El destino no existe (Law x Lectora)

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La nieve crujía bajo las pisadas de ambos piratas dejando las huellas marcadas en el suelo a cada paso que daban. Law iba a un par de metros por delante de Karen y este se giraba cada pocos minutos para mirar a la chica.

—Oi Karen, no vamos a llegar nunca al pueblo como no te des prisa. —La estratega resopló.
—No es mi culpa que tengas zancadas de gigante... además, no tengo tanta experiencia como tú en caminar sobre nieve.
—¿Te has recorrido prácticamente de arriba a abajo estas aguas y me estás diciendo que aún no tienes practicado caminar en nieve?
—Te sorprendería la poca cantidad de islas de invierno en las que he estado. —La chica por fin llegó a dónde la estaba esperando el capitán de los Hearts y se paró a su lado. —Si tanto te estoy atrasando ve sin mi, te veo en el pueblo.
—No. Supongo que tendré que ir a tu ritmo de señora mayor.
—Baka.

Después de caminar durante un rato por el sendero, por fin llegaron a la entrada del pueblo, no se habían topado con ninguno de los chicos en ningún momento pero sus pisadas se podían diferenciar con claridad en la nieve, por lo que Law supuso que habían ido corriendo para acabar sus tareas antes. El pueblo era algo más grande de lo que el cirujano había anticipado en un principio, al ver el tamaño de la isla pensaba que este estaría compuesto por un par de casas y establecimientos dispersos por el lugar, pero eso estaba muy alejado de la realidad. Había un montón de gente caminando por las calles y saliendo y entrando de las tiendas cada pocos minutos independientemente del frío que hacía, había un montón de casas de madera y, además, también se encontraban puestos vendiendo toda clase de productos en la calle.

—Pensaba que habría menos gente.
—Estamos bastante cerca de la Red Line y esto es una isla de paso, por eso hay tanta gente aquí. —Explicó la chica. Law asintió dándole la razón.
—Vamos.

Los dos empezaron a caminar de nuevo, de vez en cuando tenían que ir esquivando a los niños que corrían por la calle con grandes sonrisas en sus rostros. Si la gente a su alrededor sentía alguna incomodidad al ver la nodachi que cargaba Law no lo mostraron en ningún momento, de hecho, pocas personas se paraban más de dos segundos a mirar a ambos piratas. Karen tenía razón, esa debía ser una isla de paso y sus habitantes ya tendrían que estar acostumbrados a ver piratas y también a beneficiarse de ello.

—¿A dónde quieres ir primero?
—Librería.
—¿Cada vez que pisamos una nueva isla tienes la necesidad de comprar libros? —Preguntó la joven.
—No, pero te dije que te compraría algunos para que no te estés releyendo el mismo una y otra vez.
—Oh.
—Vamos.

Después de pasarse alrededor de una hora dentro de la librería eligiendo libros y mirando otros nuevos, los piratas habían salido para continuar con las compras que tenían que hacer, que consistían en unos utensilios médicos para Law y unos mapas para Karen. El cirujano le había preguntado a la chica que para qué necesitaba esos mapas y esta simplemente le había contestado que no estaba de más ser previsor y saber algo de la cartografía de la isla y, ahora, volvían a estar caminando por las calles cargados con bolsas de camino al submarino.

—¿Crees que el resto ya habrá acabado de comprar?
—No lo sé, pero me parece extraño que no hayamos visto a ninguno de ellos mientras comprábamos.
—Hm, tienes razón. Pero hay mucha gente, quizás hayan vuelto al submarino para dejar todo y ahora estén por los alrededores. —Law asintió dándole la razón a su acompañante, sin embargo, seguía pensando que era un poco raro no haberse cruzado con ninguno de sus nakamas. Su pequeña preocupación quedó en segundo plano cuando giraron una esquina y su mirada se fijó en una enorme pista de patinaje al aire libre. Law se paró y Karen hizo lo mismo mirándolo con una ceja alzada.
—¿Pasa algo?
—Hay una pista de patinaje ahí. —La estratega dirigió su mirada a dicha pista y luego volvió a mirar al capitán.
—Sí, ¿y qué pa... No. —Karen había visto las intenciones de Law con tan solo mirarle a la cara.
—¿Por qué no?
—No creo que sea buen momento.
—Estamos en una isla de invierno y hay poca gente en la pista ahora mismo, ¿qué mejor momento que ir a patinar que ahora? Además, no tenemos nada mejor que hacer, tenemos el resto del día libre. —Law se reajustó la nodachi en el hombro y miró hacia la joven que ahora había apoyado su mano libre en su cadera.
—¿Desde cuándo eres tú el que propone hacer planes divertidos?
—¿Y desde cuándo eres tú la que los rechaza? —La pelinegra se quedó callada y en ese instante Law tuvo un momento de iluminación y comenzó a sonreír maliciosamente mientras se estiraba un poco hacia delante. —Espera un momento... ¿no me digas que la famosa Portgas D. Karen no sabe patinar sobre hielo? —La chica se sonrojó y se giró levemente para darle la espalda a Law.
—Cállate. —El cirujano sonrió más al ver que su teoría era cierta.
—Seguro que no se te da tan mal, vamos. —Karen suspiró y comenzó a caminar detrás de su compañero. No había forma alguna en la que se fuera a librar de esto.