-24-

941 114 2
                                    


Room. —El grupo apareció en la parte de atrás del cuartel de la Marina y se escondieron rápidamente detrás de un pequeño almacén abandonado que servía para guardar materiales de jardinería, Karen asomó un poco la cabeza y miró en todas direcciones por si alguien les había visto, pero todo parecía estar en orden.
—Lo hemos conseguido, ahora tendremos que movernos rápido y llegar a esa puerta de ahí que da a un pasillo que separa el cuartel en el ala oeste y el ala este, después de eso tendremos que separarnos por parejas para encontrar antes el despacho de la capitana.
—Yo iré contigo. —Saltó Clione acercándose a ella.
—Está bien... —Se extrañó la chica. —Parece ser que tenemos una cita. Espero que no te pongas celoso, Law. —El cirujano puso los ojos en blanco pero no dijo nada y Clione observaba a la chica sin palabras. —Recordad que no hemos venido aquí a luchar, así que evitad el conflicto a no ser que sea necesario. Si encontráis el despacho antes que nosotros ya sabéis que tenéis que hacer, ¿tienes tu den den mushi, Aki?
—Sí.
—Vale, pues allá vamos.

Los cuatro se acercaron a la puerta que había señalado antes Karen y entraron rápidamente, asegurándose que no había nadie el otro lado.
—Nosotros iremos por la derecha. —Saltó Clione, la chica arqueó una ceja pero asintió, pero antes de darse la vuelta el cirujano la agarró de la muñeca y la atrajo un poco hacia si para susurrarle en el oido.
—Ten cuidado con el chico, Karen. Hay algo que no me huele bien de todo esto. —Law se separó y la soltó para luego advertirle con la mirada.
—Tranquilo, ya me había dado cuenta. —Law siguió mirándola durante unos breves segundos y luego se dio la vuelta para caminar hacia Aki, que la miraba con preocupación y Karen le sonrió para quitarle importancia al asunto.
—Vamos. —Karen se giró y caminó por el pasillo seguido por Clione.

—Capitán. —Aki y Law caminaban en dirección contraria a los otros dos chicos, hasta ahora no se habían encontrado a nadie y cada vez que veían alguna puerta se asomaban pero solo se habían topado con almacenes o habitaciones vacías. —¿Crees que ha sido buena idea dejar que Karen fuera con Clione? —Law tenía el ceño fruncido, él también se había estado haciendo esa pregunta.
—Karen puede cuidarse sola, le advertí antes de separarnos y me dijo que sabía que algo iba mal con Clione-ya pero aún así...
—¿Aún así...?
—Nada, sigamos buscando.










Raiden, Sachi y Penguin se dirigían a paso rápido hacia la plaza central de la villa, Hisao les había explicado que antes de que los marines comenzaran a recaudar el dinero casa por casa se reunían en dicha plaza y comenzaban el trabajo desde ahí para organizarse por calles. Raiden iba a la cabeza con sus compañeros siguiéndole a cada lado, la chaqueta de la Marina se movía ligeramente por el viento mientras esta descansaba en sus hombros. Sachi y Penguin estaban emocionados pero tenían una expresión seria en el rostro, las gorras de la Marina oscurecían sus ojos, si algo salía mal por su culpa estaban seguros de que Karen les asesinaría así que intentaban comportarse lo mejor que podían.

—Recordad que hay que ganar el mayor tiempo posible. —Susurró Raiden sin dejar de mirar al frente.
—Aye. —Contestaron los chicos. Penguin giró ligeramente la cabeza hacia un lado y vio a Bepo caminando mientras se ocultaba entre puestos o cualquier cosa que se pusiera delante, él y el oso cruzaron miradas durante un momento y ambos asintieron.
—Bepo está en su puesto, Rai... quiero decir, inspector Akiyama. —Raiden suspiró.
—¿Teníamos que usar ese apellido?
—A Karen-san le pareció divertido, señor. —Se siguió burlando Sachi, Raiden volvió a suspirar.

Pronto llegaron a la plaza y justo a tiempo, porque en ese momento unos marines estaban rodeando a una joven de cabellos azules que se encogía en el sitio, asustada, mientras los demás habitantes del pueblo observaban impotentes lo que ocurría. Raiden entró en escena de una zancada y se interpuso entre la joven y un marine que se estaba acercando con una daga la cual paró con su propia mano, haciéndole un gran corte en esta.

—Pero qué... —Se sorprendió el marine, Raiden aprovechó la confusión para agarrar con mayor fuerza la hoja de la daga y arrancársela al marine de las manos para luego tirarla al suelo. —¿¡Quién te crees que eres para hacer eso!? —Un par de rifles y espadas apuntaban a Raiden pero este no se inmutó porque Sachi y Penguin también se habían acercado y ahora apuntaban al grupo con sus propios rifles a cada lado. El marine que había estado a punto de cortar a la chica miró a los tres hombres que habían aparecido de la nada y fue entonces cuando se percató de los uniformes que llevaban y ordenó a sus hombres a bajar las armas. Raiden sonrió de medio lado.
—Bajad las armas vosotros también. —Sachi y Penguin hicieron lo que les dijo y luego se acercaron a la chica para preguntar que si estaba bien, esta asintió y luego miró la mano ensangrentada de Raiden, gotitas de sangre comenzaron a caer al suelo.
—¿Quiénes sois? —Preguntó el marine.
—Soy el inspector Akiyama y estos son mis subordinados. Nos han mandado a los tres desde el Cuartel General de la Marina para observar y hacernos cargo de la situación de Isla Hana. —Raiden frunció el ceño y giró la cabeza para observar a la chica a sus espaldas. —Y ya veo por qué.

La gente alrededor empezó a susurrar y el marine tragó saliva.

—Ve...verá, esto no es lo que parece solo intentaba...
—Ahórrese las explicaciones para más tarde. —Le interrumpió Raiden, que se había dado la vuelta y se había agachado junto a la chica ofreciéndole su mano buena para ayudarla a levantarse. —¿Está bien señorita...?
—Lucille, llámeme Lucille. Sí, muchas gracias señor. Pero su mano...
—No hay de qué preocuparse, se curará enseguida, lo importante es que tú estás bien, Lucille. —Le sonrió Raiden, la peliazul se sonrojo y asintió y Raiden le volvió a sonreír antes de cambiar de expresión y volverse hacia los marines. —Tengo entendido que aquí manda la Capitana Aika, quiero hablar con ella. Ahora. —El marine tragó saliva y dio un paso hacia detrás, asustado.
—Lo siento inspector Akiyama pero me temo que eso no será posible.
—¿Y eso por qué si se puede saber?
—La capitana Aika se encuentra en el cuartel en estos momentos, pero con mucho gusto podemos llevarles hacia allí. —Raiden se quedó callado y luego se giró hacia Sachi y Penguin que también se habían quedado sin palabras.
—¿Cabe la posibilidad de que la capitana se acerque hasta aquí?
—Lo siento inspector pero eso tampoco será posible, ¿por qué? ¿Supone algún problema?
—No. Por favor llévenos al cuartel inmediatamente. —Todo el grupo de marines y los tres chicos emprendieron la marcha, no sin antes girarse hacia Bepo que seguía escondido y hacerle una señal que el oso entendió al instante.












Law acababa de salir de otra habitación vacía para reunirse con Aki en el pasillo.

—Nada por aquí tampoco. —Aki suspiró.
—Espero que Karen esté teniendo más suerte que nosotros, capitán.
—Bueno, sigamos buscando.

Ambos chicos retomaron la marcha, se habían dado cuenta desde hacía rato que esa ala del cuartel era poco transitada y que ni siquiera habían escuchado a nadie caminando a la distancia pero, aún así, siguieron su camino por si acaso. En ese momento el den den mushi que Aki tenía en su bolsillo empezó a sonar y el muchacho lo descolgó enseguida.

—¿Si?
—​Aki-san, ¿está el capitán contigo?
—Estoy aquí, Bepo. —Law había escuchado al oso preguntar por él y lo había notado algo nervioso.
Capitán tenemos problemas. —Law arqueó una ceja.
—¿Qué ocurre? —Bepo entonces procedió a contarle lo que había sucedido pocos momentos antes y el cirujano tuvo que aguantarse las ganas de darse de cabezazos contra la pared. —Está bien Bepo, sigue a los chicos pero intenta que no te vean. Avisaré a Karen inmediatamente, tened cuidado.
¡Aye capitán!

Law cortó la llamada y cogió aire para luego marcar el número de Karen.
—Cómo sigan sucediendo tantos imprevistos Karen se va a volver loca. —Le dijo Aki.
—No solo ella... —Por fin Karen descolgó la llamada del otro lado. —Karen. —La llamó Law.
¡Law! Estaba a punto de llamar, hemos encontrado el despacho y Clione está llamando justo ahora al Cuartel General. ​—El cirujano frunció más el ceño.​ "Mierda" p​ensó.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora