos, ahora mucho más animados gracias a la ayuda de la chica que había decidido ser buena persona y no dejar de usar sus poderes con los Heart, ya que tampoco le costaba mucho mantenerlo, sintiendo que era tan fácil como respirar. Repentinamente la puerta del comedor se abrió, dejando ver a un Law que no llevaba su habitual gorro sobre su cabeza, Bepo y Aki saludaron a su capitán y Karen simplemente lo miró mientras se acercaba a ellos y se sentaba en su sitio habitual, presidiendo la mesa, la muchacha se encontraba sentada a su derecha, el primer día se había sentado ahí y desde entonces se había convertido en su sitio ya que a nadie le parecía molestar y tampoco lo habían reclamado.

Karen observó atentamente al recién llegado, percatándose de que no vestía la sudadera que siempre llevaba y que había optado por una camiseta corta negra que dejaba ver los tatuajes de sus brazos, unas gotitas de sudor se le podían ver al inicio del pelo. La chica sonrió con malicia.

—Se te ve acalorado, Trafalgar. —Este la miró pero no dijo nada. —¿Quizás necesitas mi ayuda?

Law arqueó una ceja, dándose cuenta por fin de que a los tres que estaban sentados delante de él les rodeaba una agradable brisa que movía levemente sus cabellos.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora