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¿Querías verme, Garp-san?
Oh Elena, sí. Entra y cierra la puerta. Elena hizo lo que se le decía y se acercó hasta pararse justo enfrente del enorme escritorio de caoba, detrás de este, Garp se sentaba con los hombros apoyados encima de su escritorio. Siéntate, ¿quieres?

Elena se sentó algo confundida, el vicealmirante se veía muy serio, algo que era muy inusual en él.

¿Pasó algo? Preguntó la pelirrosa. Su antiguo instructor la miró a los ojos durante unos largos segundos hasta que después apartó la mirada y abrió uno de los cajones del escritorio, de este sacó un sobre que parecía venir de los superiores y se lo entregó a la joven que ahora estaba aún más pérdida.
Ábrelo. Le contestó simplemente.    

La joven marine dudó unos segundos pero luego procedió a abrir la carta para seguidamente comenzar a leerla, iba dirigida a ella personalmente. Los ojos de la chica leían rápidamente las líneas que adornaban toda la página y, a medida que llegaba al final, su ceño se fruncía más y sus manos temblaban ligeramente. Una vez llegó al final, volvió al principio y comenzó a leerla de nuevo, esperando que sus ojos la hubieran engañado y que lo que acababa de leer no había sido real. Elena volvió a llegar al final de la carta y su mirada se quedó unos segundos observando el sello que habían puesto como firma, confirmándole que la carta había sido enviada desde los altos cargos del Cuartel General.

Tiene que ser una broma. Elena dejó la carta encima del escritorio y miró a los ojos a Garp, que la miraba a su vez con una mirada indescriptible. Garp-san, dime que esto es una broma. Volvió a insistir la marine al ver que no había recibido una respuesta.
No creo que el Cuartel General se dedique a mandar cartas para bromear con sus soldados.

Elena se le quedó mirando atónita como si por fin la información que acaba de leer se estuviera haciendo real, después de todo, lo era.

¿Me estás diciendo en serio que el Cuartel General ha denegado mi ascenso a comandante por esto? La chica cogió la carta de nuevo con una mano.
Mira Elena, entiendo que puedas estar algo molesta con el Cuartel General pero ya no hay nada que hacer.
¿Que no hay nada que hacer...?
La decisión está tomada y ya sabes que no van a cambiar de opinión.
¿Y pretendes que me quede de brazos cruzados sin hacer nada? Me conoces mejor que eso, Garp-san. Garp suspiró y cerró los ojos intentando conseguir unos segundos para aclarar sus ideas.
Habrá una reunión dentro de poco, hablaré a tu favor y esperemos que eso cambie algo. ¿Sí? A Elena se le iluminaron los ojos.
¡Gracias Garp-san!








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¡Dijiste que ibas a hablar a mi favor! Elena estaba furiosa y dolida. Que Garp la defendiera era su última oportunidad para que el Cuartel General pudiera consentir que la ascendieran a comandante, pero eso nunca llegó a pasar.

El vicealmirante no dijo nada y simplemente se quedó callado mirando a la joven con algo de arrepentimiento en sus ojos.

¡Garp-san! Elena estaba al borde de las lágrimas, pero se negaba a llorar ante esta situación. ¿¡Por qué no me contestas!? ¡Si tienes algo que decirme, dímelo a la cara!

La chica sabía que se la estaba jugando al hablarle así a un superior, pero no podía evitarlo, Garp tampoco parecía molesto por el tono de la chica, porque lo dejó pasar.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora