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Habían pasado dos días desde que habían rescatado a Saori. En el transcurso de esas cuarenta y ocho horas, la niña les había contado lo que había pasado, todo resultando en que había salido una mañana a pescar y que se había dejado dormir en la barca, despertándose más tarde en mar abierto, donde una tormenta la encontró, provocando que estuviera a la deriva alrededor de tres días. Sin embargo, no hubo mención alguna sobre por qué tenía sus bracitos llenos de cicatrices, ni cómo se había hecho el corte en la mejilla, que también se estaba curando con rapidez, y nadie tampoco había tenido estómago para preguntarle.
Saori también les había dicho que era de una pequeña isla otoñal llamada isla Aster, que resultaba ser la isla a la que se dirigían los Hearts, por lo que no tendrían que perder tiempo en desviarse para devolver a la niña a su hogar.

Por otra parte, ya no había rastro de fiebre en el cuerpo de la pequeña y esta ya se encontraba mucho más animada que antes, dejando de estar deshidratada también, aún así, Law insistía en hacerle chequeos diarios, ya que al ser una niña podía recaer con más facilidad, por eso ahora se dirigía a la enfermería, donde se seguía quedando por las noches, aunque a la hora de dormir no se había quedado sola, ya que Karen, Ikkaku e incluso alguno de los chicos le hacían compañía en la enfermería, ocupando otras de las camillas.

Law abrió la puerta de la enfermería, entrando, preparado para hacerle otro chequeo a Saori, no fue hasta que se paró frente a la camilla que se dio cuenta que la niña no estaba sola en esta.

Karen estaba tumbada a su lado, ambas profundamente dormidas, mientras que la pelinegra la abrazaba contra su pecho, Saori se aferraba a ella con sus pequeñas manos, como si tuviera miedo de que todo fuera un sueño y que al despertar volviera a estar perdida en alta mar. Sola. El cirujano se acercó a ellas observándolas brevemente antes de apoyar su mano en la frente de la pequeña, asegurándose de que la fiebre no había vuelto a subir, seguidamente utilizando sus habilidades para ver que todo seguía en orden, que así era.

Law se volvió a erguir tras ver que Saori estaba bien, mejorando día tras día, centrando su atención ahora en la pelinegra, observando su tranquilo rostro mientras dormía. El hombre suspiró, estirando esta vez una mano hacia la muchacha, quitándole el pelo de la cara y echándoselo un poco hacia atrás para observar mejor su herida de la cabeza, que había acabado en una casi imperceptible cicatriz. Law trazó la cicatriz con la yema de sus dedos, viendo que esta se había cerrado bien y que ya la estratega no tenía que cubrírsela con nada, ya curada del todo. El capitán de los Hearts apartó su mano, centrando su atención ahora en el cuello de la joven, observando que en este ya no había rastro de los hematomas que el malnacido de Nash le había hecho y que tampoco había rastro de las marcas que él mismo le había dejado, marcas hechas de una manera totalmente diferente, aunque tampoco es como si las hubiera visto más veces después de esa noche, ya que estaba seguro de que Karen se había ocupado de tapárselas de una manera u otra. 

Law dio unos pasos hacia atrás, echándoles a las dos un último vistazo, sonriendo ante la escena antes de girarse y acercarse a su escritorio, decidiendo que aprovecharía la silenciosa mañana para ponerse al día con algunas lecturas pendientes.   




Cuando Karen abrió los ojos ya casi era la hora de comer, pero Saori seguía dormida a su lado, la chica bostezó, incorporándose y dejando con cuidado a la niña en la camilla sin que esta se despertara.

—Buenos días. —La pelinegra se sobresaltó un poco al oír la voz, pensando que no habría nadie más en la enfermería. Sus ojos se encontraron con los de Law, que la miraba desde su escritorio.
—Law, lo siento. Tenías que revisar a Saori-chan, ya me voy. —La chica hizo el ademán de levantarse.
—Da igual, ya lo he hecho.
—Oh. —Ambos cruzaron sus miradas, la chica carraspeó algo incómoda, ya que no había estado a solas con el capitán desde que habían tenido aquella conversación. —Y... ¿cómo está?
—Está casi recuperada del todo, ya no tiene fiebre, tampoco está deshidratada, solo hace falta revisarle el corte de la mejilla de vez en cuando, no queremos que se le vuelva a infectar.
—Hmm. —Karen bajó la vista hacia la niña, pasándole una mano por su castaño pelo, desenredándoselo un poco.
—Bepo vino hace poco diciendo que nos estamos acercando a la isla, llegaremos en menos de una hora. —Le comentó el cirujano.
—En ese caso iré a darme una ducha rápida y a cambiarme. —Le contestó Karen, levantándose por fin y estirándose en el proceso.
—Despertaré a Saori-ya en un rato. Probablemente los chicos estén ya en cubierta, por si quieres ir después de que te prepares, también deberías pasar por la cocina, Raiden dejó comida preparada.
—Sí, claro. Te veo luego.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora