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Karen estaba acostada en la cama de su habitación, no había hablado desde que habían salido de la zona portuaria y Letty, que la había ayudado a cambiarse y ahora seguía a su lado cuidándola, comenzaba a preocuparse de verdad. Ella también se había cambiado, ya que Karen le había prestado ropa para que ambas se quedaran juntas esa noche. Mientras, la pelinegra seguía con la vista perdida y parecía que estaba en un estado de shock.

Armándose de valor, no pudiendo aguantar ver a la joven así por más tiempo, Letty se sentó en el borde de la cama y miró a la pirata.

—Karen-san. —La voz de la pelirroja sonaba dulce pero firme a la vez y, tal vez por eso, Karen salió del limbo donde se encontraba su mente y miró a la otra chica. —¿Estás bien?

La estratega abrió la boca para decirle que sí, que estaba bien, pero, por alguna razón, las palabras se le quedaron en la garganta. Karen se mordió el labio y tras pensárselo mejor por fin contestó.

—No lo sé...
—¿Te duele algo?
—No es eso... es solo que... —Karen volvió a callarse pensando en que quizás sería mala idea contarle a Letty lo que había soñado y, esta, al ver que la chica estaba dudando, cogió sus manos entre las suyas.
—Karen-san, sé que nos conocemos desde hace menos de un día pero si hay algo que te molesta puedes contármelo. Las mujeres tenemos que apoyarnos entre nosotras. —Karen miró a la chica a los ojos, Letty la miraba con determinación y podía apreciar que de verdad quería ayudarla y sonrió un poco ante la pequeña muestra de afecto que le mostraba alguien de su mismo sexo después de tanto tiempo, al fin y al cabo, ella también necesitaba desahogarse con una amiga. Sin embargo, tras pensárselo un poco, decidió no contarle nada acerca de su extraño sueño ni nada relacionado con Thatch pero, aprovechando la situación, decidió desahogarse con otro tema que la llevaba molestando ya bastante más tiempo del que se merecía.
—Es sobre Law y Kid. —Karen se sentó en la cama y se encogió para abrazar sus rodillas. —Law y yo tuvimos una discusión esta mañana... bueno, en realidad siempre estamos discutiendo, pero lo de esta mañana fue diferente. —Letty se había subido a la cama y ahora estaba enfrente de la pelinegra escuchándola atentamente. —Me empezó a decir que desde que estaba viajando con ellos solo les había causado problemas y que se arrepentía de haberme dejado unirme a ellos temporalmente.
—Oh... no esperaba que Law-kun te pudiera decir esas cosas.
—¿Huh? Me sorprende que pienses eso. Deberías saber cómo es, ya que estás al tanto de lo que pasa en el mundo de la piratería y de la reputación que gana cada uno.
—Bueno, sí que soy consciente de la reputación de Law-kun pero... tú tampoco tienes muy buena reputación Karen-san y, aún así, eres todo lo contrario de lo que dicen esos periódicos. —Karen rió por lo bajo ante la pequeña explicación de Letty. ​"Tan inocente". P​ensó.
—Supongo que tienes algo de razón. —Dijo por fin.
—Hmm. De todas formas, no me refería a la personalidad de Law-kun. —La pelinegra arqueó una ceja.
—¿A qué te referías entonces?
—Pues que no me esperaba que Law-kun pudiera decirle ese tipo de cosas a la chica que le gusta.
—...

Karen se quedó sin palabras y miraba a Letty con la boca entreabierta, hubo un silencio incómodo durante lo que parecieron horas hasta que al final la estratega no pudo evitarlo y comenzó a reírse a carcajadas. Letty frunció el ceño y miró a la chica confusa.

—¿Qué pasa? —Karen siguió riéndose durante unos momentos más y por fin consiguió coger aire.
—Lo siento Letty, es que me resultó muy gracioso que te pensaras que le gustaba a Law.
—¿No estáis saliendo? —Karen negó con la cabeza. —¿Y estás segura de que no le gustas?
—Al cien por cien. —Letty hizo una mueca con la boca y pensó en lo espesa que era su nueva amiga para cosas tan sencillas como esa, pero lo dejó pasar.
—¿Y a ti te gusta él?
—¿¿¡¡Huuuuh!!?? —La pirata puso cara de asco. —¡Pues claro que no! —La pelirroja río al ver que Karen se había alterado.
—Está bien, está bien. Volviendo al tema, entonces Law-kun te dijo todo eso... ¿y qué pasó después? —Karen suspiró y comenzó a contarle todo, lo que había pasado después de la discusión con el cirujano en el bosque, su encuentro con Kid en el balcón y luego todos los sucesos de la noche hasta llegar hasta ese mismo momento, saltándose todas las partes que tenían que ver con Thatch.

Letty tenía un dedo en la barbilla y miraba hacia un punto de la habitación pensando, la pelinegra seguía en la misma posición y ahora miraba a la pelirroja con una ceja arqueada esperando a que le dijera algo, esta al final lo hizo.

—Dime Karen-san, ¿y con quién quieres irte tú?
—Bueno... Law y yo hicimos un trato y acordamos viajar juntos hasta cumplirlo y supongo que me he hecho amiga de la tripulación y me he acostumbrado a viajar con ellos -la chica se pasó una mano por el pelo —y sé que a Kid lo conocí esta mañana y puede llegar a ser un... AGGGGGH... maldito hombre de neardental insoportable, pero, no es tan malo como lo pintan. —Karen hizo una pausa y recordó cuando Kid los arrojó a ambos por el balcón. —Bueno, más o menos.
—¡Oh! Eso me recuerda. Karen-san no te lo había dicho pero cuando la bomba explotó Kid-kun fue quien te salvó la vida. —Informó Letty. Karen abrió los ojos sorprendida.
—¿Qué?
—Así es. No sé si fue porque lo vio venir antes que ninguno de nosotros, pero antes de que ese pirata disparara ya había comenzado a correr hacia ti y consiguió llegar a tiempo. Cuando el humo se dispersó un poco y Law-kun llegó a ti vio que Kid-kun te había cubierto con su cuerpo, pero por la fuerza de la caída te diste un golpe en la cabeza.
—Oh... —Fue lo único que la pelinegra pudo articular. ​"¿Kid me salvó la vida? Eso explica la sensación de tener algo encima de mi". Se dijo la muchacha para si.
—Law-kun se veía muy enfadado, ¿sabes? De que otra persona te consiguiera salvar pero él no.

Karen entonces se acordó. Se acordó del momento en el que sabía que la bomba iba a explotar y en el que sabía que probablemente no iba a sobrevivir solo por ser descuidada. Se acordó de que sus ojos se habían conectado con los de Law como si así pudiera despedirse, olvidándose por completo de la discusión que habían tenido horas antes. La chica no pudo evitar sonrojarse un poco y giró la cabeza a un lado para que Letty no la viera, sin mucho éxito hay que decir, pero esta última solo sonrió para sí e intentó disimular.

—Bueno Karen-san, no quiero seguir presionándote. Estoy segura de que sabrás que hacer. Ahora, cuéntame algo de ti, cuéntame cosas sobre tus viajes.

La susodicha volvió a mirar a su amiga y le sonrió antes de contestar.
—¡Aye!







La mañana llegó acompañada por unos agradables rayos de sol, ambas chicas se habían despertado después de una larga noche hablando sobre sus vidas y sobre las cosas que querían hacer en el futuro. Karen sabía que tarde o temprano tendría que salir y hablar con Law y con Kid pero decidió que, solo por esa vez, se quedaría descansando en la habitación y Letty, entendiéndola, se fue prometiéndole que le diría a los chicos que la dejaran descansar.

El día había transcurrido tranquilamente y a Karen no la molestaron en todo el día, por lo que suponía que Letty había cumplido con su palabra y le había dicho a todo el mundo que la dejaran descansar. Lo que más le sorprendía es que, conociendo a Law y observando la personalidad de Kid, ninguno de los dos hubiera aparecido por su habitación a esas alturas. La pelirroja había aparecido al mediodía para llevarle el almuerzo a la estratega y habían hablado un rato, la pelinegra se había quejado de que le apetecía salir a la piscina a al menos coger un poco de sol pero que no quería estar rodeada de gente por ahora y, entonces, Letty le había ofrecido las llaves de la piscina interior, la que tenía agua dulce para que aquellos usuarios de frutas del diablo pudieran bañarse y divertirse también y, le había dicho que podía usarla de noche y tenerla para ella sola. Y ahora Karen se encontraba ahí, con su bikini puesto, una toalla y ropa que ponerse para después en una mano y las llaves en la otra, la chica había dejado todas sus pertenencias en una esquina y ahora se encontraba al borde de la piscina observando el agua con una pequeña sonrisa en el rostro. ​¿Hacía cuánto que no nadaba? Y sin darle más vueltas al asunto se sumergió en el agua de un salto olvidándose de todos los problemas que le habían surgido hasta ahora y que tendría que arreglar.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora