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—...a...en...an... ...ap...an

La cabeza de Karen daba vueltas.

—¡K...n...san...! ...pi...n!

La chica comenzaba a escuchar unas voces, pero no entendía nada. Estaba muy oscuro y hacía frío.

—¡Ka...e...san!

¿Alguien la estaba llamando?

—¡No resp....e!

¿Que estaba pasando? Oía unas voces en su cabeza que sonaban como si estuvieran muy lejos. La estratega comenzó a recuperar la consciencia. Notaba unas manos sobre ella y una voz que sonaba un poco más cerca que las otras.

—¡Ha perd...o muc... angre! ... ¡...cab...a!

¿Estaban hablando de ella?

—¡...ren! ¡Des...rta! ¡Ka...n!

¿Law?

—¡Karen! ¡Por favor, despierta!

Karen abrió los ojos y deseó no haberlo hecho. Sintió como en su cabeza estallaban cosas que no deberían estallar, como si la hubieran disparado 80 veces, y había recibido más de una bala a lo largo de sus años de piratería para saber cómo se sentía (no en la cabeza, pero ese no es el punto). La chica estaba totalmente desorientada, veía puntitos negros a donde quiera que mirara y tenía frío, pero, sobre todo, le dolía todo.
Si Karen tuviera que hacer un "top 10 dolores físicos más intensos que había sentido en su vida" estaba segura de que ese momento estaría peleándose por el primer puesto. Aunque, ahora que lo pensaba, aquella vez que había salido volando por los aires porque le había explotado una mina mientras investigaba una cueva con Blenheim le había dolido bastante, de hecho tuvo que estar en cama durante tres semanas y... Ups, ¿estaba comenzando a desvariar? Ugh, genial.

—¡Está despierta! —Sí, lo estaba... por desgracia.

Alguien le había gritado al lado y, si hubiera tenido las fuerzas suficientes, o bueno, si hubiera visto algo más allá de un palmo, le habría mandado volando a las aguas del Grand Line. Por favor, ¡le dolía la cabeza! ¿¡Es que nadie era capaz de tener un poquito de respeto hoy en día!?

—Chica, ¿me escuchas? —Claro que lo escuchaba, habría que estar sordo para no hacerlo. —¡Sigue sin responder!
—¡Dale tiempo Dan-ya! ¡Probablemente tenga una contusión! ¡No la muevas! —Esa voz se le hacía más conocida y agradable, pero por alguna razón la escuchaba más lejana.
—¿...L...aw? —Wow, ¿quién acababa de hablar? Sonaba como un auténtico despropósito.
—¡Ha hablado! ¡Está llamando por ti, Trafalgar! —Oh, pues vaya. —Oi chica, por favor dime qué no vas a morir ni nada por el estilo.

Karen cerró los ojos para volver a abrirlos de nuevo, esta vez su visión se había centrado más y ya no veía ningún punto negro que le atormentara la vista, sin embargo, la cara de Dan no era lo que esperaba ver de primeras.

—Ughhh. —Dan soltó un suspiro aliviado al ver que la joven al fin respondía y hablaba, bueno, gruñía. —¿Qué...?
—No hables ni te muevas, te has dado un buen golpe al ca... ¡OI! —Dan había parado a media frase al ver que la pelinegra estaba haciendo el amago de incorporarse. —Te he dicho que no te muevas, ¿estás loca?

Esta hizo caso omiso a lo que le decían. Karen estaba congelada, sin embargo sentía algo caliente que le caía por un lado de la cara y la cabeza, la chica levantó la mano y al bajarla vio que el guante estaba lleno de sangre. "Ouch". Ahora que estaba despierta del todo, podía apreciar que un fuerte dolor venía del lado derecho de su cabeza. Ignorando el dolor por el momento, la muchacha levantó la vista en busca de sus amigos sin éxito, antes de poder preguntar dónde estaban, alguien la llamó.

El destino no existe (Law x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora